Béla Tarr: «El ser humano es un animal terrible. Y no podemos hacer nada»
¿Te ladró mucho? La entrevista a Béla Tarr , gruñón por naturaleza o por entrañable careta , se descontaba ardua en el índice bursátil de las labores. En la puerta del hotel pamplonica ‘Tres Reyes’, el venerable no tan anciano había salido moroso como sus filmes del ascensor bastón en ristre y se apostó en el lateral exterior, y sacó un pitillo. Pronto, un tipo asiático le fue a buscar y se abrazaron delicadamente, sin apoyar sino posando los brazos sobre los hombros del otro, un largo rato. Es el prestigioso cineasta tailandés Apitchatpong Weerasethakul , con quien el también prestigioso director húngaro compartirá un prestigioso e histórico ‘Encuentro en Pamplona’, moderado por Garbiñe Ortega y Lois Patiño, a quien también ladrará un par de veces el autor de ‘Gente prefabricada’. A Tarr se le ve frágil, pero su humeante aura de clarividencia artística carbura como siempre. ¿Estamos ante un Goya del futuro? Ahora estamos ante alguien cansado por los vuelos y sus retrasos, también por los del mundo y la humanidad. «Un hombre especial», sintetiza Weerasethakul. En los lienzos blanquinegros que componen sus más memorables filmes, como ‘Armonías de Werckmeister’ o ‘El caballo de Turín’, encontramos la captación de la totalidad que ya no logra en el formato cine y una constante mirada a los humillados de la vida. Canon del séptimo arte , es un emblema de las películas largas y lentas, como ‘Sátántangó’ (‘Tango satánico’), de siete horazas, con todo su silencio y desolación.Béla Tarr charla con Apichatpong Weerasethakul en la cafetería del ‘Tres Reyes’ Eduardo sanz«Un trueno que golpeó mi corazón. El efecto duró días», dice su partenaire asiático sobre el cine de Tarr. «Vi una película suya por primera vez en un cine independiente de Chicago, no sabía que iba a ser tan larga. Nunca había visto nada parecido. Sentí toda la potencia del cine por primera vez . Un señor a mi lado se durmió. En la película pude sentir la lluvia, el peso del tiempo, un tiempo al que no estamos acostumbrados pero que es el tiempo real. Vi una película que era más que una película y una historia, algo sensorial. Decidí volverme a casa andando, y eso que era más de una hora. Fue una experiencia que me cambió». En 2011, el artista, que ahora tiene 69 años que parecen más, abandonó el cine. Cuando Weeresethakul le pregunta por qué, levanta el báculo para arrearle de broma. « Después de ‘El caballo de Turín’ ya había dicho todo lo que tenía que decir . Si te gusta bien, y, si no, también». ¿Y si es un amor?-A Godard le preguntó cómo hacía lo que hacía, y le dijo que no lo sabía. Usted tampoco. ¿Le interesan las corrientes no-racionales, allí donde la mente no alcanza?-No, no y no. No lo malinterpretes. Cuando mencioné a Godard fue porque recuerdo que me encontré con él, cuando era joven, y me acerqué y le pregunté: «¿Cómo hiciste esta toma en ‘Al final de la escapada’?». Y dijo: «No lo sé. Simplemente llegó». Cuando yo digo que tampoco lo sé, tienes que entender que, de alguna manera, la forma, el estilo, te llega. Pero la cuestión principal es lo que quieres decir, y esto él lo sabía y yo también. Si hago algo, por supuesto que sé lo que quiero decirte. Pero el cómo, la forma, viene. Lo sientes. Sé muy bien lo que estoy haciendo. ¿Pero cómo? Esa era la pregunta.-¿Quiénes son sus cineastas favoritos?-Durante todo este tiempo de ‘Al final de la escapada’, Godard fue el héroe del cine mundial. Y, por supuesto, le respeto, fue muy importante para mí. Tampoco olvidemos que crecí, digamos, en un país comunista falso, y estábamos cerrados, no tuvimos la oportunidad de ver muchas películas. Pero tiempo después, por supuesto, sí las vi. Vi todo Godard, Fassbinder, Tarkovski, Hitchcock… Lentamente las fui viendo. -Cuando se hizo mayor, comprendió que el mal no era un asunto social, ni siquiera ontológico, como pensaba, sino que era algo cósmico.-La totalidad es el mal. La totalidad existe, solo tienes que ver. Y tienes que comprender. La naturaleza está, digamos, apagada. Y la naturaleza… Nosotros somos parte de la naturaleza. Por eso es por lo que tu puedes ver en algunas de mis películas animales, elementos naturales, lluvia, viento, todo…Béla Tarr riendo Eduardo sanzDurante su charla en Pamplona, el ‘filmmaker’ de Pécs volverá a incidir en ello. «Intento hablar de toda la totalidad. Está el tiempo y la naturaleza, todo lo que transcurre. Tenemos que contar de forma honesta lo que vemos y sentimos. Es sencillo. La vida de todos transcurre en el tiempo y el espacio. Si lo ignoras, no vas a ser capaz de mostrar toda la realidad y ni siquiera ser un cineasta o un pensador serio», para cargar contra las «asquerosas películas de Hollywood, que siempre empiezan con un primer plano del protagonista y vas a pasar dos horas con él. Es una receta muy antigua. Si no le amas, ¿por qué vas a contar esta historia? ¿Por qué quieres grabar a alguien por el que no sientes nada?». Y otro par de revelaciones: «¿Responsabilidad social como cineasta? Por supuesto que sí. Formamos parte de la sociedad. Y utilizamos vuestro dinero. Las películas se suelen hacer con muchos fondos públicos. Odio a estos artistas egoístas, me parece muy injusto lo que hacen. Si ves la mierda que yo hago, va sobre los humillados, los pobres, las personas feas que nunca serían portada de ‘Vanity Fair’». Y profundiza en su fin: «Yo ya no hago cine porque no es suficiente. Tengo la sensación de que no soy capaz de mostrar la totalidad. Por eso he estado en Ámsterdam o Viena haciendo instalaciones, performances, más teatral… Me parece más interesante. Quiero hacerlo con gente joven».-Su última película, ‘El caballo de Turín’, discurre en medio de una tormenta muy hostil para sus protagonistas. Y en la primera, ‘Nido familiar’, cuenta las dificultades de la existencia por no tener una casa. Gente desamparada. ¿Compensan los placeres de la vida a sus sufrimientos?-No podemos decir que todo sea sufrimiento, porque puedes ver mucha alegría a tu alrededor. Pero la naturaleza de la alegría muestra la naturaleza de la vida. Y esto es, de alguna manera, la vida humana. Digamos que, cuando estamos bailando o cuando mostramos algo de amor o algo así, estás mostrando cómo eres y qué tipo de existencia tienes. -Una de sus obras maestras, ‘Sátántangó’, de 450 minutos y ritmo calmo, es lo menos ‘era Tik Tok’ que hay. Sus películas se asocian al cine lento, silente, contemplativo… ¿Son un dique de resistencia a esta época acelerada?-Piensa en tu vida. ¿Cómo funciona tu vida? No es rápida. Nada es rápido. Solo haces día tras día tu rutina diaria. Mañana harás tu próxima entrevista a otra persona, y será lo mismo. Y estás haciendo las mismas cosas y la misma mierda todos los días. Nada es rápido. Simplemente, te levantas y lo haces. Ok, digamos que tal vez usted tiene esta cima de la estupidez (y señala el móvil)… pero esto es una ilusión. Es falso. Escucha, tu vida es lo suficientemente lenta, lenta, lenta… Nada es rápido. -Rodó su primera película en 1979, con apenas 22 años, llena de sensibilidad social e ira. ¿Cree que el mundo ha mejorado desde entonces?-No lo creo. Por eso antes dije lo que dije. Es por el ritmo de la vida. El tiempo siempre es igual. No importa si usted está viviendo en la Edad Media. Estás solo… Ya sabes, tu principal problema es el mismo.-En el mundo hay varias guerras. Rusia y Ucrania, Israel contra Gaza, Líbano, Irán… parece que la cosa puede enloquecer por momentos como en su filme ‘Armonías de Werckmeister’cuando arriba aquella ballena…-No creo que sea locura. Podemos ver mucho interés alrededor de esas guerras. Porque estamos hablando de dinero. Estamos hablando de toda la puta sociedad. Estamos hablando de algunos individuos fascistas. No sé, no es tu locura o mi locura, así es cómo va esta mierda que está ocurriendo. Ya sabes, todo en este tipo de capitalismo es definitivamente dictatorial. Cuando yo crecí, teníamos en aquel tiempo la censura de la política. Ahora tenemos la censura del mercado. ¿Cuál es mejor? Es igual. Son de la misma naturaleza.-Odia la palabra ‘historia’. Dice que todas son iguales desde el Antiguo Testamento: la brutalidad, el Holocausto… ¿Estamos condenados a repetir los mismos errores?-Sí, estamos absolutamente repitiendo los mismos fallos. Cuando lees el Antiguo Testamento, puedes ver todo allí. Puedes ver que el hijo está jodiendo a su madre. Puedes ver el Holocausto. Asesinatos en masa. Puedes ver todo. Sólo estamos repitiendo, repitiendo, repitiendo… Por eso digo que no me importan las historias. Porque no hay nuevas historias. -¿Y no es triste este destino?-Pero lo hacemos diferente cada vez. Eso es lo interesante. -Algo es algo.-Por ejemplo, el tiempo. Los medios de comunicación sobre cómo era la guerra antes son diferentes a los actuales. ‘Historia’ es una palabra que a Tarr le enrabieta. En su diálogocon Weerasethakul siguió bramando: «Ha dicho usted una palabra interesante. Una palabra que odio. ¿Qué es una ‘historia’? Alguien puede tener muy buena imaginación, pero llega un momento que tenemos que elegir el casting, la producción… y las personas de verdad lo cambian todo. Lo que tú creías nunca sucede, en tu cabeza tenías una idea pero nunca concuerda con la realidad al 100%. Entonces, cambio la historia y para ello tengo que escuchar a la realidad, a esas personas. No puedes forzar, no puedes violar a esas personas, has de mostrar la vida real, las situaciones humanas auténticas. Por eso no hago caso a la historia, hago caso a las personas que tengo delante. Por supuesto tienes que tener una historia para engañar a los bancos… es un arte esto de engañar», dice provocando la risa de la grada. -En ‘Nido familiar’ hay un personaje que recrimina a otro: «¿Te piensas que la vida tiene que ser divertida?» Y en ‘Armonías de Werckmeister’, otro se pregunta: «¿Puede haber diversión en este caos?». ¿Le causa conflicto la idea de divertirse en esta vida con tanto drama?-Tu alegría y tu manera de divertirte te retrata. Puedes ver cuán fea es tu vida, cuán sencilla y vacía puede ser. No sé. Imagina que tienes una vida muy plana, encontrarás tu alegría y diversión pero tu diversión será plana, mala y predecible, lo cual es algo desgraciado… Solo date una vuelta y mira a la gente. Mencionaste antes TikTok… No sé, no tengo ninguna red social, pero digamos que es una manera horrible de comunicarse. -¿Le preocupa la IA?-Tal cual lo veo, creo que esto (y señala mi móvil) es algo así como nuestro enemigo. -¿Cree que las personas no creyentes pueden ser más espirituales por no tener reglas?-No. La cuestión de la espiritualidad viene de tu personalidad. Si tú eres muy débil y necesitas al Dios, tú necesitas alguna presencia, algún guarda, tú sientes amor y puedes encontrar tu propio Dios. Pero para mí no significa nada.Los dos cineastas, de espaldas Eduardo sanzLa idea de no hacer más películas es algo recurrente en la plática de Tarr. «Necesitamos algo que nos inspire, una persona que nos conmueva, que nos empuje. Sin esa motivación por qué hacer algo. Ser cineasta es un trabajo privilegiado, a veces ganas premios, a veces te alojas en hoteles de cinco estrellas y vienen periodistas a verte. Pero, ¿por qué hacer películas? Para mostrar algo que es más que sí mismo. No hago películas porque cuando veo ‘El caballo de Turín’ dije todo lo que tenía que decir. No hay razones para hacer una mierda solo porque seas cineasta. No quería repetir nada. Hay personas que necesitan dinero, que hacen películas para mantener su tren de vida, pero para mí esa no es una razón. Hay personas jóvenes que ven mis películas y no quiero estar aquí cuando la gente empiece a reírse de mí». ‘El caballo de Turín’, su testamento cinematográfico , está inspirado en un capítulo de la vida de Friedrich Nietzsche, cuando el filósofo alemán vio a un cochero golpeando con su látigo a un caballo y este fue a abrazarle llorando mientras pronunciaba sus últimas palabras: «Madre, soy tonto», para perder la cabeza para siempre. La película se pregunta cuál era la vida del caballo y el cochero. Y en ella, tras casi tres horas de ventisca y labores del hogar en una cabaña inhóspita en medio de la nada, llega el silencio. Y le preguntan desde el público si aquello representaba el final de la civilización: «Todo está conectado. En primer lugar, ¿qué es esta película? Es una historia antigénesis. Nosotros somos el Dios que creó el mundo. La luz, la oscuridad, el planeta… estamos dándole la vuelta a esto. Nietzsche dice que Dios ha muerto y entonces la creación ha llegado a su fin. No hay luz. No es algo filosófico. Solo quería hacer una película sobre la vida. Sobre la rutina. Repitiendo las cosas. Porque cada día nos debilitamos más y nos acercamos a la muerte. Cuando empecé a sentir el peso de mi edad, dije: «Jodeeeer». ¿Qué puedes decir? No hay más que decir y por eso dejé de hacer películas»-‘La vida, la muerte y todo lo del medio’, se llama su encuentro con su amigo Apichatpong Weerasethakul. En sus casi setenta años de vida, ¿ha aprendido alguna lección para enfrentarse a la muerte?-Por supuesto. Tú y yo sabemos que vamos hacia la muerte. Es ley de vida. Y, por supuesto, como todo ser humano, tenía miedo a la muerte. Porque es inconcebible no existir nunca más. Pero, tal vez, sólo te vas a dormir y entonces lo que te asusta realmente es el miedo al sufrimiento. Cuando te sientes completamente en soledad, sin compañía, y solo estás esperando, esperando, esperando… Tuve algunos amigos que murieron. Y es realmente horrible. No puedes hacer nada. -El maestro yogui español Ramiro Calle dice que «para el que sabe ver, todo es doloroso». ¿Está de acuerdo?-De alguna manera, sí. Porque verás cuánta gente tiene hambre, cuánta gente está sufriendo… Veámoslo, África. Veámoslo, Asia… cómo los humanos son horribles. El ser humano es un animal terrible. Y, de alguna manera, no podemos hacer nada.