Josep Coll: el genio de TBO se reivindica
Un explorador llega a un poblado indio donde un faquir hipnotiza a una serpiente con su flauta. Hasta aquí, nada raro. De pronto, el cinturón del explorador empieza a salirse de sus pantalones hasta que salta al suelo y se acerca a la serpiente. Entonces empiezan a bailar las dos al son de la música. ¿Cuál es el título de esta viñeta? «Un cinturón de auténtica piel de serpiente». Ésta es una de las miles de creaciones del historietista Josep Coll, el gran genio de la revista TBO , y uno de los mejores dibujantes de Europa de mediados del siglo XX junto a nombres como Hergé, Sempe o Soglow . Coincidiendo con su centenario, Norma Editorial acaba de lanzar un gran libro retrospectiva del conjunto de su obra. Bajo el título «Trayectoria de un historietista insólito», Luis Garbayo reúne y explica detalladamente lo mejor y más significativo de su obra, que se alarga de finales de los años 40 hasta su muerte en 1984, a los 61 años de edad. «Para los que no lo conozca es todo un descubrimiento. En él van a encontrar la invención de Gerry Herriman (autor de Krazy Kat), la línea y el gesto de George McManus (el creador de Bringing up father!) o la delicadeza de Sempé», comenta Garbayo.Coll en 4.000 dibujos e historietasEl libro incluye 150 originales en tinta, así como una gran selección de todas sus etapas, de sus comienzos en «Mundo Infantil» al histórico «TBO» . Son una selección de los más de 4.000 dibujos e historietas que Coll firmó y que lo ponen en la cima del olimpo de los grandes dibujantes de la historia. ¿Cuál es la razón que no sea más conocido? No se interesó nunca en crear un personaje popular. Sí tuvo alguno como el profesor Animaleski o la pareja formada por Bufa y Pum Pum, pero nunca concentró su enorme creatividad en un único personaje. «Él prefiere jugar con los estereotipos más que con personajes fijos porque, según decía él, no quería someter su creatividad como guionista a un personaje», escribe Garbayo.Exploradores, conductores, viajeros, náufragos, Coll explotó la idea del hombre perdido en una realidad surreal que lo supera con creces. Su humor con tintes absurdos, casi siempre sin diálogos, llega tanto a la cabeza, por su ingenio, como al corazón, por su ternura, y consigue que saltes dentro de las páginas con sus personajes, experimentando el mismo asombro que ellos. «Coll siempre fue moderno. Creo un estilo de ilustración que coincidía con la sencillez de las vanguardias y la modernidad», afirma Garbayo.Colgado en el Mnac junto a un MiróLo cierto es que los dibujos de Coll son reconocibles a la legua. Su trazo es claro, sin ornamentos, siempre directo al grano, sin elementos que despisten la atención de la narrativa central. Es un artista de situaciones, de momentos, de paradojas. Evolucionó de una viñeta convencional a jugar con tamaños y perspectivas y perfeccionó tanto su arte que un Coll cuelga en el Mnac al lado de un Miró. «De Coll es interesante la mirada, la del clown, ingenua, inocente, perpleja ante el mundo lógico y ordenado que le ha tocado vivir», comenta Joan Antón Sánchez, responsable de la editorial Diminuta, que en 2017 ya publicó « Josep Coll. Lugares sorprendentes »La vida de Coll no fue sencilla. Nació en el seno de una familia de clase media. Su padre, constructor, le hizo trabajar en una cantera desde los doce años. Paralelamente, hacía dibujos para entretener a sus compañeros de clase en la Academia Francesc Giner , en la plaza Sant Vicenç de Sarrià. «Un compañero mío los cambiaba por plumillas, gomas, lápices de colores. Tenía el pupitre lleno», comentaba Coll rememorando su infancia.De albañil a dibujante a otra vez albañilEn el año 50 deja todo trabajo ajeno al dibujo y entra en TBO donde Joaquim Buigas , su director y alma mater, le compra todo lo que Coll le ofrece. Son sus mejores años. Su creatividad es un hervidero. Pero tras la muerte en 1963 de Buigas todo cambia. Desde TBO le informan que sólo le pagarán cuando publique y a tanto el centímetro cuadrado. Con dos hijos pequeños, esto le resulta inaceptable y tendrá que volver a su trabajo de albañil. Empezarán aquí los primeros signos de una depresión que acabará con su vida.En un caluroso mes de julio de 1984 , el cuerpo de Coll es encontrado sin vida en la bañera de su casa. Tiene un cable eléctrico atado alrededor del cuello. Su suicidio conmocionó a la sociedad de la época. Todos aquellos niños de los 50 y 60 crecieron, sabiéndolo o sin saberlo, con sus dibujos. «Yo buscaba la perfección. Miraba de no recargar mucho las historietas. Quería simplicidad, lo más preciso y práctico y fin. Pero todo tenía que tener armonía. Todos los elementos tenían que guardar una relación», señalaba Coll, nuestro Winsor McCay persona.Noticia Relacionada estandar No ECC Ediciones, la casa de Superman, Batman y Wonder Woman, entra en concurso de acreedores ABC La editorial catalana, distribuidora en España de los superhéroes de DC Cómics, ha declarado su disolución y liquidaciónEl 1 de febrero, Luis Garbayo presidirá una mesa redonda en el prestigioso Festival de Angulema dedicada a la figura de Josep Coll. El gran certamen internacional del cómic reconoce así a la figura de un artista único. Creadores contemporáneos de la talla de Max, Mirchamut o Daniel Torres le deben la vida. Repasar sus creaciones no es sólo un placer, sino casi una obligación para todos los amantes del dibujo seriado.