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La reciente ruptura familiar del clan Suescun vivía anoche un nuevo episodio. Desde que en agosto Maite Galdeano relatase en sus redes sociales a través de vídeos la situación en la que se encontraba tras ser expulsada de la casa en la que compartía espacio con su hija Sofía Suescun y su novio Kiko Jiménez , la guerra de acusaciones entre todos daba comienzo y la relación de uña y carne que tenían madre e hija saltaba por los aires. Cuando no quedaba ya ningún miembro de la familia por pasar por el programa de las noches de los viernes de Telecinco, ‘¡De Viernes!’ convencía a los principales enemigos declarados de la historia para tender puentes a su reconciliación. Lo que aparentaba ser una buena relación de familia de la que han presumido sus componentes en numerosas ocasiones en sus redes sociales, terminaba siendo el campo de batalla más comentado del verano. Maite acusaba a Kiko de tener una actitud tóxica con su hija y a ésta de haberse dejado manipular por su novio llegando hasta el punto de decidir echar a Galdeano del hogar para que dejase de interponerse en la vida de los novios. te recomendamos estandar No Julián Muñoz se sincera sobre el cáncer que padece: «Ahora tomo 20 pastillas diarias. Estoy jodido, pero en esencia, soy feliz» Ricardo Sanz estandar No Gente Fran Rivera y Lourdes Montes anuncian que serán padres por tercera vez Ricardo SanzViéndose en la situación en la que había terminado, recurría a sus redes sociales para lanzar los primeros ataques al exconcursante de ‘Supervivientes’ y otras llamadas de atención a su hija. Tras las últimas semanas de apariciones en platós para contar su propio relato de los hechos tanto de Sofía y Kiko, como de Maite y de su hijo   Christian Suescun , el mediador del conflicto, ‘¡De Viernes!’ reunía anoche a suegra y yerno para tratar de solucionar sus problemas sin lograr el objetivo. Ambos intervinieron por separado, no cesaron en sus ataques y Kiko terminó abandonando el programa por la impotencia que le provocaba el testimonio de Galdeano. Turno del yernoLa primera intervención de los familiares en el programa corrió a cargo de Kiko Jiménez, que se sentaba en solitario en el plató sin coincidir físicamente con su suegra, que se mantenía atenta a su entrevista viéndola y reaccionando a ella desde otra sala cercana. Kiko volvió a relatar su versión de los hechos y detalló la relación familiar de Maite Galdeano mientras ella gesticulaba negándolo todo a través de la pantalla. Tras reconocer que no cree que las palabras de perdón de su suegra son verdad y actualizar el estado por el que atraviesa su novia en estos días alejada de su madre, Jiménez trataba otro asunto grave de Maite del que ya le acusó su hijo Christian en la entrevista que concedió en el mismo plató. Suescun narró algunos episodios de violencia que ejerció su madre sobre él desvelando que incluso llegó a romperle el cartílago de una oreja con un fuerte tirón que corroboraba su cuñado en directo. «Eso que cuenta Cristian es verdad. Maite trata con mucha violencia a su hijo, se pone nerviosa y arremete contra el que esté delante. Siempre ha tratado mal a su hijo, siempre se ha comportado como si solo Sofía fuese su hija, yo he vivido muchas veces cómo trata a su hijo y no es como una madre se comporta», dijo Jiménez sobre los actos de su suegra, quien trataba de defenderse alegando que no era verdad.Perdón y lamentacionesEn la segunda parte de la expectante reconciliación, Maite se sentaba ahora en el plató y Kiko lo hacía donde antes se encontraba su suegra, que intervenía después de haber estado muy atenta a lo que dijo su yerno. Tras confirmar que asistir al programa era lo único que podía hacer para que su hija le prestase atención en estos momentos en los que lo está «pasando fatal», y dar el brazo a torcer dirigiéndose a su yerno para recomponer la familia, una vez frente a los colaboradores arremetía contra Kiko sin miramientos. «He tomado nota de todo lo que ese señor ha dicho y sigo diciendo que esto que me están haciendo no lo pueden hacer, porque me han dejado como si de repente yo no estuviera, como si todos ellos estuvieran muertos de un día para otro. Esta noche Kiko lo único que ha hecho es provocarme, intentar pincharme para que yo salte, pero no lo va a conseguir porque a mí lo único que me interesa es recuperar a mi niña», respondía a todo lo dicho en el turno de Jiménez. Sin embargo, su intención de acercarse a su hija no puede llevarse a cabo en el presente porque la exconductora de autobuses no tiene con qué ponerse en contacto. «Mi hija me ha dejado hasta sin teléfono porque ella pagaba mi línea y la suya y ha cancelado la mía, ha dejado de pagarla y me he quedado sin teléfono, incomunicada total. Por favor, Sofía, cambia la titularidad de la línea, ponla a mi nombre», aseguraba ante la incredulidad de todos los presentes al saber que no se planteaba ni siquiera cambiar de número de teléfono. No se produjo el encuentroCon la tensión entre ambos en su máximo punto, los presentadores les preguntaron si estaban dispuestos a acercar posturas en plató y reconciliarse de una vez por todas, a lo que Kiko contestó negativamente con rotundidad. «Parece que a él le apetece estar distante. No sé por qué. Si por interés está orquestando todo», indicaba Maite entonces hasta que su yerno perdió la poca paciencia que le quedaba y se levantó de la silla en la que había estado sentado escuchando las respuestas de Maite exclamando: «Me voy fuera a esperar al debate de Gran Hermano», refiriéndose a que volvería a entrar cuando el programa tratase las novedades de la casa de ‘Gran Hermano’. En ningún momento posterior Kiko y Maite se encontraron, puesto que cuando él regresó al programa ella ya lo había abandonado. Además de protagonizar el no encuentro, Kiko Jiménez reveló sin querer el nuevo paso que había dado en su vida y que afectaba directamente a Maite Galdeano. Hablando de la casa en la que dormía con Sofía se le coló sin darse cuenta el pronombre «nuestra», desatando a curiosidad de los colaboradores ante los que tuvo que responder que ahora mismo él y su novia viven juntos aunque no de manera oficial, pues él aún tiene sus cosas en su domicilio y no descarta mudarse definitivamente en un futuro.