Antonio Fernández Jiménez ‘Chache’ : «Cada bollo que ha entrado en mi casa ha sido honesto»

Antonio Fernández Jiménez ‘Chache’ estaba en Las Palmeras desde antes de que el barrio existiera, cuando sólo era un poblado de casas portátiles : llegó siendo casi un niño y a sus 74 años tiene claro que no quiere otro lugar en el mundo para él y los suyos que el sitio en el que ha criado a sus seis hijos, cinco de los cuales siguen viviendo allí.-¿Usted sabe lo que es el hambre? -Pues claro… Yo me he tirado hasta cuatro días sin comer y al final me he tenido que llenar la boca con matojos de los que hay en los cementerios. Cago en la leche… Yo me he pasado días sin tener nada para comer, y sé lo que es que el hambre te diga ‘hasta aquí’. En mi casa hubo una época en la que las habichuelas y las lentejas eran un lujo, y sólo nos las podíamos permitir cuando nos las echaban en la lata con la que yo me paseaba por el pueblo para que nos dieran algo de comer: yo me iba por la noche de casa en casa para conseguir lo que pudiera, siempre pensando en los más pequeños, y luego los mayores a rebañar lo que quedaba. Era entonces un chaval, y desde entonces si ha entrado en mi casa un bollo con aceite los míos saben que se lo pueden comer con toda la tranquilidad del mundo, porque me lo he ganado honestamente. Y eso se lo pueden decir bien las personas que me conocen.Noticia Relacionada CÓRDOBA ENTRE LÍNEAS estandar No Joaquín Pérez: «La Iglesia ha de caminar hacia el servicio social» Rafael Aguilar Cumple 25 años al frente de la parroquia de la Consolación, que desde 2011 tiene su sede en el templo más vanguardista de la Diócesis, en Arroyo del Moro-¿Cómo olvida la pobreza alguien que la ha padecido?-No, no… Eso no se olvida. Las familias que la han vivido la tienen siempre en la cabeza por muy bien que luego le hayan ido las cosas o que la vida les haya deparado una suerte mejor. Eso no se olvida nunca, se lo digo yo.-¿Qué hace la miseria con la gente? ¿Cómo se mete en su mente?-Mire, la pobreza, desgraciadamente, denigra a una persona. La hunde, física, moral y mentalmente. Porque fíjese usted, ¿qué sentiría usted como padre si sus hijos necesitaran comer, y usted, con este cuerpo que Dios nos ha dado capaz de pegarle un perchazo a una columna y derribarla, no tiene más remedio que poner la mano para que le den un bocadillos a ellos? ¿Su dignidad dónde queda? ¿Y su hombría, dónde se la mete? Las consecuencias que acarrea la pobreza para una persona es sentirse fracasado como padre, como esposo, como ciudadano también porque tampoco aporta nada a la sociedad. ¿Sabe usted realmente lo que la pobreza provoca en una persona? Vívala, y posiblemente no tenga que hacerme esa pregunta. Yo no quiero ni oír hablar de la paga, yo no quiero vivir de ella, yo quiero tener un trabajo y ganarme el pan con el sudor de mi frente, que es lo que he hecho toda mi vida, ¿no? Tampoco me gusta ir a la puerta de la iglesia a pedir, ni a los bancos de alimentos.Asociaciones solidarias-Pero son necesarios, hacen una buena labor.-Ya, pero luego hay que llevarse la comida que te han dado a casa: si te dan dos kilos de garbanzos, de lentejas o de habichuelas eso no lleva condimentos para hacer el guiso, ni el pan, ni la bebida, y tienes que seguir pidiendo. La pobreza, por desgracia, denigra muchísimo al ser humano, en general, porque la persona que sea un poquito humilde y tenga un poco de conciencia, claro está, se hunde el moralmente. Eso les ha ocurrido a algunos vecinos, y han tirado por la vía más cómoda, para mí la más peligrosa. La de decir: ‘Si ustedes viven bien, yo tomo la determinación de que a mí no me humille nadie más, y yo voy a intentar vivir también bien’. Es una opción. -La droga, la delincuencia…-Claro, claro. Tienen que darle de comer a sus hijos. Siempre lo he dicho y lo vuelvo a repetir: nunca he estado ni estaré de acuerdo con la delincuencia, nunca he estado ni estaré de acuerdo con la droga, jamás he estado de acuerdo tampoco con la patada en la puerta. Pero sí disculpo algunas actitudes, sí que las disculpo, porque por desgracia nuestros hijos tienen la misma costumbre que los hijos del que más tiene, y que es cuando llega la hora de comer quieren tener el plato en la mesa. Mis hijos tienen la mala costumbre de que a la hora de comer quieren comer, y soy yo el que tengo que aportarles el plato, ¿entiende? Yo he tenido una capacidad para buscarle el pan a mis hijos, pero otros no tienen la misma. Y aquí cada uno adapta su capacidad de buscarse las habichuelas a su personalidad.El entrevistado enciende un cigarrillo al inicio de la charla con ABC VALERIO MERINO-Usted lleva aquí desde el año 1964, cuando estos bloques ni siquiera existían. Las Palmeras han avanzado mucho, pero sigue siendo un sitio prohibido para muchas personas.-Sí. Sí que es verdad. Hay que tener en cuenta que, como hemos hablado en otras ocasiones, las implicaciones o los proyectos para sacarnos de esta situación de exclusión y de sacarnos de esta realidad que vivimos de aislamiento han sido muy perezosos. Muy perezosos. No soy persona a la que le guste decir palabras gruesas, porque nunca las he dicho. Creo que cada uno en su trabajo tiene una visión de cómo tiene que hacer las cosas. A veces, lo que sí creo es que deberían ser un poquito más humildes.-¿Quiénes? ¿Los políticos?-Sí, deberían ser un poquito más humildes. Y entender que cada decisión que tomen a la hora de elaborar cualquier proyecto político, cualquier intervención en un barrio, debería estar más consensuada con los propios vecinos. Para que fuera más efectiva. Esto no quiere decir, porque nunca lo he dicho, que cuente con nuestro protagonismo. No, no, ni mucho menos. Pero sí es verdad que conocemos mucho mejor la realidad de las familias y del barrio, las necesidades reales, y podemos aportar para enriquecer el proyecto.-Entonces, cuando usted ve a un político que viene y presenta un plan de rescate, ¿qué piensa?-Bueno, como norma general, y con el debido respeto al que me escuché, pienso que es otra vez, que otra más de la muchas. ¿Se va a hacer realidad lo que promete? No, eso ya lo tenemos asumido. ¿Qué son, nada más promesas? Pues sí. Las promesas aquí nos sobran.«Quien ha sido pobre no lo olvida nunca, porque eso denigra a la persona y la hunde mentalmente»-¿Cuántas veces ha estado usted tentado de irse de aquí? ¿Por qué no lo ha hecho? ¿Por qué se ha quedado? -Le voy a hablar sinceramente: irme de aquí es una cosa que no me he propuesto nunca. Nunca he pensado en irme de aquí. ¿Por qué? Por dos razones esenciales. La primera, porque éste es mi barrio, porque ésta es mi casa. Y mientras yo pueda, a mí no me va a echar nadie ni de mi casa, ni de mi barrio. Eso lo tengo claro. Por otra parte, pues porque cuando tú has vivido la realidad que viven estas personas, las de este barrio, y ves esa voluntad y esas ganas de echarse para adelante y trabajar por y para remediar todas estas realidades que aquí estamos viviendo, todos estos problemas… Éste soy yo y éstas son mis consecuencias. A mí me gusta trabajar por y para ayudar en todo lo que pueda al resto de mis vecinos. Y si te vas lejos no se puede hacer nada. Pero estando dentro siempre puedes hacer algo. -¿Cómo se le explica a un niño que los taxis no entran nada más que hasta la puerta de su barrio o que han cerrado un colegio?-Explicárselo es dificilísimo. Entre otras cosas porque la desesperación y la desesperanza te hacen que cuando tengas que hablar con ellos seas muy precavido con lo que hablas y con lo que dices. Porque luego vienen las controversias. Es decir, todo lo que prometimos en su día no se va a cumplir el día siguiente, ¿no? Y claro, esos niños esperan que haya un resultado, que haya un… Pero el resultado era cerrar el único colegio que nos quedaba… Oiga, es que estábamos trabajando contra eso para que no ocurriera. Yo, por responsabilidad institucional me he reunido con los vecinos, en las asambleas que hacemos en los patios, lo he hecho muchas veces. Y les he dicho: ‘Mirad, que hemos presentado un plan integral, que en el plan integral va esto, va esto, esto y lo otro, que lo hemos llevado al Ayuntamiento, que hemos presentado dos mociones, casi tres ya, y todos los partidos políticos han estado totalmente de acuerdo en apoyar y en subvencionar el plan integral en sus máximas emergencias…’. Pero nada llega de verdad, y eso lo presentamos ya en el 2018. -Desesperante, ¿no?-Lo que está en nuestra mano es trabajar todo lo que nos sea posible por integrarnos como un barrio más de Córdoba de esta ciudad. Pero claro, ahora vienen las contras, ahora viene que hay un problema, a lo mejor, de unas imágenes que no son ciertas, cuidado, no digo que sean mentira, pero son una minoría, pero esa minoría hace muchísimo daño.-¿Confía en el proyecto del centro de inserción laboral donde estaba el colegio Duque de Rivas?-Sí, bueno, esos son los pasos que se han dado desde que se hizo esta asociación de vecinos, en la que trabajamos con todas las entidades para conseguir algo que nunca se había conseguido. Además, la Universidad de Córdoba hoy está aportándonos aquí una labor tremenda, ¿eh? Porque nos tienen becados los niños, cada año nos becan de seis u ocho, con la colaboración de la Caixa y de Fundecor, que también se implicó.Chache se crio en el campo y se ha dedicado a trabajos de derribo VALERIO MERINO PERFIL Veintisiete nietos y diez bisnietos Las fiestas familiares en casa de Chache y de su mujer son multitudinarias: tienen veintisiete nietos y diez bisnietos, demasiada gente para un piso de Las Palmeras , y con lo cual no queda más remedio que comer en varios turnos. Histórico militante de la asociación de vecinos La Unidad , que agrupa a los residente de uno de los barrios con menos renta de España, Antonio Fernández Jiménez se crio en el campo. «Hemos llegado a ser trece hermanos: vivíamos todos en una habitación de un cortijo que dividíamos colgando sábanas». Su mujer vivió de niña dentro de unos tubos de construcción abandonados. Chache se ha ganado la vida en una empresa de derribos y excavaciones.

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