Alberto García Reyes: «Sólo puedo dar las gracias a los artistas flamencos por demostrar que esta generación es dorada»
Esta semana los cabales estamos de fiesta. La Bienal no para de mejorar, estamos asistiendo a un festival que ya podemos decir con toda rotundidad que es histórico. Yo como aficionado, simplemente como aficionado, solo puedo dar las gracias al esfuerzo que están haciendo los artistas por demostrar que esta generación es dorada y que el festival necesitaba apoyarse en ellos, en sus ideas, en su conocimiento, no en la vieja teoría de los proyectos rocambolescos sonoros aparentemente espectaculares en los que el flamenco quedaba en un segundo plano.Como digo, esta semana estamos de fiesta porque hemos visto cosas excepcionales. El sábado pasado por la noche, Arcángel demostró que es una de las grandes figuras de todos los tiempos. Hizo un espectáculo en el Teatro de la Maestranza en el que echó mano a cantar por bulerías con cuatro guitarristas cambiándose de silla y fue enlazando con otros cantes por tangos, por tientos, en diferentes versiones, durante más de media hora sin descansar.Cuando Arcángel hizo el primer parón en el Teatro había un delirio generalizado. Es muy difícil cantar mejor, pero es que luego hizo otra media hora empalmando cantes por Huelva. Es uno de esos momentos que recordaremos siempre y que quedarán fijados en la trayectoria de un cantaor que se escribe con letras de oro. El onubense.Como hemos visto muchas otras cosas también de ese nivel. Por ejemplo, en San Luis de los Franceses, el fin de semana Dorantes, haciendo su revisión de la obra de Scarlatti, el pianista lebrijano, que es desde hace ya mucho tiempo la gran referencia instrumental del flamenco contemporáneo, estuvo a la altura de la joya en la que tocaba. El templo barroco más bello de Sevilla y uno de los más bellos, sin duda, del mundo. Su música encajaba perfecto con el retablo de Duque Cornejo.Las sevillanas que habían desaparecido cuando la sevillana no es un estilo estrictamente flamenco, pero lo bordea y muchos flamencos lo han interpretado. De manera que está bien que se recuperase esa idea, se hizo de la mano de Enrique Casellas con también nombres trascendentales de este género como Sal Marina o como María de la Colina, Juan Rafael Pérez Vera… Interesantísima su aportación.Luego hemos visto a otro de los grandes genios históricos, Rafael Riqueni, en su plenitud. Claro que sus manos ya no pueden tomar la velocidad de la juventud, menos aún tratándose de un artista que ha tenido una vida muy difícil, muy compleja, muy azarosa, dura. Pero es que Rafael Riqueni es un músico a la altura de Falla, de Albéniz o de Turina. La música nacional española le debe al de la calle Fabié un homenaje. Los sevillanos tenemos suerte de ser paisanos de este trianero universal. Lo que hizo en el Alcázar fue, literalmente, hacernos llorar a todos, estrenando la obra ‘Nerja’, en la que nos puso una mirilla con su música por la que se veía la cueva y recuperando viejos temas de su disco Parque de María Luisa, sobre todo el trémolo dedicado a su madre cogiendo rosas. Inolvidable.Pero es que, cuando ya pensábamos que no se podía ir más alto, llegó Eva La Yerbabuena. Verán, así como Paco de Lucía fue un antes y un después en la guitarra flamenca, en la música en general y en todo lo que tiene que ver con el flamenco; y volvió locos a todos los guitarristas y los sigue volviendo locos… Ha influido en todo lo que ha ocurrido después de su paso con el flamenco, así como ocurrió con Paco de Lucía en la guitarra, ocurre con Eva Yerbabuena en el baile. En mi opinión, siento la exageración si alguien lo ve así, es la bailaora más completa de todos los tiempos. Ha habido bailaoras tan importantes, más importantes en otros aspectos que ella incluso; pero en su integridad, su capacidad, su aportación a los ritmos en el baile, al uso de todo el cuerpo para crear un lenguaje nuevo, no tiene precio. Lo que hizo en el Teatro de la Maestranza fue bailar diferentes estilos de manera consecutiva con sus pertinentes descansos, mostrando cómo ha revolucionado el baile flamenco y cómo todos los bailaores contemporáneos tienen que ir a beber a esa fuente. A los tres minutos de espectáculo el teatro ya estaba loco.Después de una Bienal así, de una semana así, yo no tengo más remedio que hacer fuerte el lema de este festival «Ole de nuevo» y decir sin duda, ya veremos qué pasa en la próxima semana y ya tenemos cierta ansia por contar algún petardo que llegará, pero de momento no lo hemos visto, así que no tengo más remedio que gritar muy fuerte: «Ole, ole y ole».