Estraperlo sanchista
La democracia pagó el pecado juvenil de la corrupción en los gobiernos felipistas (cuando faltaban controles en la administración) y en ayuntamientos y comunidades autónomas, donde se ayuntaron el PSOE andaluz, los convergentes catalanes y los peperos de Madrid, Valencia y Baleares. Casi cuatro décadas más tarde, tras enjaular a decenas de cargos públicos y echar a Rajoy por una moción de censura cogida por los pelos, nos llegó Pedro el Virtuoso montado en el caballo blanco de la regeneración. Pero las corrupciones del sanchismo afloraron en apenas dos años, todo un récord. Tanto remover la tumba de Franco para acabar recayendo en el peor de sus vicios: aquel estraperlismo feroz de la posguerra y sus escaseces; como este comercio de mascarillas en la pandemia del Covid, los chanchullos de conseguidores comisionistas, el tráfico de favores y los contratos o atracos administrativos. Descubrimos el estraperlo sanchista en el ministerio de Ábalos y sus adyacentes; y ya veremos qué pasa con Begoña. Cosas del Régimen.