La exabadesa de Belorado justifica la compra de oro por la pandemia, la guerra de Ucrania y la caída del Banco Popular
Laura García de Viedma, la exabadesa de Belorado , ya tenía fama de esquiva antes de que se produjera el cisma y, desde entonces, a pesar de ser el cerebro de toda esta operación, se ha prodigado poco y ha preferido delegar la comunicación en el cura coctelero, algunas de las religiosas o, más recientemente, en su jefe de prensa.Sin embargo, el «tema estrella» de la « crisis del oro de Belorado » le ha llevado de nuevo a salir en público, a través de dos vídeos, para tratar de explicar cómo llegaron a sus manos los más de cuatro kilos de lingotes y el uso que han hecho de los ingresos obtenidos con su venta.Así, en un desordenado discurso, sitúa a la pandemia, la caída del Banco Popular y la crisis generada por la guerra de Ucrania entre las razones que les llevaron a invertir los ahorros del monasterio —«unos 250.000 euros», según afirman— en la compra de oro. «Una operación de prudencia económica», lo define García de Viedma.Noticia Relacionada El oro de Belorado estandar No La exabadesa acumulaba lingotes mientras pedía para «subsistir» José Ramón Navarro-Pareja Vendieron oro por un valor de 300.000 euros, que se ingresaron en su cuenta personal y no en las de los monasteriosPor otro lado, una vez vendidos los últimos lingotes, reconocen, como ya adelantó ABC, que el dinero obtenido ha ido destinado a la compra de un «terreno de 7.000 metros cuadrados» destinado a la cría de perros, al pago del alquiler del hotel en el que quieren instalar su «restaurante de clausura» , a asumir «algunas deudas inmediatas» y cuidar a las hermanas mayores «que tienen entre 82 y 100 años».Sin embargo, como todo lo que viene desde la clausura de Belorado, las explicaciones son parciales y a menudo contradicen declaraciones anteriores o la misma realidad. Así, reconoce que en 2020 vivieron «una hecatombe económica» en la que dejaron «de trabajar y tener ingresos», a lo que sumó el cierre de la casa rural de Derio «en pleno confinamiento». En realidad, aunque coincidió en fechas, se vieron obligadas a hacerlo por no tener licencia y tras perder el juicio al que habían llevado al ayuntamiento.A ello se suman las «restricciones en la ventas» del chocolate causadas por la pandemia, que se vieron perjudicadas por la subida del precio del chocolate y frutos secos causada por la guerra de Ucrania. Aquí mezcla datos , ya que la compra de oro se realizó en julio y agosto de 2020, mientras que la invasión de Ucrania no ocurrió hasta febrero de 2022.En todo caso, fue en ese momento de 2020 cuando decidieron la compra de oro con el dinero que había ahorrado la comunidad. Según explica, descartaron otro tipo de activos porque unos años antes habían visto cómo una religiosa (que había llegado a Belorado procedente del disuelto monasterio de Bergara), «que tenía dinero en acciones del Banco Popular, perdió en un instante, con la venta del Banco por un euro [al Santander en 2017], más de 120.000 euros ». También veían cómo otras acciones «que tenía la comunidad», del BBVA, «bajaban y bajaban, y no estábamos para perder dinero».La exreligiosa reconoce así, como ya había contado ABC, que el dinero para la compra del oro provenía del monasterio pero no explica por qué al venderlo lo hizo a título personal y fue ingresado en su cuenta bancaria .