Roma aplica en la Fontana di Trevi el plan de Sanz para la Plaza de España
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz , no es el único al que se le ha ocurrido la propuesta de vallar un espacio público, como la Plaza de España , y cobrar entrada para acceder a él. Hace unos días el Ayuntamiento de Roma ha planteado una medida similar con uno de los monumentos más visitados de la ciudad eterna: la Fontana di Trevi , lugar mítico gracias a películas como ‘La dolce vita’, de Federico Fellini, e imán para todos aquellos que creen en la leyenda o el rito de lanzar una moneda o varias a la fuente, bien porque aspiran a volver a Roma, bien porque esperan encontrar al amor de su vida.La noticia saltaba hace unos días cuando el alcalde de la capital italiana, el socialdemócrata Roberto Gualteri, confirmó en una comparecencia que el Ayuntamiento «estaba trabajando» en esa idea que persigue, sobre todo, mejorar la visita y favorecer la conservación de esta gran obra del barroco. «Hay una acumulación de personas que dificulta el uso adecuado del monumento y a menudo es una fuente de degradación», explicaba entonces el alcalde.Para evitar estas nefastas consecuencias derivadas del turismo masivo, se procedería a habilitar un sistema de visitas a la Fontana di Trevi con reserva de hora a un precio simbólico de dos euros para los visitantes foráneos. Los romanos continuarían teniendo acceso gratuito. Es decir, el Ayuntamiento de Roma va a poner en marcha el sistema de acceso de entradas con el objetivo de controlar los flujos turísticos y que redunde en la calidad de la visita, así como en el buen uso del monumento, y no tanto para la obtención de fondos para su conservación, ya que la fuente ‘recauda’ al año, por el ritual de lanzar unas monedas sus vistantes 1,6 millones de euros , según el último dato conocido correspondiente a 2023. Más que suficiente para costear su mantenimiento y labores de vigilancia.Conservación y vigilanciaEsta sería la principal diferencia respecto a la propuesta del alcalde de Sevilla, que adelantó en su día ABC, de vallar la Plaza de España, y cobrar una tarifa de unos tres euros a los turistas, ya que, además de para controlar el flujo de visitantes, ésta estaría dirigida a recabar fondos para la conservación del enclave y el mantenimiento de un servicio de vigilancia privada las veinticautro horas del día, que garantizara la erradiación de los actos vandálicos que sufre este enclave arquitectónico diseñado por Aníbal González para la Exposición de 1929. El gobierno municipal, hay que recordar, cifró en 1,2 millones de euros al año los gastos de mantenimiento y seguridad.La propuesta, sin embargo, no depende en exclusiva del Ayuntamiento de Sevilla sino que también necesita de la aquiescencia del Gobierno de España , ya que este es el titular de la galería y del edificio que rodea la plaza, donde está radicada la Delegación del Gobierno en Andalucía , entre otros organismos. El espacio público de la plaza sí es de titularidad municipal. Por ese motivo, el alcalde planteaba que la recaudación de los tres euros por entrada que pretendía implantar se repartiera un 75% para el Ayuntamiento y un 25% para el Estado.El Ejecutivo que preside Pedro Sánchez fue muy claro sobre la propuesta por boca de la actual vicepresidenta, la sevillana María Jesús Montero : «El Gobierno no va a permitir ninguna privatización del espacio público», afirmó tajante en el Congreso el pasado marzo, tan solo unas semanas después de que Sanz verbalizara sus intenciones sobre el cierre de la plaza. Ahora, Roma anuncia que valora una medida similar para la Fontana di Trevi por los estragos del turismo masivo, algo que obligó también a la ciudad de Venecia a mover ficha y convertirse el pasado abril en la primera ciudad del mundo en cobrar a sus visitantes durante los 29 días del año en los que se registra una mayor afluencia.El exceso de turistas también está detrás de la decisión que tomó el Ayuntamiento de Barcelona de comenzar a cobrar en 2013 una entrada de diez euros con el objetivo de controlar los flujos turísticos, ofreciendo también una tarjeta de libre acceso a los vecinos empadronados en barrios limítrofes. Sevilla parece, con la propuesta de Sanz, querer sumarse a esta tendencia global que crece al calor del turismo.