Sánchez y Venezuela, entre las posturas enfrentadas de Felipe González y Zapatero
En la historia de las relaciones entre España y Venezuela, que esta semana ha escrito un relevante episodio -con la acogida en nuestro país del candidato opositor al chavismo, Edmundo González- Pedro Sánchez acumula ya un amplio historial, no exento de momentos delicados y de declaraciones de diverso tipo, tanto en su papel como líder de la oposición entre 2014 y 2018 como en el que desde ese año ejerce como presidente del Gobierno. Su época no alcanzó la de Hugo Chávez, fallecido después de haber padecido un cáncer en 2013, pero sí la de Nicolás Maduro. Y como es evidente, se encuentra condicionado por el antagonismo radical sobre esta materia (más que sobre ninguna otra) que mantienen sus dos antecesores socialistas en La Moncloa, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Del primero de ellos estuvo más cercano en sus primeros años como secretario general de los socialistas, que coincidieron además con la potente irrupción de Podemos en el escenario político nacional, un partido que de la mano de Pablo Iglesias rozó en 2016 el sorpasso al PSOE. Y que desde su entonces líder a varios de sus dirigentes más importantes, singularmente el hoy portavoz parlamentario de Sumar, Íñigo Errejón, contaba en sus filas con muy fieles devotos del régimen chavista. Noticia Relacionada estandar No Edmundo González se reúne con todos los expresidentes españoles menos con Zapatero Inés Ruiz-JiménezEra cuando Sánchez tildaba a los morados de «populistas», años antes de gobernar en coalición con ellos, lo que hizo a partir de 2020, y desde las filas socialistas se les reprochaba abiertamente su sintonía con el Gobierno de Maduro. En septiembre de 2015, hace ahora nueve años, Sánchez recibió en Madrid a Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, hoy exiliado en España y entonces encarcelado por el chavismo en la prisión de Ramo Verde. Y tras el encuentro exigió en tono muy severo a Iglesias que pidiera disculpas por la justificación que varios dirigentes de su partido habían hecho de la condena a López, que no dudó en tildar de «miserable». Un lustro después de aquellas palabras, en octubre de 2020 y ya como presidente de un Gobierno con Iglesias de vicepresidente, López llegó a España, tras su fuga de Venezuela, donde era perseguido por el régimen, y Sánchez puso buen cuidado en recibirle en la sede del PSOE en Ferraz, para evitar hacerlo en La Moncloa, algo que sin duda le hubiera provocado un conflicto interno de envergadura en su Gabinete. Reconocimiento de GuaidóUn año antes del recibimiento a López, y cuando apenas llevaba meses en La Moncloa tras la moción contra Mariano Rajoy de 2018, aún sin Podemos en el Gobierno, Sánchez tuvo que afrontar, como el resto de mandatarios europeos e incluso internacionales, el dilema de si reconocer o no a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea de Venezuela que se proclamó como presidente encargado del país. Y resolvió reconocerle el 4 de febrero de 2019, después de haberle exigido a Maduro la celebración de «elecciones libres, democráticas y transparentes», en palabras del propio Sánchez durante una comparecencia en Moncloa para oficializar el reconocimiento a Guaidó. Sánchez, cuyo ministro de Asuntos Exteriores era entonces Josep Borrell, se sumó así al reconocimiento de unos sesenta países, y presumió de liderar esa postura en el seno de la Unión Europea (UE).Pedro Sánchez y Leopoldo López en la sede del PSOE ABCConviene no perder de vista el papel que desde hace dos años ostenta Sánchez como presidente de la Internacional Socialista (IS) -el primer español de la historia en alcanzar ese puesto-, organización en la que se inscribía hasta principios de este año la formación política de Leopoldo López y de Juan Guaidó, Voluntad Popular. Sin embargo, la número dos de Sánchez en el organismo, Paulina Lampsa, anunció el pasado mes de febrero su expulsión por no cumplir la línea ideológica de la IS. Voluntad Popular replicó que llevaba años sin formar parte activa de ese Internacional dado que algunos de sus miembros habían sido «flexibles» con «la dictadura de Maduro», algo injustificable para el partido venezolano pues, señalaron entonces, «la lucha contra las dictaduras y las autocracias no debe distinguir de ideologías». En cuanto a José Luis Rodríguez Zapatero, no es ningún secreto que la frialdad inicial de su relación con Sánchez, tras apoyar el expresidente siempre a sus rivales internos, primero a Eduardo Madina en 2014 y tres años después a Susana Díaz, ha ido dando paso a una gran simbiosis política, que eclosionó con la activa participación de Zapatero en la campaña de las elecciones generales de julio de 2023. Tras la acogida a Edmundo González, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, elogió el papel de Zapatero, del que dijo que «lleva ya muchos años jugando un papel muy positivo en la liberación de detenidos políticos en Venezuela y tiene una interlocución muy fluida con el Gobierno y la oposición». Ya en su rueda de prensa de balance del curso político pasado, antes de las vacaciones de verano, Sánchez se sumó a la exigencia a Maduro de que publicase las actas de las votaciones. Y el pasado fin de semana, durante su discurso ante el Comité Federal del PSOE, calificó de «héroe» a Edmundo González, al que finalmente recibió en Moncloa este pasado jueves.