El Girona se despide sin gloria de la Champions

El Girona se marcha de la Champions sin dejar un sello, anónima participación de debut, con más penuria que éxito . Tres puntos en siete noches, escaso bagaje para el representante español que también cayó ante el Milán (1-0) en un gran partido del autor del gol (Leao). Eliminación matemática para el grupo de Míchel, que no es el del año pasado.El partido pertenece, como debería ser siempre, a los buenos futbolistas. Rafa Leao lo es. El portugués se adueña de la escena con las virtudes que lo distinguen del resto, la velocidad, la técnica, conducción del balón, habilidad en el regate, potencia. Condiciones de sobra para ser uno de los grandes cracks mundiales, situación que no lo adorna por vaya usted a saber los motivos.Son treinta minutos a toda marcha del Milán impulsado por el delantero portugués y su facilidad para hacer daño. También contribuye a ese gobierno la apuesta radical del Girona, para quien está vetado dar un pelotazo de alivio por si atenta contra la excelencia del fútbol. De esta manera se vio la carencia del Girona en la Champions. Su persistencia en sacar la bola siempre jugada por más que el Milán conociese ese talante y siempre presionase la salida terminó por dar alas a los italianos. El equipo de Conceiçao sacó mucho rendimiento a la obcecación de su rival y solo la falta de visión de juego de los italianos en el último pase evitó un marcador más contundente al descanso.El gol llegó en una maniobra fantástica de Leao, que se escabulló del fuera de juego con inteligencia y dejó sentado en el área con un recorte a David López antes de romper la red. Una pequeña obra de arte de parte del portugués.El Girona reaccionó con personalidad en San Siro. Lejos de asustarse, comenzó a trenzar. Combinar es la vitamina de este equipo que sufre más de lo debido cuando se lía en la defensa. Bryan Gil construyó por la izquierda y Tsygankov llegó con presencia al área de Maignan. Van de Beek la tuvo en una buena acción personal, pero no hubo forma que el Girona encontrase su premio.La segunda parte depara una versión más entonada de los catalanes, que apuran su juego asociativo para generar ocasiones que nunca entran por la falta de puntería de sus jugadores. La Champions no perdona, penaliza todas las carencias. El Milán gestiona el resultado con la marca que distingue a los italianos, esa vocación de manejar el partido sin que sucedan grandes cosas, dejar pasar el tiempo y vivir de las rentas. Se deja dominar el Milán en espera de un nuevo zarpazo de Leao, porque de Morata no se sabe nada.Bryan marca un golazo, pero el nuevo fútbol de la tecnología lo anula. Fuera de juego por la puntera de la bota. El Milán respira y juega mirando el marcador hasta que el árbitro sentencia su victoria.

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