La gente loca es muy inteligente

La vida es atroz. Bien lo sabía el ‘viejoven’ dadá Jimmy Giménez-Arnau, quien falleció el martes a los 80 años, y que evitó como a la peste juntarse con agonías obcecados con lo dramático de la existencia. Con su deceso se nos va alguien completamente irrespetuoso con el aburrimiento, con aspectos a traspasar (quién no), pero que hizo del mundo un campo de travesuras inesperado. En una entrevista, me contó que gustaba de estar en ambientes con gente loca. «Porque la gente loca es muy inteligente». Y aquí es cuando llega a la fiesta don Arthur Cravan. Reeditadas por Periférica, han salido las ‘Cartas de amor a Mina Loy’, la novia y poeta del también poeta, escritor y boxeador Arthur Cravan, sobrino de Oscar Wilde, editor único de una revista que zumbaba a los vanguardistas para ganar notoriedad y mito inclasificable a quien se le considera precursor del dadaísmo. En Barcelona, se peleó con un excampeón mundial de boxeo en la Monumental ante 20.000 personas con amaño, pues no estaba a la altura, con el público lanzando sillas tras percibir la mítica engañifa. Desapareció a sus treinta años en un barco por el Atlántico tras un largo viaje por Estados Unidos y Latinoamérica, en donde no paraba de enviar intensas postales (a veces tres al día) a Loy llenas de desesperación y amor… ¿tóxico? En esa época sin Whatsapp en donde las cartas tardaban días en arribar, máxime con Cravan danzando por continentes lejanos, su incertidumbre destapa a un Cravan ora más tranquilo, ora más hundido en donde llega al chantaje: «Soy el hombre de los extremos y del suicidio», con insistente interés en lo sagrado: «Ahora soy un ángel». También le pide: «Envíame un mechón de tu cabello o mejor ven con todo tu cabello», y era autocrítico literario consigo mismo: «He leído esta carta y es fría, no late». La última frase de su última postal a Loy, antes de juntarse por fin y perderse él por los mares infinitos fue una venganza del destino: «La vida es atroz». Cuando en ‘The Little Review’, años después, le preguntaron a la artista cuál fue el momento más feliz de su vida, contestó que cada uno que pasó junto a Cravan. ¿Y el más desgraciado? «El resto del tiempo».

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *