‘La señorita de Trevélez’, la historia grotesca de una broma cruel
Cuando se estrenó, en 1916, ‘ La señorita de Trevélez ’, de Carlos Arniches , se la calificó como ‘farsa cómica’. No obstante, Ignacio García May y Juan Carlos Pérez de la Fuente -adaptador y director, respectivamente, del montaje que sube el sábado próximo al escenario del Teatro Fernán Gómez, donde estará hasta el 10 de abril-, se refieren a ella como «una tragedia grotesca». Se trata de la gran apuesta de la primera temporada de Pérez de la Fuente al frente del espacio municipal y, como reconoce él mismo, «marca un camino a seguir». El repertorio español de los siglos XIX y XX va a ser la columna vertebral de este teatro.Silvia de Pé , como Florita de Trevélez; Daniel Albaladejo , como su hermano Gonzalo; y Daniel Diges , como su pretendido pretendiente, Numeriano Galán, encabezan el reparto de trece actores, que completan Marta Arteta, Críspulo Cabezas, Juan de Vera, Óscar Hernández, José Ramón Iglesias, Edgar López, Noelia Marló, Julia Piera, Natán Segado y Rodrigo Sáenz de Heredia -la mayoría elegidos tras unas audiciones a las que se presentaron 1.600 candidatos-. Ana Garay firma la escenografía, Almudena Huertas el vestuario, José Manuel Guerra la iluminación e Ignacio García el espacio sonoro. ‘La señorita de Trevélez’ es, sigue el director, « la historia de una broma cruel, negra como el hollín ». En Villanea, una imaginaria ciudad de provincias, un grupo de jóvenes ociosos autodenominados ‘El guasa club’, le hacen creer a Doña Florita -una mujer madura y poco agraciada físicamente, además de solterona empedernida, que vive en sus libros y en su arte-, que un joven forastero, Numeriano Galán, se ha enamorado de ella. «El asunto del que trata la obra es espantoso, atroz -apunta García May-. Pertenece a esa tradición, axiomáticamente española, que Arniches bautiza como ‘tragedia grotesca’ y Valle Inclán como ‘esperpento’, que empieza en Cervantes y en el Lazarillo y que luego se perpetúa a través de Don Ramón de la Cruz, de Goya, de Berlanga, Azcona y tantos otros, y que se construye en torno a la combinación extravagante de un humor cruel y negrísimo, y una infinita compasión por la desgracia de los seres humanos». Y es que, en palabras de Pérez de la Fuente, «éste es un texto para entender lo que va a venir a continuación en el teatro del siglo XX: de ‘La señorita de Trevélez’ nació la inspiración de ‘ Doña Rosita la soltera ’, y es también el pórtico a ‘Divinas palabras’ y el esperpento de Valle-Inclán»Sobre Carlos Arniches (1866-1943) pesa la idea de que es un autor que solo sabe hacer reír y de que es el rey del sainete madrileño -género en el que, efectivamente, se integran muchas de sus comedias-. Pero tanto García May como Pérez de la Fuente niegan la mayor, y reinvindican la profundidad de esta obra, en la que, dice el primero, «hemos sacrificado algunas risas, quitando chistes que en algunos casos habían envejecido, pero hemos ganado en emoción y en verdad». Noticias relacionadas estandar No Pirandello estrena el nuevo espacio del Teatro Fernán Gómez Julio Bravo estandar Si Cincuenta años de la huelga que cerró los teatros de España Julio Bravo«Poner en escena ‘La señorita de Trevélez’ hoy -insiste Pérez de la Fuente- es más necesario que nunca. Sólo tenemos que echar una ojeada a las noticias y comprobar que todo lo que denunciaba la obra en la España de 1916, por desgracia, hoy está de máxima actualidad . Tenemos que insistir, sobre todo respecto a los jóvenes, en que el respeto a la mujer es absolutamente necesario».En este sentido, los responsables de la puesta en escena han ido un poco más allá de lo que fue que el propio autor: «Llevamos la obra adonde Arniches no se atrevió a llevarla», dice García May. «El texto original no soluciona la barbaridad que le han hecho a esta mujer», completa Silvia de Pé.