Cataluña rehabilita a Pujol con su pacto con Aznar como señuelo

Un importante empresario catalán acudió hace algo más de un año a visitar a Jordi Pujol a su despacho. El expresidente de la Generalitat de Cataluña entre 1980 y 2003 lo había citado porque quería decirle algo, y el empresario acudió por respeto a su figura y para saber cómo se encontraba una década después de haber caído en desgracia, y poco tiempo antes de que la Audiencia Nacional le siente en el banquillo junto a sus siete hijos . La conversación fue breve y efectiva: Pujol se había enterado de que tenía ambiciones políticas en el espacio del centro derecha catalán para superar el delirio del ‘procés’. «No toca», le dijo, escueto. Y el empresario abandonó el plan, pero se quedó impresionado por el lugar decadente en el que le recibió el que fuera todopoderoso ‘president’. «Acto seguido llamé a su familia para decir que pondría 500 euros al mes y convencería a nueve empresarios para que hicieran lo mismo y le alquilaran un lugar decente en el paseo de Gracia». Cuando Pujol se enteró de la idea, la rechazó de plano en un gesto que el empresario interpretó como una especie de «autocastigo de austeridad».Esta anécdota revela al menos dos claves relevantes sobre un movimiento que lleva tiempo fraguándose en Cataluña, pero que apenas se percibe en Madrid: la rehabilitación política y social de Jordi Pujol a pesar de que él y sus siete hijos están a punto de ser juzgados por la Audiencia Naciona l por importantes delitos de corrupción. La primera clave es que el que fuera presidente durante 23 años aún mantiene cierta ascendencia política en sectores influyentes de la derecha catalana. Y la segunda es que lleva una vida austera y discreta, pero aún recibe y visita, y desde hace un tiempo se está dejando ver y se está dejando querer.La foto con el Rey en 2022 y el encuentro con Illa hace cuatro meses, claves en la estrategia de relanzar la figura del ‘expresident’Este plan de rehabilitación, que en la derecha constitucionalista catalana se ve como un claro intento de blanqueamiento tanto político como judicial, es atribuible a varios actores, no necesariamente coordinados: a la antigua Convergència, esa que está deseando superar la etapa de Carles Puigdemont y que sus intereses se vean representados por un partido al estilo del que Pujol fundó y lideró durante más de dos décadas ; al gran empresariado catalán, ese que trata de establecer puentes con Madrid, de recuperar influencia en la capital de España y de sacar a Cataluña del oscuro pozo del ‘procés’; a las élites catalanas, que lamentan el rechazo, por decirlo finamente, que reciben en el resto de España después de años de independentismo desaforado; y, lógicamente, al entorno personal del expresidente de Cataluña durante 23 años. Todos ellos trabajan ya en la construcción de un relato edulcorado sobre lo mejor de Pujol.Noticia Relacionada estandar Si Datos El apoyo al nacionalismo catalán cae a sus niveles más bajos desde 1980 Luis CanoEn este movimiento, hay un actor trascendental más que, ajeno a ese mundo posconvergente, se ha sumado con fuerza: el actual ‘president’ de la Generalitat. Una de las primeras decisiones de Salvador Illa fue recibir a Pujol en su despacho . Fue el 17 de septiembre de 2024, poco más de un mes después de ser investido ‘president’. Esa fue la rehabilitación oficial, un gesto que caló hondo en Cataluña, pero ha pasado casi inadvertido en Madrid, como otros movimientos de Illa para sumarse a la institucionalidad española. « Es una de las figuras más relevantes de la historia política de Cataluña », dijo Illa, una frase que el entorno de Pujol interpreta así: «Quiere enlazar con la mejor Cataluña, ¿y esa cuál es? ¿La de Puigdemont? ¿La de Mas? ¿La de los tripartitos? No. Es la de Pujol, la que situó a Cataluña como locomotora de España y la que adquirió una gran influencia en Madrid». Aquel encuentro, del que se distribuyeron varias fotos, duró una hora y media en la que se habló de la identidad catalana y del fenómeno de la inmigración, según revelan a ABC desde el entorno de Pujol. Hay un paso previo: el encuentro del Rey con Pujol en la entrega de los premios Vanguardia del diario de Javier Godó en septiembre de 2022. No fue la foto de portada al día siguiente, sino dos días después, y que sentó mal en La Zarzuela por lo que suponía de utilización de la figura del Monarca. El saludo fue casual, pero el entorno de Pujol lo recuerda como agradable y le quiere otorgar gran significado en esta historia. En una conversación breve, el ‘expresident’, que guarda respeto a Juan Carlos I y tiene una gran admiración por Doña Sofía, pudo charlar de forma distendida con Felipe VI e, incluso, conocer a la Reina. Mucho más de lo que imaginó cuando inesperadamente fue invitado a acudir al acto, según admiten a ABC desde su entorno.Descenso a los infiernosLa caída en desgracia de Pujol comenzó el 25 de julio de 2014, cuando él mismo difundió un comunicado para reconocer que había tenido dinero sin regularizar fuera de España. Fue una caída traumática, de golpe, porque hasta ese momento el pujolismo no estaba en crisis. A pesar de que el nacionalismo catalán ya evolucionaba imparable hacia el soberanismo, primero, y el independentismo después, nadie en la esfera posconvergente había roto formalmente con Pujol. Pero el comunicado fue un punto de inflexión, un abrupto descenso a los infiernos. « El deterioro de Pujol es brusco, bestial, es un golpe . Hay gente que se acuerda de lo que estaba haciendo cuando se entera del dinero del abuelo Florenci», señalan desde el entorno del ‘expresident’, apuntando que recuperarse de un proceso traumático como éste «es más fácil que de un proceso degenerativo». El entorno de Pujol cree que el socialista se ha apropiado de lo bueno de su figura mientras que Junts y ERC le dieron la espaldaQuienes trabajan en esa rehabilitación política y social se apoyan en un puñado de momentos acontecidos después del comunicado. Los dos primeros tienen un marcado carácter político. El primero es la talla política de los presidentes de la Generalitat entre 2014 y 2025: Mas, Puigdemont, Torra y Aragonés . «Los que vienen detrás no llenan ni en broma el espacio que deja Pujol», aseguran. El segundo aspecto, y este es un hecho trascendental, es que «el fracaso rotundo del independentismo vuelve a situar a Pujol en la palestra. Nadie quiso recoger el guante de Pujol en una etapa en la que Ciutadans, que era de todo menos pujolista, llegó a ganar las elecciones: por supuesto no Albert Rivera , pero tampoco Junts. «Los más cercanos se habían puesto de espaldas, los anti habían aprovechado para decir que tenían razón… y eso contribuye al huerfanismo de Pujol hasta que Salvador Illa intenta abrazar el pujolismo», explican a este periódico desde las esferas pujolistas. En su análisis, «Illa pujolea» antes incluso de que le recibiera en el Palau, y eso lo atribuyen a que nadie se ocupó en esos años de mantener viva su figura o su legado, lo que le dio a Illa una oportunidad de llevárselo a su terreno: «Illa ha sabido poner a su favor ese ostracismo absoluto».Tras la interpretación política, quienes están promoviendo la rehabilitación de Pujol también interpretan en su favor la cuestión judicial ahora que se cumplen trece años desde el inicio de las investigaciones sobre los escándalos de corrupción que afectan a su familia y a sólo diez meses del inicio del juicio en la Audiencia Nacional.Jordi Pujol Soley no solo espera banquillo, sino que la Fiscalía Anticorrupción le pide nueve años de prisión y le acusa de dos delitos graves: ser el jefe de una organización criminal, que sería su familia, y blanqueo de capitales. En su entorno critican que durante las investigaciones se llegara a hablar de 3.000 millones de euros vinculados a uno de sus hijos, Oleguer, y al final se le pida una fianza de 7,5. «El problema no es tanto el importe, que también, sino que el proceso de instrucción para acorralar a Pujol se convirtió en una tarea imposible. La instrucción es muy débil, y eso nos llevó a pensar que la Justicia española no quería llevar a Pujol a juicio», apuntan. No obstante, en noviembre está previsto el comienzo de un juicio complejo que sentará en el banquillo a toda la familia y que, a la espera de la sentencia, regalará una fotografía terrible para este proceso de rehabilitación pública. La suma de todos estos factores, adecuadamente interpretados, envalentona a ese mundo que algún día fue Convergència y que de demuestra sí que se arrepiente de haberse entregado a las tesis independentistas. Ensalzar el lado positivo de Pujol y obviar el negativo es una manera de reconocer que la deriva independentista fue un auténtico fracaso. Noticia Relacionada Para activar la economía catalana estandar Si Illa, sin presupuestos para 2025, planea invertir 18.500 millones en cinco años Daniel TerceroHay otro argumento. Tras la desaparición pública absoluta, Pujol decidió reaparecer en algún acto menor en 2023, luego hace alguna entrevista, incluso pide el voto para Junts el día antes del comienzo de la campaña de las elecciones del pasado mes de mayo. Atrás empiezan a quedar los años de ostracismo y Junts ya le ha pedido públicamente que se haga militante, pero Pujol se niega porque él -dice- no es independentista. «¿Le llamó alguna vez Puigdemont siendo presidente? ¿Le llamó Torra? ¿Le llamó Aragonés?», preguntan retóricamente quienes creen en él ante el resquemor que despertó en el independentismo que sí decidiera hacerse una foto con Salvador Illa. «¿Cómo que por qué hizo esto con Illa?», inquieren. «Para su familia todo ha sido un calvario; le retiraron placas, como en TV3, y le pitaban por la calle», añaden. Y el independentismo que algún día había sido soberanismo y antes nacionalismo. le dio la espalda, mientras que Illa ha sabido recibirle en un acto que no le compromete a nada, pero que está lleno de significado. Los presidentes de Junts lo rechazaron, el de ERC lo recibió en una cena «privada y secreta» y el del PSC departió con él durante hora y media y permitió la entrada de fotógrafos. La diferencia es notable.El Majestic, punto álgidoLlegados a este punto, la pregunta es qué reivindican exactamente todos aquellos que en el comienzo de 2025, año en el que Jordi Pujol se sentará en el banquillo de los acusados a los 95 años. ¿Qué representa para ellos el ‘president’ Pujol? ¿Cuál fue su momento álgido?De los 23 años de mandato en Cataluña, Pujol siempre menciona tres momentos: en la legislatura constituyente, cuando siendo diputado en el Congreso apoyó a Adolfo Suárez, al que faltaban una decena escaños para la mayoría absoluta; en la legislatura 93-96, cuando sostuvo a un Felipe González abrasado por la corrupción, el crimen de Estado y la crisis económica; y tres años después, con el PP como primera fuerza política en España por primera vez, el pacto del Majestic : el acuerdo entre Pujol y José María Aznar, la prueba de que el entendimiento entre la Generalitat y La Moncloa no sólo es posible sino que puede ser beneficioso para todos. Es más, cuatro años después, cuando Aznar logra mayoría absoluta y no necesita a nadie, se mantiene una «buena relación» y CiU apoya varios Presupuestos Generales del Estado. Quedan diez meses para que la Audiencia Nacional de inicio el juicio contra Jordi Pujol. Veintidós años después de su salida del Palau de la Generalitat, el fundador de CDC genera reacciones muy distintas en Barcelona y en Madrid. Mientras que en la capital de España se le mira con un doble recelo por las acusaciones de corrupción y porque no deja de ser la gran figura de un nacionalismo catalán que acabó vulnerando el orden constitucional 39 años después de votar masivamente la Carta Magna, en Barcelona se le ha empezado a buscar como referente de la etapa en la que Cataluña no sólo era respetada e influyente en el resto de España, sino incluso querida. La diferencia es lo que va de la rehabilitación al blanqueamiento. Doce años después del inicio de un calvario judicial que aún requiere del capítulo definitivo y siete años después de que Carles Puigdemont y Oriol Junqueras arrastraran a la institucionalidad catalana a la ruptura con España, en la capital de Cataluña Jordi Pujol ha dejado de ser el elefante en la habitación.

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