Sara García Alonso: «No voy al espacio por motivos personales. Si voy es por trabajo»
Decir que es astronauta, y además la primera mujer española seleccionada por la Agencia Espacial Europea para futuras misiones espaciales, es algo rigurosamente cierto, pero que no define en absoluto a esta leonesa de 36 años, que se describe a sí misma como tímida y solitaria, pero sobre todo como curiosa. Y si es verdad que, como dijo Kant, «la inteligencia de un individuo se mide por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar», entonces Sara García Alonso es extremadamente inteligente. Porque nunca ha creído en dogmas absolutos, ni ha querido limitarse en ningún aspecto de su vida, ni poner barreras a su libertad intelectual, ni renunciar a cualquier posibilidad. Doctora en biología molecular, es investigadora en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) donde trabaja en la búsqueda de terapias personalizadas contra el cáncer. Incansable divulgadora de conocimientos, conferenciante y, ahora, autora de su primer libro (‘Órbitas’, en Ediciones B), la idea de presentarse como candidata a astronauta le llegó un día cualquiera, por casualidad. Una casualidad que cambió su vida, otra vez, y puede que para siempre.MÁS INFORMACIÓN noticia No La NASA aplaza al menos hasta marzo el regreso de los astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional-Dice en su libro que «una órbita es un camino que seguimos una vez adquirida la inercia necesaria para emprender el rumbo». Y sin embargo lo ha titulado ‘Órbitas’, en plural… ¿Significa eso que en su vida ha adquirido ya varias inercias diferentes, o que aún no ha adquirido ninguna?La inercia, es decir, el motor que me impulsa, es siempre el mismo, la curiosidad, para cada órbita es diferente, única e irrepetible. La esencia es que no hay una, sino muchas, y en el libro hablo de las ‘seis órbitas’ que, al final, definen la persona que soy ahora.-Decía Einstein que «es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada». ¿Está de acuerdo con esa frase?Las dos cosas, educación y curiosidad, son complementarias. La educación reglada no se puede evitar, todos tenemos que ir al colegio, al instituto, a la Universidad… pero no es excluyente, hay otra parte de la curiosidad que no está reglada, que hace que nos sigamos planteando preguntas, y eso es algo que dura para siempre.-También dice que la vida es una continua bifurcación de caminos, y que cada vez que elegimos uno, renunciamos a todos los demás. ¿Cree realmente que es posible ‘no elegir’? ¿Y vivir todas las vidas, como en la canción, ‘La del pirata cojo’ de Sabina?Sí, creo que es posible. Me niego a elegir un camino rechazando los demás, porque creo que se pueden llevar muchos caminos en paralelo. No me gustan las etiquetas, ni tampoco estancarme en algo. Se pueden vivir muchas vidas distintas, y elegir una no implica renunciar a todas las demás posibilidades.-Con 11 años ya se puso a calcular el tamaño del Universo… ¿Sabía ya entonces lo que quería ser?Es posible… Al rescatar ese cuaderno de mi infancia, me sorprendió encontrar ese dato, porque ser astronauta es algo que nunca me había planteado, por lo menos de forma consciente, aunque es posible que la idea siempre haya estado ahí…-¿Sigue siendo una persona tímida y solitaria?Soy introvertida. Y creo que he superado la timidez a base de ponerme retos. Me gusta mucho estar sola, aunque con los años me he adaptado a estar con mucha gente. La timidez era un límite, una barrera que no me permitía seguir creciendo. Y yo intento destruir todos mis límites.-También es usted divulgadora científica. Dice que «el lenguaje es la herramienta más potente y versátil del ser humano». ¿Por eso ha escrito este libro?Escribo desde pequeña, diarios y cuadernos, y este libro lo tengo en mente desde que tenía 15 años. Hace dos lo convertí en realidad, y me puse a escribirlo. Pero no sé si en el futuro escribiré otro.-En su libro recurre a Leeloo, la bella protagonista de ‘El quinto elemento’ encarnada por Milla Jovovich y que, junto a Bruce Willis, resulta ser el nexo que une tierra, agua, aire y fuego y gracias al que se salvará el mundo. ¿Qué hay de Leeloo en usted? ¿La curiosidad? ¿La inocencia? ¿O, como dice en el libro, ‘la mezcla ideal entre supermodelo y guerrera espacial’?Usé a Leeloo como percha, porque cuando nos seleccionaron a Pablo Álvarez, mi compañero, y a mí, nos compararon con ellos. Yo pelirroja y él con la cabeza rapada como Bruce Willis… pues había cierto parecido. Y eso me sirvió como percha para hablar de la relación de los elementos en el capítulo que se llama precisamente así, ‘El quinto elemento’. Pero no, yo no soy ese quinto elemento.-El 16 de febrero de 2021, mientras tomaba café, le llegó por WhatsApp el enlace de una noticia: ‘Europa busca mujeres astronautas para ir a Marte’. Se presentó, y aquí está… ¿Cómo fue esa historia? ¿Cómo se pasa de ser bióloga molecular a astronauta? ¿Pensó que tendría posibilidades?Cuando encontré el nexo de unión entre el trabajo de mis sueños, ser bióloga, y el de astronauta, que se convirtió en mi nuevo sueño, me di cuenta de que había varias cosas que los relacionaban. Por un lado, descubrí que tenía todos los requisitos necesarios para presentarme, y además el trabajo implicaba seguir investigando, que es mi prioridad, pero en el espacio y con las tecnologías y los sistemas más punteros. No me presenté a la ligera, sino que trabajé mucho la candidatura. Estuve dos meses preparándola. Invertí mucho esfuerzo y sí, tenía esperanzas desde el principio. Aunque me desanimé bastante al ver que éramos 23.000 candidatos para solo 17 puestos.-¿Cómo fue el proceso de selección? Intenso y desafiante, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Fueron 18 meses, con por lo menos 100 exámenes de todo tipo, cientos de pruebas médicas, y mucha incertidumbre. En cada fase se iba cribando gente. En la primera, que eran pruebas de inteligencia, de los 23.000 solo quedamos 1.400. Luego llegaron las pruebas médicas, y solo quedamos 100. En la siguiente fase, 25, y finalmente los 17 que lo conseguimos, cinco con contrato y otros 12, como yo, en la reserva.- Y cómo recibió la gran noticia?Me llamó por teléfono el director general de la ESA, y me lo dijo. Me pilló mientras iba andando, como suelo hacer, a mi trabajo en el CNIO. Me dediqué a mí misma 30 segundos para saborearlo, hablé con Pablo Álvarez, que también estaba seleccionado, puse el móvil en silencio y me fui trabajar.-¿Para cuándo cree que será su primer vuelo?No depende de mí, sino de que se abra una oportunidad. Eso es algo que deciden las agencias, la primera de ellas la NASA. Si surge una misión en la que encaje mi perfil, podrían seleccionarme para una próxima misión. Algunos vuelan muy pronto, otros tardan años.-¿Qué espera del espacio? ¿Qué cree que le aportará a nivel personal?No voy al espacio por ningún motivo personal. Es un trabajo, y si voy es para investigar. Hacer ciencia en el espacio transmite mucho a la sociedad. Yendo más allá podemos avanzar en las grandes preguntas del ser humano. Y eso inspira a las siguientes generaciones.-Cómo prefiere leer un libro, en papel o en formato electrónico?Prefiero el papel, pero como tengo tan poco tiempo, leo mientras camino hacia el trabajo, y en ese caso mejor electrónico. Por no hablar de los viajes… En formato electrónico puedo llevar muchos libros sin ocupar apenas espacio.-¿Iría antes a la Luna o al fondo de la Fosa de las Marianas?A la Luna. No soy muy amiga del agua. No es mi elemento favorito- Elija: una charla tranquila con un amigo o amiga o una fiesta con mucha gente.Una charla tranquila, siempre. No me gustan las fiestas.-Y después de ir al espacio… ¿Qué sueños le quedarían pendientes?Si consigo una misión espacial, se abrirán un sinfín de nuevas posibilidades, y esa incertidumbre me resulta atractiva y deliciosa. Después de cada paso siempre hay otro y no sabemos lo que habrá detrás. A los más jóvenes les recomiendo eso: que sean valientes y que sigan siempre adelante.