Pilar Vidal: «Tengo lo que quería, pero me falta aprender a disfrutarlo»

En poco tiempo, Pilar Vidal se convertido en uno de los rostros más populares de Antena 3 y La Sexta, pero detrás de su éxito hay 25 años de trabajo: « He sembrado durante mucho tiempo y ahora estoy recogiendo los frutos . Tengo lo que quería, pero me falta aprender a disfrutarlo». Llegó a la tele con Mariló Montero, pero fue ‘Sálvame’ el programa en que se liberó: «Era como acudir a un parque de atracciones donde vas a divertirte. Me pilló en el peor momento personal y físico, pero fue la mejor terapia». En el salto a Atresmedia se enfrenta a otro código, pero se siente arropada por las presentadoras con las que trabaja: «Susanna Griso es todo lo que una mujer puede aspirar a ser. Es guapa, inteligente, estilosa. Nos contamos secretos y ya puedo considerarla una amiga. A Sonsoles Ónega no la conocía, pero me gustaba cómo escribía. Somos parecidas, competitivas, divertidas, adictas al trabajo, espontáneas. Y con Nuria Roca conecté como si nos conociéramos de toda la vida, nos hablamos en valencia y traficamos con salchichas y morcillas para preparar ‘arròs al forn’ (arroz al horno) ». Pilar ganaría una final de ‘Masterchef Celebrity’ con esa receta, lo puedo asegurar.te recomendamos Lomana publica sus memnorias «He rechazado casarme dos veces, quiero morirme siendo viuda de Guillermo» Pilar Vidal Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinoyannis hacen pública su relación con un anuncio de compromiso Ricardo SanzA la hora de conceder la entrevista, Pilar responde a todo dando titulares. De su personalidad le gusta «ser extrovertida, generosa y cariñosa», aunque cambiaría alguna cosa: «Quisiera ser ahorradora porque debería ser rica, pero he cometido muchos errores. Soy mala administradora, pero no quiero mirar atrás. ¡Qué me quiten lo bailao! También me gustaría ser más disciplinada. Soy demasiado anárquica. Soy una traca, puro fuego artificial. Eso lo estoy trabajando con el psicólogo. Me guío por impulsos, tengo que controlarlo y ser más reflexiva ».Con esa personalidad, Pilar se entrega por completo. «Soy la más romántica e intensa. Ahora sé que he cometido dos errores: idealizar el amor y pensar que un hombre me daría la felicidad », nos confiesa: «Tengo miedo a volver a fracasar y creo en el amor a primera vista, aunque me hago la moderna para sobrevivir».El hombre que llegue a su vida deber cumplir varios requisitos: «No me fijo en el físico, solo quiero que no me haga daño, que tenga mucho sentido del humor y sea muy inteligente. Además, debe asumir que vivir conmigo es un ‘destarifo’ . Aunque pueda parecer mentira, reconoce que la televisión no ayuda a encontrar pareja: «He perdido citas por salir en pantalla, algunos hombres huyen». Tampoco encuentra suerte en las redes sociales: «Solo me escriben mujeres y gays, que son mi ‘target’. Estoy por dejar el corazón y hacer debates de política a ver si así los hombres me escriben».Lo que siente por su hijo Javi es adoración: « Es el proyecto que mejor me ha salido. Es la mejor versión de sus padres, es más leal, más sensato, más generoso. Profesionalmente no quiere hacer nada que tenga que ver con mi mundo. Emocionalmente, le veo con su chica y aprendo de ellos, con una relación sana, que fluye, en la que son independientes».A Pilar le da paz estar junto a la gente que quiere y le saca de quicio perderse una exclusiva: «Y el orden, que soy muy maniática, todo tiene que estar megalimpio». A la hora de pensar en el futuro, duda entre una vida en un eterno verano, «a caballo entre Miami y Madrid», o de abuelita consentidora que malcría a sus nietos «pero nunca sola. Odio la soledad. La practico, pero no me gusta. He sido lo suficientemente cariñosa con los demás para no acabar sola».Pilar Vidal, con cinco años, disfrazada de cubanita para un baile del colegio. d.r.La niña quería estar en todo.Ahí la tienen, monísima y feliz, vestida de cubana para una función escolar: «Iba a teatro para ser protagonista, y siempre lo conseguía. Salvo una vez, que las monjas me dieron el papel de burrito en ‘La ratita presumida’ y me puse a ensayar rebuznos que no estaban en el guion para llamar la atención ». No nació para ser un papel secundario. Pilar aprendió a devorar la vida siguiendo los consejos de su padre: «Fue mi aliado, siempre me dio alas y me obligaba a ser la mejor en todo. Se me grabó a fuego para no decepcionarle. Madrugaba para repasar la lección, me apuntaba a todas las actividades extraescolares, iba a misa para leer el Evangelio o pasar la bandeja, quería ir de público al programa de Torrebruno o al show de Joan Monleón, al que le mandaba dos postales todas las semanas y todas las tardes me quedaba junto al teléfono esperando que me llamaran del concurso. Incluso hubo una época que soñaba con ser alcaldesa». Pilar no se cansaba nunca, le podía la curiosidad: «Hubiera deseado que me mandaran a un internado para sacarle más partido al colegio». Aquella niña de mirada alegre y vivaracha quería estar en todo: « Siempre quise ser protagonista, pero no tengo ego ». Lo suyo era puro deseo de vivir experiencias: «Mi trauma infantil fue no salir a bailar la canción de ‘Los pajaritos’ de María Jesús y su acordeón cuando vino con el Circo Mundial, por culpa de mi hermano». Dicen que heredó el carácter de su abuela paterna, a la que no conoció: «Tenía como ella fascinación por el tarot. De hecho, una de las primeras cosas que hice con mis ahorrillos fue pagarme una echada de cartas ».

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