Vera y Cigarreras, la gran diferencia

Forman parte de la misma orilla del río, tan solo los separa el puente de Los Remedios. Aunque están casi unidos, existe una distancia abismal en su concepción. Hablamos de Vera Sevilla (el proyecto del fondo de inversión KKH en la antigua fábrica de Altadis) y Jardines de las Cigarreras (la iniciativa que ha urbanizado la antigua parcela de albero junto al Club Mercantil). El primero está asesorado por CBRE y el segundo por Savills, dos firmas inmobiliarias de prestigio internacional: la fase en la que estas dos compañías consultoras han comenzado a asesorar el desarrollo de estas inversiones determina la gran diferencia entre estos vecinos.El fondo KKH ha realizado una exhaustivo estudio preliminar para determinar la utilidad del espacio, las limitaciones urbanísticas y los tiempos de construcción. CBRE intervino desde el inicio. Antes de mover una grúa, ya se conocía al milímetro el destino de cada metro cuadrado, los potenciales inquilinos, la rentabilidad anual y el tiempo estimado para el retorno de la inversión. Las obras comenzaron a finales de 2023 y avanzan con precisión suiza para culminar en el otoño de 2025. La adquisición del suelo de Altadis y la rehabilitación de este espacio requieren una inversión de 250 millones de euros, por lo que solo un fondo de inversión con músculo financiero y alta profesionalización podía afrontar una obra de tal calibre.Ahora vayamos al otro lado del puente. El coste de adquisición del suelo no era una barrera de entrada insalvable, ya que fue una concesión administrativa que el Puerto de Sevilla realizó a una sociedad con un capital social de 3.000 euros en 2018. En un principio se anunció que el edificio principal sería explotado por la Cámara de Comercio, y la zona de ocio sería adquirida por el empresario Javier Fal Conde (Arttysur); pero el acuerdo con la institución que preside Francisco Herrero se rompió muy pronto, y la operación de compraventa está en disputa en los juzgados. Relataba el periodista Jesús Díaz que este desarrollo —que ha requerido una inversión de 40 millones de euros— acumula ya tres años de retraso y que es en la fase final (con los dos edificios todavía vacíos) cuando la consultora inmobiliaria Savills está buscando inquilinos para tratar de dotar de sentido al proyecto. No existía ni la capacidad financiera para acometer la construcción en los plazos previstos ni la planificación adecuada para que el activo funcionara con plena normalidad una vez concluido. El responsable final de que en una zona tan emblemática de Sevilla haya surgido un proyecto más errático de lo aconsejable es el Puerto de Sevilla, que es donde hace seis años se tomó la decisión de conceder tan valiosa concesión a un operador que no ha cumplido hasta el momento los hitos marcados.

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