Sánchez llama a la UE a «reconsiderar» los aranceles a los coches eléctricos chinos
Los famosos cambios de opinión del presidente del Gobierno Pedro Sánchez son desde hoy conocidos hasta en China. Al término de su visita oficial esta mañana, Sánchez ha reconocido estar «reconsiderando» su posición ante los aranceles impuestos por la Unión Europea a los coches eléctricos del gigante asiático, y ha llamado a otros estados miembros a hacer lo mismo para evitar una guerra comercial «que no beneficiaría a nadie».El conflicto arrancó en septiembre de 2023, cuando la Comisión Europea anunció una investigación a las ayudas concedidas por China a su industria de coches eléctricos para valorar una supuesta competencia desleal. «Los mercados globales están inundados de coches eléctricos [chinos] más baratos, y su precio se mantiene artificialmente bajo por enormes subsidios estatales», denunció entonces la presidenta Ursula von der Leyen .Noticia Relacionada estandar Si Cerdos por coches: Xi Jinping pone a prueba a un solícito Pedro Sánchez Jaime Santirso El presidente del Gobierno inicia su segundo viaje a China en un año y medio, ante una guerra comercial en ciernes que amenaza al porcino españolLas pesquisas aceleraron hasta aranceles provisionales el pasado mes de junio. España, Francia e Italia apoyaron con sus votos la medida, mientras que Alemania, Finlandia y Suecia se abstuvieron.En su empeño por dominar las tecnologías del futuro, el régimen ha impulsado mediante copiosos estímulos la popularización de vehículos eléctricos, generando una industria líder a nivel mundial cuya avanzada cadena de producción controla de principio a fin. Tanto es así que, en un giro histórico, la UE ya importa más coches desde China de los que exporta allí –516.000 unidades frente a 412.000 en 2022, según datos de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles–.«He tenido la ocasión de sentarme y también de conducir, aunque sea un poco, un vehículo eléctrico chino y he de decir que es de matrícula de honor, francamente avanzado», ha apuntado hoy Sánchez, jovial, a pregunta de los medios oficiales del país. «Creo también que las grandes marcas europeas tenemos que aprender mucho de esa tecnología y de esos avances producidos por las marcas chinas».La maniobra de la UE circula así en dos sentidos . Uno, penalización por una profunda intervención estatal que desvirtúa el mercado; dos, y más importante, defensa preventiva ante el acaparamiento de un sector crítico por parte de un régimen potencialmente hostil –un enérgico escarmiento ruso–.Presión de ChinaEste es el contexto de la visita oficial del presidente del Gobierno a China concluida hoy, la segunda en apenas quince meses, una insistencia sin precedentes en el histórico de relaciones pero bienvenida por el régimen, deseoso de obtener un «no» español en la votación definitiva de los aranceles programada por la Comisión Europea para finales de octubre.Varias voces con conocimiento de causa han revelado a ABC la existencia de una intensa campaña de presión china en ese sentido. Fuentes gubernamentales, sin embargo, aseguraban a este medio antes de la partida de la delegación que la naturaleza del voto no estaría sujeta a debate en Pekín, aunque días después confesaban que la cuestión había sido planteada de manera explícita por sus anfitriones.China ha focalizado en España su campaña de coacción, como demuestra que su primer contraataque a los aranceles consistiera en anunciar una investigación a los productos de porcino, un golpe en el lomo a nuestro país , origen de casi la mitad de las remesas europeas y su primer proveedor a nivel mundial.«Hemos manifestado a las autoridades chinas nuestra sorpresa por que se haya encontrado en esta negociación comercial potenciales sanciones a un sector [el porcino] que nada tiene que ver con la automoción», ha protestado Sánchez. «La negociación continúa abierta pero el sector porcino puede tener la garantía de que el Gobierno de España lógicamente va a defender sus intereses».Truco sanchistaEsta amenaza, además, desestabilizaría aún más el acusado déficit comercial bilateral, con diferencia mayor en las cuentas patrias, y cimentado por factores estructurales como la falta de reciprocidad en el acceso al mercado. De acuerdo a datos del ministerio de Economía, en la primera mitad del curso España importó desde China bienes por valor de 20.746 millones de euros pero solo exportó 3.474.Ante esta situación, Sánchez ha mantenido a su paso por el gigante asiático «tono positivo y actitud constructiva», llegando a ofrecerse a mediar entre la UE y China. «Apostamos por la resolución negociada y acordada dentro de las normas multilaterales que nos ofrece la Organización Mundial del Comercio», ha asegurado hoy durante su rueda de prensa. « No queremos, lo he dicho a lo largo de todos estos días, una guerra comercial que no interesaría a nadie».La estrategia de España pasa por facilitar que las negociaciones en marcha en el seno de la OMC terminen con éxito para, a continuación, aprovechar su posicionamiento para atraer la inversión directa china que formaría parte de una previsible solución, como ya sucediera en la década de los ochenta con las automotrices japonesas y sus plantas de construcción en Estados Unidos. «Tengo que ser sincero, todos nosotros tenemos que reconsiderar, no solo los estados miembros sino también la Comisión, nuestra posición respecto a este proceso. Como he dicho antes no necesitamos otra guerra , en este caso una guerra comercial, necesitamos construir puentes entre la UE y China, y desde España lo que haremos es tratar de encontrar una solución, un acuerdo», ha señalado. «Si me preguntan contestaré que, por supuesto, estamos reconsiderando nuestra posición».’No comment’ de la Comisión Europea La Comisión Europea ha respondido con un «no comment» ante las palabras de Sánchez, que van además en contra del informe de Mario Dragi sobre la competitividad de la economía europea, que recomienda una actitud «prudente» ante China. En privado, sin embargo, algunos funcionarios intentan explicarlo con referencias a los posibles temores del Gobierno español ante las represalias chinas sobre las exportaciones españolas de carne de cerdo o como una respuesta al anuncio por parte de Pekín de las inversiones en proyectos de hidrógeno verde en España. En todo caso, reconocen que la competencia sobre aduanas y comercio exterior corresponde a la Comisión, aunque en el caso de los aranceles, los gobiernos nacionales deben decidir si las confirman o no en una votación que tendrá lugar a más tardar a finales de octubre.