Mario Alonso Puig, médico y divulgador: «Vivimos en una sociedad enferma que ha dejado de lado su dimensión espiritual»
«¿Cómo me siento?». Pruebe a hacerse esta pregunta de un modo profundo y responda con honestidad . Tal vez resuene internamente un «bien», «mal» o «regular», pero lo más probable es que aflore un «no lo sé», como si algo no acabase de estar del todo bien, pero tampoco mal. Esta indefinición es la que aborda el doctor Mario Alonso Puig en su último libro, ‘El camino del despertar’ (Espasa). El médico, que aparcó su prominente carrera como cirujano en España y Estados Unidos para dedicarse de lleno a investigar cómo desplegar el potencial humano y divulgar temas relacionados con el bienestar y el liderazgo , plantea la tesis de que, para lograr un mayor nivel de salud , prosperidad y felicidad , debe tenerse claro que el cambio empieza por uno mismo y que hay que convivir con una sociedad marcada por la inmediatez, el materialismo y la soledad. ¿Qué efecto produce un contexto tan demandante como el actual, hiperconectado y con estímulos constantes? Lo que define el entorno en el que nos encontramos es la desorientación y el desánimo . Desorientación, porque las antiguas referencias en las que colocamos nuestra base o seguridad fueron derruidas por lo vivido durante la pandemia. Y desánimo, porque muchos se cuidaron pero enfermaron gravemente o se esforzaron por sacar adelante sus negocios pero se arruinaron, y también fueron numerosos los proyectos que no salieron adelante y muchas las empresas que desaparecieron. Y además, no se puede obviar la extraordinaria incertidumbre en la que vivimos, con unos conflictos internacionales que siguen escalando de una forma inquietante.¿Cómo se refleja esto en los medios de comunicación?Lamentablemente, se vive un apego a las noticias que tienen connotación negativa. Y eso puede hacer que pensemos erróneamente que hay más aspectos negativos que positivos en el mundo. También explica ese desánimo, ese pensamiento de «esto no hay quien lo arregle» o «no hay nada que hacer».«El primer mecanismo para superar los condicionamientos mentales es dejar de juzgar» Mario Alonso PuigA la hora de buscar soluciones a ese desánimo, ¿puede haber algo que nos salve?Siempre me ha parecido que el verbo salvar es una espada de doble filo. Uno de los filos es precioso, porque evoca situaciones en las que se logra evitar que alguien o algo sufra una desgracia. Pero el otro puede llevar a esperar la llegada de un salvador externo . Y eso hace que algunas personas dejen de hacerse responsables de lo que sí pueden hacer para mejorar las cosas y prefieran aguardar pasivamente a que algo o alguien les salve.Abordémoslo desde ese filo más optimista…Si se toma desde el lado positivo, habría que preguntarse no solo qué nos salva de nuestro miedo , impotencia , desesperanza , ira y frustración ; sino también qué nos puede ayudar a devolvernos el ánimo.¿La motivación?En realidad, el ánimo es algo diferente de la motivación, pues tiene más que ver con la vitalidad. La persona desanimada no solo no tiene una motivación específica, sino que además ha perdido el ánimo, incluso de vivir. Podría decirse que es una motivación más profunda, la motivación del alma.Noticias Relacionadas estandar No Qué pasa cuando sientes que los pilares de tu vida se tambalean Tomás Navarro estandar Si Bienestar Thomas Erikson, autor de ‘Rodeados de narcisistas’: «Estamos educando a una generación que se cree mejor que nadie» Raquel AlcoleaEn sus conferencias habla a menudo de la importancia de mejorar la conexión entre las personas, ¿por qué?La conexión es la llave de todo, porque además no solo nos conectamos con los demás, también lo hacemos con las cosas o las situaciones. Lo habitual es que nos relacionemos con apego (me gusta y no quiero prescindir de ello) o con aversión (aquello de lo que no quiero ni oír hablar), que son radicalmente distintas. Pero si profundizamos en ello nos daremos cuenta de que tanto los apegos como las aversiones tienen que ver con un enorme condicionamiento mental, y si además explorásemos esto usando la creatividad, veríamos que detrás de un problema hay una oportunidad.«Hay que cambiar la mirada enjuiciadora por una actitud exploradora, más parecida a la que tienen los niños» Mario Alonso Puig¿Cómo se escapa de ese condicionamiento mental?El primer mecanismo para superar los condicionamientos mentales es dejar de juzgar, radicalmente, como si fuese una piedra que nos quema la mano. ¿Hasta cuándo? Hasta que hayas explorado lo suficiente para decidir si algo te conviene o no. Hay que cambiar la mirada enjuiciadora por una actitud exploradora . Esta mirada es parecida a la que tienen los niños, que en lugar de juzgar, exploran; y por eso son capaces de establecer relaciones enriquecedoras con las cosas y las situaciones.¿Cómo se consiguen ese tipo de relaciones enriquecedoras?Es importante tener voluntad de escuchar y reflexionar con humildad . Lo que sucede es que solemos relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo desde unos patrones automáticos reactivos . Lo profundamente transformador es empezar a relacionarse con todo y todos desde el interés, la curiosidad, la humildad, la voluntad de evolucionar, las ganas de aprender y la amabilidad.Mario Alonso Puig, durante la sesión de fotos para la entrevista. tania sieiroUsted siempre ha puesto foco en la amabilidad…Cuando te encuentras con una persona realmente amable no lo olvidas nunca. Primero, porque no es tan frecuente, y segundo, porque mueve en ti resortes profundos, hermosos, y te hace sentirte bien, querido y valorado. La amabilidad tiene un valor extraordinario, pero no suele cultivarse. Y tal vez sea adecuado recordar las experiencias con personas amables y evocar cómo nos influyeron para ser conscientes de su importancia. Además, biológicamente se responde de un modo distinto ante la amabilidad: se dejan caer muros y miedos y se tienden puentes. La amabilidad es el gesto más sencillo que nos acerca a una persona.Esto conecta con un valor que defiende, la bondad, pero es algo desacreditado por la sociedad. A los buenos se los suele tomar por tontos.Sí, esas dos palabras se suelen percibir con un tono peyorativo. Decimos que nos gustaría que nuestros hijos fueran buenos, o que las personas de nuestro alrededor lo fueran, pero en el fondo consideramos que estas habilidades humanas son ‘soft skills’ (competencias blandas), algo de segundo nivel. Lo cierto es que la auténtica bondad y la verdadera compasión solo las pueden ejercer personas realmente fuertes, sin un solo rasgo de debilidad. «Podemos perseguir objetivos materiales, pero sin olvidar que en el centro está lo que uno es,no lo que uno consigue» Mario Alonso Puig¿Podemos acercarnos a una definición más precisa de esos dos conceptos? La bondad es mirar, hablar y actuar desde un corazón en paz. Y la compasión es entender que la otra persona sufre y que puede expresar ese sufrimiento con agresividad , irritabilidad o dureza . E interactuar con ella sin reaccionar ni aumentar ese dolor, sino haciendo lo posible por mitigarlo. Alguien que en lugar de reaccionar con la misma dureza que le transmiten, responde con lo que el otro necesita para calmarse ha alcanzado dominio de sí mismo y tiene el corazón en paz.Tener el corazón en paz parece una ardua empresa.Es un camino desafiante . Hablo de esto en mi libro ‘El camino del despertar’ (Espasa). Podría decirse que es una peregrinación y cualquiera que la haya afrontado alguna vez sabrá lo que significa. Quienes emprenden ese camino no son masoquistas, sino es que simplemente se han dado cuenta de que el esfuerzo, la perseverancia, la paciencia y el compromiso merecen la pena. Con un corazón en paz es la única forma inteligente de vivir, mejorar la salud y disfrutar de todo lo que nos rodea. Las guerras, los conflictos, la avaricia, la envidia, los celos y la venganza provienen de un corazón en guerra.¿Es algo que puede percibirse desde fuera?Hay personas cuya mera presencia hace que nos sintamos mejor. Y otras que generan tensión, sin que sepamos por qué. Proyectamos nuestra oscuridad e irradiamos nuestra luz.¿Qué es tener éxito? Tal vez esto que voy a decir no guste. Esta sociedad está profundamente enferma y no queremos reconocer nuestra enfermedad. Cuando uno está enfermo y va al médico o al hospital no oculta su estado, sino que habla de los síntomas con naturalidad para recibir un tratamiento. Pero nosotros vivimos en una sociedad enferma que ha dejado de lado su dimensión espiritual.«Tener un corazón en paz es la única forma inteligente de vivir, mejorar la salud y disfrutar de lo que nos rodea» Mario Alonso Puig¿Por qué cree que esta sociedad está enferma? Porque muchas personas están sufriendo enfermedades mentales con cuadros de ansiedad y depresión . Me pregunto por qué, si somos seres humanos, a veces nos tratamos con tan poca humanidad. Ya no hablo de esos cuadros, sino de la soledad no deseada, de la indiferencia y de sentir que no importas en el lugar en el que trabajas. Voy más allá, porque cuando se ve cómo tratamos a la naturaleza y lo increíblemente materialistas que nos hemos vuelto, nos damos cuenta de que nos hemos alejado completamente de nuestra dimensión espiritual. ¿Cómo se puede decir que una sociedad así es una sociedad sana? El problema no está en tener la enfermedad, sino en no reconocerla.Si no se reconoce, ¿es posible cambiar algo?Tal vez sí, pero parece que nos da vergüenza admitir que todo lo que hemos logrado y hecho desde el punto de vista científico y tecnológico, que ha sido tan abrumador como beneficioso, ha dejado de lado las dimensiones humanas más importantes. Decía Albert Einstein que no todo lo que se puede medir es importante y que no todo lo importante se puede medir. Pero estamos obsesionados con la medida, el poder, la fama y la fortuna. Podemos vivir de una forma más armónica, alegre y creativa, con un mayor espíritu emprendedor e incluso perseguir objetivos materiales, pero sin olvidar que en el centro está lo que uno es, no lo que uno consigue. El reto que planteo para conseguir una verdadera transformación y no esperar a que alguien nos salve es: pregúntate qué puedes hacer para mejorar algo en tu círculo de influencia.