Juande: el jubilado que me acompaña
Pasa de largo los 75 y está como para debutar con picadores en Las Ventas . Más que compañero de piso, Juan de Dios es un hijo que me mira como a un padre sin que haya sangre de por medio. En este mundo de los pisos alquilados, en esta negra jungla del Madrid habitable, dar con un complementario, a la manera que hablaba Antonio Machado, es una suerte. El recuerdo se me va al confinamiento, a las películas en bucles de Manolo Escobar y a encontrar, de chiripa y tras muchos desvelos, una baraja de cartas. A Juan de Dios se le coge, por su humildad, por su talante, un cariño especial que alivia esta pena incurable de la soledad en Madrid. En ese confinamiento aprendí lo que debe aprender un preso: el ser humano buscando a otro es lo esencial de la especie. Noticia Relacionada LAPISABIEN opinion Si La ciudad de Valle (bis) Jesús Nieto Jurado Los poetas ya no suenan con el paraíso, sino que ya sólo exigen un camastroYo le explicaba las películas de arte y ensayo y él, por su parte, me explicaba la de las galanías de Manolo Escobar a Cochita Velasco. Afueran atronaban ambulancias; adentro, en el bajo de Argüelles. todo parecía un hogar. Con su póker, su película, su conexión en directo con Chapu Apaolaza cuando terminaba su cuaderno y así.Juanito debería tener una estatua por Argüelles, que él, por voluntad propia, retiró la nieve de Filomena y llevaba productos frescos y la prensa a las señoras impedidas. A veces lo veo llorar de una pensión que apenas da. Lo abrazo y me abraza. Hablamos de su Rayo Vallecano, de su etapa como asistente de infraestructuras constructivas del Ejército. De su Granada. Hay personas que en un Madrid que no es el de las terrazas, ponen sol de sábado en un febrero helador. A Juan de Dios, tan servicial, seguro que el bueno de Don Camilo José Cela le hubiera escrito un buen perfil. Carpetovetónico.