El Señor es mi pastor

Los compañeros de esta Casa sintetizaron la trimestral Junta de Accionistas del Sevilla Fútbol Club como «otro día de la marmota», parafraseando el título de la divertida película protagonizada por Bill Murray. En ella, recuerden, Phil Connors (Murray) termina exponiéndose a ser arrollado por un camión con la certeza de que al día siguiente volverá a suceder lo mismo, sin consecuencias. A José María del Nido Benavente, reitero una vez más que a mi juicio el mejor presidente de la historia del club, no lo atropelló vehículo alguno, pero sí pasó por encima de él el trailer del llamado «pacto por la pasta» que firmó en su día.Ocurre que en la versión sevillista del célebre roedor se ha incorporado un personaje nuevo, al que todo el mundo acude para que pronostique la llegada de la primavera a Nervión, tras el largo invierno que está atravesando desde hace un par de temporadas. Se llama Fabrice Pastor, es monegasco y se deja querer por el sevillismo. De él y de su familia hay material de sobra en Internet. En tiempos de desinformación galopante en las redes quédense con una evidencia: es una de las grandes fortunas del Principado.Desde hace unos tres años se oye hablar de él en la ciudad. Oigamos a los que dejó acercarse a su círculo más íntimo: «Es una persona amable, educada y enamorada de Sevilla y de sus costumbres. Una vez que te permite conocerlo en las distancias cortas es muy cercano y espléndido. No habla mal de nadie. Persona preparada, con la cabeza muy bien amueblada y muy culto. Serio, directo y con palabra en los negocios; alegre y divertido de fiesta. Como es del taco no le faltan moscones revoloteando a su alrededor. No fuma, bebe con moderación y gusta de la música de nuestra tierra. Fue un día al Rocío y salió de allí con casa comprada. Le desespera la tardanza de Urbanismo en dar licencias de obras, pero ve muchas posibilidades de inversión en Sevilla».Ahora nos falta la versión de los enemigos, si los tiene. Pero alguno, a la vista de lo que hay, ya se ampara en el Salmo 23: 1-6 de la Biblia: «El Señor es mi pastor, nada me faltará».

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