Jannik Sinner quiere dominarlo todo: «Puedo hacerlo mejor»

Lo que se intuía en 2024, ocho títulos, dos Grand Slams, 73 triunfos, seis derrotas, la última en octubre, se confirma en el inicio de este 2025: hay un líder que se pasea por el planeta tenis con un aura de indestructibilidad como en otras épocas, y superficies, mantenían otros como Federer, Nadal o Djokovic. Es un Jannik Sinner , 23 años, que domina el circuito en pista rápida desde un nivel estratosférico y que ha tenido otro ejemplo de máximo esplendor en este Abierto de Australia. Campeón el italiano sin titubeos ni grietas, sin remordimientos ni oposición, por mucho que Alexander Zverev lo intentara con buena cara hasta una pelota que quedó muerta en su lado de la red. Campeón el italiano en modo Sinner más auténtico y más autómata: preciso, milimétrico, potente, abrumador, intransigente, infranqueable, imperturbable. Una máquina se mire por donde se mire. Son tres finales y tres títulos (Australia 2024 y 2025 y US Open 2024) después de bajar la cabeza durante todo 2023 y aceptar que quizá no tenía ni el cuerpo ni la cabeza preparada para hazañas de este calibre. Le faltaba fondo físico y pulmones, decían; se agotaba en las citas a cinco sets. Fondo físico y pulmones que le sobraron ayer para frustrar a Zverev (27 años), tanto en su opción del primer set, con ataque continuo, como en la estrategia de los intercambios largos del segundo capítulo. No encontró el alemán nada más que un muro de granito, pero con la elasticidad de un espagueti, la capacidad de un pulpo para cazar cualquier ataque y la fortaleza de un junco para devolverlo todo más potente y mejor dirigido. Incluso después de recorrer cien veces la pista de lado a lado, incluso si el golpe lo daba en carrera o en derrape. Si a Zverev se le ocurría apelar a su servicio, ese que sumada su altura, 1’98, a sus brazos, forman una catapulta en la que la pelota cae desde un tercer piso, ahí volvía a estar Sinner, hoy por hoy, de los mejores restadores del circuito, con permiso de Djokovic, con una lectura impecable de cada misil rival.Noticia Relacionada Tenis estandar Si Madison Keys, triunfo a la paciencia, el orden y la perseverancia Laura Marta La estadounidense, que gana su primer Grand Slam con 29 años tras frustrar a Sabalenka, admite que le pesaron las expectativas que no llegaba a completarNo tenía un buen primer servicio, decían. Ese con el que ganó ayer 17 de veinte puntos en el primer set, 19 de 21 en el segundo y 12 de 16 en el tercero. No concedió ni una opción de rotura.Le faltaba madurez y confianza, también lectura de los partidos. Lo que le sobró ayer para desesperar a Zverev. Si a este le daba por ser más agresivo y valiente, incluso para tener un 0-30 con 5-4 a favor y al resto en el segundo set, ahí estaba Sinner, un par de escalones por encima en momentos cruciales como este: tres casi primeros saques para levantarse del susto y firmar el empate. Lo mismo que con ese 30-30 con 5-6 y saque del de San Cándido. Como si supiera antes de tiempo dónde va a golpear Zverev, antes incluso de que lo sepa el propio alemán, protagoniza el punto del partido: 21 intercambios, en todos los ángulos de la pista, destreza con todos los golpes. Puño cerrado y mirada desafiante a su palco. El robot, a pleno rendimiento.«Empecé muy agresivo y enseguida entré en mi juego. Eso me dio confianza para golpear. Y ganar el primer set te ayuda. Tuve algunas opciones de rotura en el segundo, pero Zverev sacó muy muy bien. Y lo que hice fue mantenerme dentro del partido mentalmente, en cada punto. La forma en la que controlé todo lo que ocurría en la pista, no solo en la final, sino en el torneo, fue la adecuada», analizó después.Ser más completoPorque en la igualdad del ‘tie break’ entra en juego también la suerte, la del campeón. Con 4-4, una derecha de Sinner golpea en la red y queda muerta al otro lado. Como muerto queda Zverev, que ya no se levanta del golpe ni en ese desempate ni en el tercer set. «Lo mereces, eres el mejor del mundo con diferencia. No he podido más, me has pasado por encima. No sé si levantaré el trofeo algún día, pero lo seguiré intentando», asumía el alemán después. «Eres un increíble jugador, sigue creyendo en ti mismo. Todos creemos que lo lograrás. Eres muy fuerte como jugador y como persona. Llegará muy pronto», le respondió Sinner. Con todo lo bueno que ofreció Zverev, no le llegó para este Sinner intratable en pista rápida. En 2024, 50 triunfos por solo tres derrotas. Ya son 17 títulos -con este- de 19. Y 21 victorias consecutivas, desde la final de Pekín, el pasado octubre.Por eso quiere Sinner ampliar los horizontes y mira ya hacia cómo puede mejorar para domar superficies de otros colores. «Tienes que ser un jugador completo en todas las superficies. Me lo tomo como algo positivo porque sé que todavía puedo mejorar. Voy a poner todo mi empeño y energía en eso, y espero poder llegar tan lejos en los otros Grand Slams que no se juegan en rápida. Soy todavía joven y tengo tiempo para adaptarme a todo, sobre todo en hierba. Sí, puedo hacerlo mejor», advirtió.Una alegría que puede saltar por los aires el 16 de abril, cundo el Tribunal de Arbitraje Deportivo resuelva la reclamación de la Agencia Mundial Antidopaje sobre sus dos positivos por clostebol en marzo que suscitaron tantas críticas por el modo en que se llevó a cabo -sin apartar al tenista del circuito durante la investigación- y por el resultado, una exculpación de la que receló la AMA porque lo hace responsable no de la contaminación sino del equipo que se la suministró, y que puede inhabilitarlo hasta dos años. «Estoy orgulloso de cómo lo he llevado. Han sucedido muchas cosas fuera de la pista. Cuando estoy dentro, aunque sea difícil bloquear todos esos pensamientos, tengo a mi equipo y a gente cercana que confía en mí», dijo. Hasta ese día, Sinner quiere disfrutar de ser el dueño del tenis.

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