Terreros: «El Gobierno ha hecho creer al mundo que en dopaje España es un país de tramposos»
José Luis Terreros (San Asensio, La Rioja, 68 años) ha tenido un momento de satisfacción después de un periodo oscuro en el que cayó en una depresión después de ser destituido como director de la agencia española antidopaje, denominada oficialmente Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (CELAD) . El 26 de enero fue apartado por el consejo rector de este organismo que preside José Manuel Uribes, secretario de estado para el Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), después de que una funcionaria de la CELAD denunciase presuntas irregularidades en el órgano dirigido por Terreros y que Uribes remitió a la Fiscalía por si fueran constitutivas de delito. Diez meses después, el fiscal ha archivado el caso al no encontrar indicios de culpa. Y José Luis Terreros pasa ahora factura por un cese del que, asegura, no pudo defenderse. «Uribes, la ministra Alegría, el Gobierno en definitiva, han hecho el ridículo . Entre todos han hecho creer al mundo que España es un país de tramposos», dice a ABC.A Terreros le salen los demonios por la acción que él considera parcial del CSD. «Solo puedo pensar en la porquería que hay en el CSD y en el Ministerio de Educación. Si me hubieran preguntado desde el primer día, les hubiera explicado las cosas como son, como he hecho con los anteriores secretarios de estado. Todos se han reunido conmigo cada que ha habido casos y nunca pasó nada. Y estuve siete años. Pero lo resolvieron así».Noticias Relacionadas reportaje Si Ocho culturistas muertos en cinco meses Culto al cuerpo y dopaje sin freno, el cóctel de la muerte José Carlos Carabias estandar Si Récord del mundo en Maratón «El ángulo Q del muslo de las atletas ha cambiado; por eso se acercan a marcas de hombres» Ignacio RomoTerreros tenía pensado jubilarse el pasado verano, según dice, y su destitución anticipó los plazos. «Me han hecho un daño irreparable a mí, a mi reputación, pero sobre todo al deporte español y a la lucha antidopaje. Han hecho que el mundo vuelva a pensar lo mismo de siempre, que todos los secretarios de estado han hecho trampas, que todos los deportistas españoles son unos tramposos».El médico y cirujano criado en Aragón defiende su gestión. «En este negocio tratamos con deportistas que se dopan, que son unos tramposos y que tienen abogados que los defienden como sea. Estás permanentemente en el Contencioso, en los tribunales, con demandas por prevaricación… Me pasó a mí y a todos los directores de las agencias antidopaje del mundo. Pero los gobiernos defienden a sus dirigentes, no los mandan a la Fiscalía».«En España no fue como en Rusia, no teníamos nada que esconder –cuenta el exdirigente–. A la ministra Alegría la he saludado una vez, a Uribes no lo conozco personalmente. Pedí reuniones, me mintieron, me dieron largas y nunca pude explicarme ante él. Si me hubieran dicho ‘queremos que te vayas’, lo hubiese aceptado, pero no que me acusen de corrupción. La Fiscalía se dedicó a investigar y no hay ningún positivo escondido, ningún dinero malgastado. Todo es falso». El exdirector del antidopaje español admite «muchos errores durante siete años, seguro que los he cometido, pero ninguno por corrupción. Si hicimos controles con uno o con dos agentes, fue lo mismo que hicieron los anteriores directores de la Agencia. En los muchos casos positivos, a veces recurren al Contencioso, otras al TAS, pero generalmente ganaba la Agencia».ErroresNo considera un error haber paralizado los casos adversos de pasaporte biológico, positivos sancionables que anulaban los tribunales desde que se produjo la sentencia a favor del ciclista Ibai Salas. «A los del pasaporte biológico que podía sancionar, los he sancionado, y me los tumbaron en los tribunales. Los recurrí y están pendientes del recurso. Y hubiera seguido hasta el Supremo. Los que estaban imposibles, los he pasado a las federaciones internacionales para que los sancionaran. De estos había tres casos. Otros dos pendientes de recursos. Cinco en total».Terreros introduce un nombre en el tablero, Alejandro Blanco, el presidente del Comité Olímpico Español (COE). «Ante la situación que se creó, y tampoco se por qué, Blanco vio la oportunidad de medrar y dijo ‘esto lo soluciono yo’. Habló con Witold Banka (presidente de la AMA) y nos acusó de hacerlo todo muy mal. Pero eso no es lo que decía el CCC (Centro de Cumplimiento del Código). Este centro te dice lo que has hecho mal, el tiempo que tienes para restaurarlo, etc. Y estábamos a cero. Justo tres días después de mi destitución, salió Alejandro Blanco diciendo que no tendríamos problemas en los Juegos de París. Imagino que tendría interés en librarlos de una persona que ellos sentían como una amenaza».Terreros cuenta otro caso. «El 11 de enero hubo un auto de la Audiencia Provincial de Madrid, Elia Navarro, de halterofilia, sobre si habíamos hecho el control con uno o dos agentes. El auto decía que no había delito ni nada extraño. Tema archivado. Perdió en todas las instancias judiciales». ¿Quién era el abogado?, se le pregunta. «Alberto Yelmo», contesta.«A Yelmo se le acabó el contrato en la Agencia y no se lo renové y lo tomó como si lo hubiera matado. Este abogado empezó a buscar deportistas en el portal ‘Sanciona2’ y se ofrecía para defenderles gratis». «Han hecho el ridículo más espantoso, han hecho creer al mundo que nuestro país es un cúmulo de tramposos. El actual secretario de estado fue ministro de Educación cuando estaba yo en la Agencia. Digo yo que él también estaría metido en este ajo de corrupción. Se hizo muy amigo de Alejandro Blanco. Uribes e Irene Lozano (antigua secretaria de estado del Deporte) no se hablaban. Y Blanco era su asesor. Uribes conmigo no habló, pero yo sí me reuní con Lete, Rienda, Lozano, Franco… Y todos sabían cómo trabajábamos».«Para hacer trampas en temas de dopaje, hay ser como en Rusia, un aparato organizado para falsificar pruebas -dice Terreros-. Cada vez que hay un positivo, la AMA lo conoce al instante».Tras la salida de Terreros, la CELAD ha tenido dos directores. Silvia Calzón, que estuve algo más de ocho meses y se marchó por la llamada de Pedro Sánchez para su gabinete de presidencia, y Carlos Peralta, el nuevo ocupante del puesto.