La megalópolis del tomate de Mohamed VI en el Sahara que amenaza a España
A través de una maraña de empresas controladas por el Rey Mohamed VI y personas afines a su Gobierno, Marruecos está convirtiendo el Sáhara Occidental en un ‘hub’ hortofrutícola del que ya salen un 20% de los tomates que produce el país (según estimaciones de Fepex), vulnerando los derechos del pueblo saharaui –según el Tribunal Superior de Justicia de la UE (TJUE)– y alimentando una competencia desleal con los productores españoles. Para lograr esto Marruecos ha tenido que invertir millones en invernaderos, pozos de agua y plantas desalinizadoras, y lo ha hecho tanto por razones económicas como políticas. El tomate, en este caso, es otra palanca para la marroquinización del Sahara. A pesar del secretismo del gobierno marroquí para con este asunto, según el Frente Polisario actualmente hay once empresas agrícolas operando en los alrededores de Dakhla (la antigua Villa Cisneros) bajo el amparo de cuatro grandes grupos. El más importante es Les Domaines Agricoles , una sociedad perteneciente a un holding de Mohamed VI y que es la mayor empresa agroalimentaria del país. Otra de las destacadas es Domaines Abbes Kabbage, una filial de una compañía que estuvo liderada por el antiguo alcalde de Agadir, Tariq Kabbage, socio a su vez en varios proyectos del actual primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch.Noticia Relacionada estandar No Cómo podría afectar a España el regreso de un Trump con un historial de excelentes relaciones con Marruecos Alexia Columba Jerez El magnate, en 2020, fue el primer gobernante de un país en democracia que reconoció la soberanía marroquí sobre el Sahara OccidentalEl Frente Polisario lleva años denunciando el caso, y en octubre de 2024 se anotó una victoria cuando el TJUE dictaminó que la producción hortofrutícola que proviene del Sahara no puede beneficiarse de las exenciones arancelarias previstas en el Acuerdo comercial UE-Marruecos. La sentencia anuló un pacto suscrito en 2019 entre Bruselas y el país africano para incluir específicamente a esa región en el acuerdo; precisamente, para tratar de esquivar una sentencia de 2016 del TJUE que especificaba que Marruecos no puede firmar nada con un tercero en nombre de un territorio que según las Naciones Unidas está pendiente de descolonizar . Entre medias, y no es poco importante, en 2017 el ministro de Agricultura de Marruecos amenazó a Europa al decir que si se obstaculizaban sus exportaciones los «flujos migratorios» se verían renovados –léase: Ceuta, Melilla y las Canarias . El caso, como ya se ha dicho, es que en octubre el alto tribunal europeo zanjó el asunto al fallar que el acuerdo de 2019 es nulo porque Rabat lo firmó sin preguntar a la población saharaui. El TJUE dio un período de gracia de 12 meses antes de la aplicación del fallo, y paralelamente dictaminó que los melones y tomates del Sahara deben etiquetarse como tales y no como marroquíes. Esto ha puesto en un brete al Gobierno español y a la Comisión Europea, pues el Reino de Marruecos ya ha dejado claro que no firmará ningún texto que no respete su «integridad territorial» , y la razón es tanto política como económica. El tomate que se cultiva en Dakhla es una pieza clave del Plan Generation Green 2030 , una estrategia planteada por Rabat en 2020 –y heredera del anterior ‘Plan Marruecos Verde’– que tiene por objetivo convertir al país en una potencia hortofrutícola. Está funcionando, pues en diez años Marruecos ha doblado su exportación de tomates –en 2023 dio el ‘sorpasso’ a España como segundo importador a la UE, con 492.438 toneladas –, agravando, por cierto, la caída de la producción en nuestro país (-30% en los últimos diez años). La presencia de cultivos en el Sahara –explican a ABC desde la ONG Mundubat– es parte fundamental de esta estrategia, pues sus 300 días de sol al año permiten una producción constante que se sitúa con ventaja en los mercados europeos. Además, la gran mayoría de los cultivos son de tomate cherry, lo que agranda la ventaja comparativa con los competidores españoles. Porque son de alto valor añadido, sí, pero también porque son objeto de una treta que Marruecos usa para aumentar artificialmente los precios de las partidas en aduana y evitarse así los aranceles. Como ya explicó ABC , las variedades cherry entran mezcladas con tomate redondo, que luego se vende en Europa hasta veinte céntimos por debajo de la media, según denuncia COAG. ¿Qué hay de los saharauis?El acuerdo ha sido bueno para Marruecos y para sus planes en el Sahara. Lo reconoce la propia Comisión Europea, que en un informe de 2023 relacionó el aumento de la producción en Dakhla (un 73,5% en el período 2016-2022) con el levantamiento de los aranceles. Según datos del Ministerio de Agricultura de Marruecos, en 2022 la zona produjo 87.000 toneladas (10.000 más que en 2021), de las que 74.000 terminaron en los mercados europeos (un 85%). Pero ¿qué hay de los saharauis? Bruselas ha defendido siempre que los habitantes del desierto se benefician del auge económico de la región, pero sobre esto, valga este dato. En 2021 Mundubat cifró en 14.000 los empleados que trabajaban en Dakhla, pero la inmensa mayoría de ellos eran marroquíes. Precisamente, el Frente Polisario asegura que Marruecos usa la inmigración como un modo de colonización . La sentencia del TJUE ha sumido el futuro del acuerdo en la incertidumbre. De un lado, obliga a Bruselas y a España a cambiar su postura hasta ahora condescendiente con la presencia marroquí en el Sahara. No hay que olvidar que en 2022 el presidente Sánchez acabó de un plumazo con la postura que España había mantenido durante 46 años y reconoció la soberanía de Rabat en la región . Y del otro lado, les obliga a lidiar con Marruecos si quieren cumplir con el fallo del TJUE.