Las Xuventues Socialistas y los viejos del PSdeG
No sabemos si el grito de ‘muera lo viejo’ entonado el lunes por las Xuventudes Socialistas (XSG) ha llegado hasta la sede regional de O Pino. Tampoco necesitaban levantar mucho la voz, dado que comparten bajo con sus mayores, esos que según las mocedades del puño y la rosa son «una élite avejentada» que practica «un paternalismo institucionalizado» desde que salió de la Xunta en 2009. Son las mismas XSG que se sientan en esa Executiva que retratan como un geriátrico político que les genera repulsión. ¿Habrán levantado la voz en las reuniones de la dirección para expresar este sentir o solamente se sienten capaces de verbalizarlo vía enmiendas en un proceso congresual?No perdamos tampoco de vista que, en realidad, las organizaciones juveniles de los partidos políticos no pasan de ser sino mano de obra gratuita –ni siquiera barata– para la organización de las campañas electorales. Allí hay que poner unas sillas, allá pegar unos carteles y repartir panfletos, y como pago hacemos un acto con el candidato y os invitamos a unas cañas. Un becario tiene más derechos en cualquier empresa, cabe decir.De ese jardín de luminarias que son las Xuventudes no siempre salen rosas primorosas. Ahí tienen a Aitor Bouza, bien conocido por sus obras, responsable primero –y casi único– de la crisis grotesca en que está inmerso el PSOE en Santiago de Compostela, de cuya agrupación es el secretario local. Seguramente que en su paso por las XSG no le enseñaron a respetar a los mayores, y esa consigna de ‘muera lo viejo’ es lo que le mueve a decapitar a los concejales socialistas en Raxoi. Bueno, y quizás también que él tiene un interés personal en conseguir un acta y la remuneración que lleva aparejada. Pero seguro que eso son menudencias.Ironías aparte, es llamativa esta salida de pata de banco de los cachorros del PSdeG, que también denuncian la «desconexión» del partido con la sociedad, y advierten que su «supervivencia» precisa «un cambio generacional» profundo. Como si los jóvenes no votaran PSdeG por la imagen viejuna de sus líderes desde hace tres lustros. A la vista de qué pasó en las últimas elecciones autonómicas, la desconexión no es solo con la franja más joven, sino que casi con el conjunto de la sociedad. ¿Acaso el BNG, con un nacionalismo que lleva cuarenta años propugnando lo mismo, es más moderno y atractivo? El error está en pensar que se trata de un problema solo de personas.Para esto también tienen solución Xurxo Doval y sus chicos/as/es. «La dificultad no radica en desarrollar ideas nuevas, sino en deshacerse de las viejas». ¿De qué postulados del PSOE quiere deshacerse Doval? Porque esto es un debate que va más allá de esa sucursal de Ferraz que es el PSdeG. ¿Cuáles son esas ideas rancias que espantan a los jóvenes? ¿Tienen que ver con posicionamientos políticos en Galicia o con decisiones que está tomando el Gobierno de España? ¿O eso es apuntar demasiado alto y le da vértigo a estos aprendices, a la vista de cómo se las gasta Pedro?Imaginemos en serio por un momento que las XSG fueran una muestra válida de cómo piensa un sector de la juventud. Y si acaso en su diatriba hubiera un fondo de advertencia ante una desconexión de los jóvenes con el actual sistema político, podríamos encontrar un punto válido para plantear la reflexión. ¿Quién y qué alimenta esa desafección? ¿Quién ha convertido la gestión política en un ejercicio de supervivencia a toda costa, aunque ello convierta el ejercicio de legislar y gestionar la realidad en una quimera? Que tengan cuidado cuando den la respuesta, que Ferraz todo lo oye.Existe, en efecto, un riesgo cierto de distanciamiento entre los jóvenes y el actual sistema. Es una de las claves del discurso populista de la extrema derecha. También Trump y Vox alertan contra «las élites», al igual que estos linces de las XSG, y reprochan que las oligarquías de los partidos solo se miran el ombligo mientras la sociedad sufre las plagas de Egipto. Hay que tener cuidado con lo que se dice. Y aún más si lo que se enuncia es una enmienda a la totalidad de lo conocido, esas «ideas viejas» que merecen ir al vertedero. Porque lo que viene después, casi nunca es bueno. Casi, casi, como sucede en las Xuventudes.