Puerta del Príncipe para Alejandro Talavante: se fue la televisión, volvieron los excesos

Ni debió asomar la primera oreja de la tarde para Sebastián Castella ni Alejandro Talavante terminó de redondear al soñado Dalia , pero ya nada podía frenar al generoso y extasiado Gabriel Fernández Rey, de pañuelo fácil, en este triunfalista arranque de la Feria de San Miguel que alumbró al extremeño con un lote de Puerta del Príncipe, canjeado diecisiete años después de su primera y única salida a hombros por un Paseo de Colón que a punto estuvo de colapsar este viernes cuando pasadas las nueve de la noche, con el tráfico cortado por la inmediata carrera nocturna del Guadalquivir, Talavante pareció acariciar las cuatro lunas de Vicente Amigo sobre los hombros de la gloria sevillana. Justo antes había puesto el último y necesario puntal ante el Quitalunas quinto, la actuación del reposo, cuando mejor y más aplomado se mostró para sellar lo más hondo de su tarde , de su triunfal tarde.Tan triunfal como para este presidente que ya lidera el escalafón histórico de puertas del Príncipe , casi tantas concedidas como orejas negadas a Morante de la Puebla. Nada pareció importarle al benévolo usía –ni los conjuntos ni la colocación de las estocadas–, entregado ante una Maestranza que tras la huida de la televisión se había llenado como confirmación de que no todo es tan apocalíptico como algunos nos pretenden vender . Más preocupado por el triunfal resultado que por inmortalizar un meritorio contenido, Talavante había hecho vibrar a la plaza en su eléctrica primera labor , protagonizada por una profunda primera serie y un eterno cambio de mano. Habían pasado cuarenta minutos de festejo y el acumulado ya alcanzaba las tres orejas. Puerta del Príncipe para el exceso, y salida sobre los hombros de la generosidad presidencial. El jarabe contra los tiempos que corren, dirán algunos. Y como todos intuimos, la desdicha esperaba a Daniel Luque en la tercera bolita de la mañana. Pese a la adversidad, enorme estuvo ante el violento e incierto tercero. Parecía poner cordura el de Gerena con lo más reunido, estructurado y redondo de todo el festejo. ¿Qué hubiera sido de ese supremo Dalia, tan oculto en el capote, de caer en la muleta del maestro de Gerena? Caída la noche, me aborda la duda: ¿quién es la gran figura de esta terna? ¿ Cuál de los tres es el que seguro no estará el próximo Domingo de Resurrección ?Quedará en nuestra memoria ese excelso Dalia al que precisamente la memoria nos recordaba a un homónimo venteño y a un extraordinario Manzanares. Fue el arquetipo del toro moderno, disimulado en el capote, reservando un torrente de clase y bravura que estalló ante la insistente franela talavantina; por momentos lenta, por momentos acelerada; por momentos ajustada, por momentos desajustada. Dos orejas incuestionables, partiendo del insospechado primer trofeo a Castella. Alto de agujas y más escuálido que sus hermanos fue este Dalia, cinqueño desde agosto y bravo desde que Talavante desplegó su muleta con la máxima de Chenel: «Pronto y en la mano». Faltó el temple y la rotundidad, aunque ya todo parecía dar igual. Como no parecía darle igual al torero cuando, negado a perder la oportunidad, se dejó prender del pitón derecho en su atrevida suerte suprema. No menos calidad tuvo Quitaluna, aunque sí más parado que su hermano. Como más parado y calmado estuvo Talavante; más hondo, más torero. Despreciado se llamaba el tercero, que no despreció el inconmensurable Daniel Luque , más ordenado, estructurado y reposado que lo anteriormente visto en esta tarde ante la incertidumbre y aspereza del guapo victoriano. Una labor con sordina y con su terno marfil rápidamente bañado en sangre de toro; mandón y apabullante. Se agradeció que abreviara con el sexto, como se le hubiera agradecido a Castella que hiciera lo propio con el descompuesto cuarto. Sí se encontró el francés con el franco Dakar, el primero de la tarde, al que sólo faltó mayor transmisión. Posdata: un solemne minuto de silencio nos recordaba lo sabio y la gracia del toreo. Se acordaba Sevilla de Paco Camino y Pepe Luis Vázquez, elogio del arte de torear. Menos luto le guardaron algunos a Onetoro: unos guiris se habían subido a su palco de invitados, vulgo caseta; más arte tuvieron los dos José Antonio, el hijo del Pío y Ramírez, encaramados al palquillo de los narradores. A rey muerto, rey puesto . Que venga el siguienteFERIA DE SAN MIGUEL Plaza de Toros de La Real Maestranza de Caballería. Viernes, 27 de septiembre de 2024. Primera corrida de la Feria de San Miguel. Lleno en los tendidos. Dos horas y treinta minutos de festejo. Presidió Gabriel Fernández Rey. Se lidiaron toros de Victoriano del Río, de excepcional presentación e importante conjunto. 1º, con calidad aunque justo de transmisión; 2º, con emoción y buen estilo, premiado con la vuelta al ruedo; 3º, áspero y exigente; 4º, descompuesto; 5º, tardo aunque con entrega y profundidad, 6º, parado y esaborío. Sebastián Castella, de turquesa y oro. Estocada levemente caída (oreja); estocada trasera (ovación). Alejandro Talavante, de sangre de toro y oro. Estocada que se trae levemente (dos orejas); estocada (oreja). Daniel Luque, de marfil y azabache. Aviso tras estocada (oreja); pinchazo y estocada (ovación).

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