Febrero comienza en Sevilla con la Virgen del Rocío y el vía crucis de la Hiniesta
Día de contrastes, con coros de campanilleros, tamboril y coros rocieros en un lado, y en otro, solemnidad, silencio, oración y música de capilla. Así transcurrió este primer sábado de febrero en Sevilla, enmarcado dentro del fin de semana de la Candelaria , una festividad que en la provincia se celebra por todo lo alto en varias localidades. En la capital, la jornada estuvo marcada por la salida extraordinaria de la Virgen del Rocío de la Redención y el primer vía crucis externo del año, el del Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta.Ambos actos coincidieron en algunos momentos de la tarde en el mismo entorno, el teniendo como punto de encuentro la capilla de los Servitas , que recibió a ambas hermandades con estilos totalmente dispares en un margen de apenas media hora, actos marcados de simbolismo para la corporación del Rocío y de la Hiniesta.El día comenzó con temperaturas bajas, que fueron en ascenso con el paso de las horas. Numerosos fieles acudieron a la plaza del Señor de la Redención para presenciar la salida de la Virgen del Rocío. Se trataba de un rosario extraordinario en paso, pero llevado a hombros, una tradición arraigada en la provincia que recuerda la forma en que se sacaban las imágenes en siglos pasados en Sevilla. La Virgen procesionó sobre el paso de Nuestra Señora de Aguas Santas, patrona de Villaverde del Río . La titular de la Redención estuvo algo más de doce horas fuera de la iglesia de Santiago por el primer congreso regional de hermandades de penitencia del Rocío, acto enmarcado por la coronación de la dolorosa.Un coro de campanilleros, característico también de la festividad de la Candelaria, amenizó el recorrido de la Virgen hasta el Santuario de los Gitanos. Durante el trayecto, la imagen fue presentada ante la Virgen de los Ángeles de los Negritos, la Virgen de la Sierra y los titulares de San Roque , dejando estampas para el recuerdo en la historia de las cofradías y de las citadas corporaciones. En torno a las once y media de la mañana llegaba la dolorosa a la sede de los Gitanos, con la Virgen de las Angustias en lo más alto del altar mayor por sus cultos. La Virgen del Rocío saliendo de la parroquia de San Roque M. J. R. RECHIEsto daba paso a la finalidad del acto: la eucaristía con las hermandades participantes en el congreso. Mientras tanto, en Triana, se inauguraba y bendecía la plaza de Jesús Basterra, un gran cofrade, capataz y, aún mejor persona, que tanto aportó a Sevilla y a su barrio de Triana a lo largo de su vida. El homenaje contó con la presencia del Ayuntamiento de Sevilla, diversas hermandades —especialmente la de su querida Madre de Dios del Rosario—, capataces, costaleros, otras instituciones, así como familiares y amigos.Con la llegada de la tarde comenzaba el regreso, acompañado por el tamborilero Gustavo Pedrero, quien inició su interpretación con la marcha La Saeta . Sin embargo, no fue la única música que sonó en el recorrido. A lo largo del trayecto, diversos coros rocieros acompañaron a la Virgen del Rocío con sevillanas, rezos y plegarias, en su mayoría dedicadas a la patrona de Almonte. Mientras tanto, en la aldea, la hermandad Matriz celebraba la festividad de la Candelaria.Un rato después de la salida de la Virgen del Rocío, en San Julián, todo era silencio y recogimiento. Daba comienzo el primer vía crucis externo del año, un acto que en este 2025 cumple 600 años desde su origen, una tradición nacida en Córdoba. El Cristo de la Buena Muerte presidía un culto imprescindible en la ciudad, cargado de simbolismo, con un recorrido inédito .Contraluces en el vía crucis del Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta M. J. R. RECHICuando eso ocurría, la Virgen del Rocío transitaba por San Román y el convento de Santa Isabel hasta alcanzar la sede de los Servitas , donde la esperaba el coro del Rocío de Sevilla. Allí se vivieron momentos de profunda emoción, con lágrimas entre muchos hermanos de la cofradía del Sábado Santo, quienes cada año recorren el camino por las arenas. Muy cerca, en Santa Paula, el Cristo de la Buena Muerte se adentraba en la iglesia del convento, en uno de los momentos más bellos del vía crucis. Sin desmerecer el resto del recorrido, este instante evocaba la sensación de un viaje en el tiempo, transportando a otra época de la ciudad . En ese instante se nóto el crecimiento poco a poco de las tardes, de ese olor a incienso que comienzan a dar las calles. Tras una complicada pero bien ejecutada salida de Santa Paula, dirigida por Rafael Ariza, el recorrido continuó hacia otro punto de gran recogimiento: el convento de las Siervas de María . Allí, los portantes de las andas situaron al Cristo de la Buena Muerte en el centro del patio y, rodeándolo, participaron en un emotivo momento de oración mientras las hermanas del convento le rezaban.El vía crucis de la Hiniesta en Santa Paula M. J. R. RECHICaía la noche, la Hiniesta se dirigía a los Servitas, se adentraba en la capilla de los Siete Dolores con una instantánea de la Virgen del Rocío en la puerta, un recuerdo que dejó esta tarde de dos hermandades pasando casi a la vez por este rincón. Del cante se pasó a la oración, dos estilos distintos y un mismo fin, evangelizar. Muy cerca, en la calle Sol, la Virgen del Rocío accedía a Los Terceros para visitar a los titulares de la Cena y a la Virgen del Carmen. Seguidamente, regresó por unos instantes a Santa Catalina, donde la esperaba la hermandad de la Exaltación, con sus sagrados titulares en el retablo mayor, aguardando el inicio de sus cultos la próxima semana. Así terminó un día festivo en la Redención, que pasadas las nueve de la noche volvió a Santiago, dando muestra, una vez más, del crecimiento abrumador de esta hermandad. En el entorno de San Marcos, continuaba el vía crucis con el Cristo de la Buena Muerte, que visitó la citada parroquia y el convento de Santa Teresa, con el que mantiene una estrecha vinculación. Cuando concluyan las obras de este templo, es muy probable que la imagen regrese a la iglesia para seguir reforzando esa conexión. Llegaría el momento de adentrarse en los hermosos callejones, santo y seña de esta hermandad que es una delicia ver cada Domingo de Ramos. El vía crucis de la Hiniesta m. j. r. rechiEra un acto que no solo había silencio, había contrastes, porque era bello admirar en el inicio del cortejo a esos niños jugando con la cera y acompañado de sus padres. El futuro en San Julián está más que asegurado. Minutos antes de las nueve de la noche concluía este culto externo. El domingo será un día importante en la Hiniesta, por ser el de la función y besapiés del crucificado. Así concluyó este 1 de febrero, dejando un mensaje claro: Sevilla es la ciudad de los contrastes, capaz de orar con Cristo y la Virgen en la misma zona, fusionando estilos opuestos con una armonía única.