‘Poeta en Milán’, de Jorge Eduardo Eielson: en su centenario
Jorge Eduardo Eielson ( Lima 1924- Milán 2006) necesitó todo un universo para dar cauce a su inmensa capacidad creativa . A su amigo Julio Ramón Ribeiro le dijo que fue tanto que no fue nada. Pero, en realidad, todo aquello que tocó lo invistió con la grandeza de lo memorable. Fue una figura tan fascinante que pasó desapercibida entre nosotros, como ese meteoro que brilla un momento antes de ocultarse en el cielo nocturno de su época. Poeta, dramaturgo, articulista, sugerente artista conceptual en él no hubo nunca divisiones entre géneros y lenguajes artísticos, sino una sola tensión que descargaba su electricidad en aquella parte de lo real que necesitaba ser expresada. Para él expresar supuso siempre intensificar la experiencia del mundo, la memoria que guardaban las cosas, aunque fuera través de variados estilos, de un arte que se abría a nuevos horizontes o que los cerraba.POESÍA ‘Poeta en Milán’ Autor Jorge Eduardo Eielson Editorial Visor Año 2024 Páginas 189 Precio 14 euros 4 Fue, por eso, un ser tan inquieto que mantuvo su creación alerta, en una alerta espiritual y moral. En Eielson desaparece la tragedia para dar paso a la celebración, desaparece la vida como problema para dar paso a la vida como entusiasmo y como anhelo. En su poesía se despliega un territorio donde vivir es acercarse a esa brizna de lo sagrado que encontramos en un vaso de agua, en un saxofón tocando jazz , en una estatua de Florencia, en una cafetera usada. Porque en cada cosa, en cada calle, en cada ser hay una alianza a favor de la vida, una refutación de la muerte entendida como un pozo ciego que nos hace desaparecer. Su poesía por eso quiere ayudarnos a vivir, a sanarnos mediante esos dos obras maestras de nuestra sensibilidad, la amistad y el amor.Hay una refutación de la muerte entendida como un pozo ciego que nos hace desaparecer Eso es lo que nos vamos a encontrar en esta delicia absoluta que es ‘Poeta en Milán’, la reunión de sus tres últimos título s y que no son otra cosa que un homenaje a todos aquellos nudos que lo ataron a la vida, que le dieron intensidad y humor y transcendencia. Eielson es tan cotidiano como verdadero, tan irónico como metafísico, pero el flujo de lo que pasa en calle es visto siempre con la inocencia de un niño y la risa de un payaso. Ni siquiera cuando canta la pérdida del gran amor de su vida (Michele Mulas) deja de referirse a las estrellas que aparecen y desaparecen y vuelve a aparecer dentro de ese movimiento constante del universo. Eieson dijo: el día que me muera dejaré de ser tierra para ser estrella. La figura de Jorge Eduardo Eielson necesita en España una reparación. Ahora que conmemoramos el centenario de su nacimiento, sería muy oportuno colocar su figura y su obra en el lugar destacado que le corresponde, ese del que solo los grandes como él tienen derecho a ocupar.