David Lynch, el misterio de un creador hambriento
David Lynch era un misterio expuesto en mitad de Hollywood Boulevard . Un autor convertido en una marca propia, personalísimo y reconocible en su efigie pero indescifrable y críptico en su obra. Reducirlo a lo surrealista de sus películas, a lo inefable de su mirada, a la capacidad para llevar el surrealismo a la industria más masiva del arte es minimizar a un autor que hizo de todo y más. Más que director de cine, Lynch era un creador salvaje. Alguien con la capacidad inherente de expresarse ya fuera con películas, fotografías, pintura o con música. Hizo más videoclips que largometrajes y varias docenas de cortometrajes donde profundizaba en su estilo y jugaba con los recursos. Y cuando quería (o lo necesitaba) hacía un anuncio de publicidad. Rodó campañas para grandes marcas de moda (Yves Saint Laurent, Dior, Calvin Klein… ) tan incomprensibles como cualquier otro anuncio de colonia francés, aunque al menos llevaban su sello. Noticia Relacionada estandar No Las cinco mejores películas de David Lynch ABC Sin embargo, el misterio de Lynch no está en lo que hizo, sino en cómo pudo hacerlo. Cómo alguien ha estado 40 años en la meca del cine de entretenimiento renegando del entretenimiento y hasta de Hollywood. El fuego de la fortuna siempre caminó con él , y cuando parecía que lo iba a alcanzar, Lynch hacía un triple salto hacia adelante con tirabuzón para aparecer en otro lado. Con su primera película profesional, ‘El hombre elefante’, logró ocho nominaciones al Oscar, pero a la que pudo usó ese reconocimiento para hacer lo que quiso, incluso meterse en el berenjenal de ‘ Dune ‘ o cambiar para siempre el concepto de serie de televisión con ‘Twin Peaks’, su verdadero gran legado. Saber quién mató a Laura Palmer es un juego de niños al lado de entender por qué su creador pudo mantener el secreto hasta su muerte.