El Betis Baloncesto imparte un tratado de solidez y arrolla al Tizona (95-76)
Sobrado de recursos, el Betis Baloncesto puede ser un tormento para sus rivales si, como en la velada de esta noche frente al Tizona Burgos, se aplica en defensa y se explaya en ataque. Esa suma de factores es una bomba. En su puesta de largo liguera en San Pablo, y tras su victorioso estreno en Donostia, el conjunto verdiblanco fue un muro, pero también un martillo que dejó en blanco al Tizona , al que empujó hasta el precipicio de la desesperación, minimizando a un rival que como mejor cualidad tiene su potencial ofensivo y al que frenó en la cota de los 76 puntos. Y si llegó hasta ahí fue porque, ya con el partido quebrado, se dejó llevar el Betis en los últimos minutos, como está mandado y sucede siempre en este tipo de situaciones. Gobernaron los verdiblancos, autoritarios, de cabo a rabo en cuanto entraron en calor y subieron las revoluciones. Benite se estiró hasta los 21 puntos , otros cuatro jugadores alcanzaron la decena, compañeros que necesitaban un buen partido lo completaron (Renfroe). Cundió la sensación de que, sin exprimirse a fondo, el Betis Baloncesto ganó con comodidad a un equipo que porfió por el ascenso la pasada temporada hasta la Final Four y mantiene buena parte de ese bloque.Y eso que el partido empezó del revés, con un Tizona tan efervescente como irreverente. Contestatario y con personalidad. Un 0-8 le endilgó de salida al Betis , frío como un témpano. No tardó en coger temperatura y descifrar los códigos del partido. Se trataba de apretar atrás y correr, que opciones habría para generar tiros a poco que se lubricara la circulación, lo cual es responsabilidad sobre todo de los bases y Benite. Renfroe dibujó dos canónicas penetraciones hasta la canasta y luego explotó el Betis la veta de Radoncic, que en teoría juega por fuera pero sólo es peligroso cuando va hacia dentro. Seis puntos seguidos del montenegrino y un triple de Hughes voltearon el marcador. Desde el 0-8, parcial de 20-6. Un triple de Lance Jones a tabla y monumental, de genio, rebajó el suflé del Betis Baloncesto, que ya había agarrado el partido por las solapas (22-20). Activando la tracción total en defensa y elevando cortafuegos ante los que se estrellaban como dummies los jugadores del Tizona, obligados al triple por descarte para sobrevivir y no desengancharse. Por alguna razón, Cvetkovic se encuentra en la Primera FEB como en el patio de su casa. Se siente líder. Su tándem en el backcourt con Hughes da juego, rédito y puntos. Todos saben que han de aprovechar al máximo los minutos en pista por la rotación nerviosa de Gonzalo García de Vitoria , que no para de mover el banquillo para exprimir sus suculentos recursos. Jones, cuya torcedura de tobillo del primer cuarto se quedó en el susto, le rascó una falta de tres tiros a Jelinek y acercó al Tizona, que no se descomponía. Renfroe, eureka, conectó entonces en el pick&roll con Kasibabu y el congoleño canjeó cuatro puntos seguidos (30-24). El Tizona tenía que forzar mucho las situaciones y buscar tiros hasta alambicados. Mérito de la defensa verdiblanca, con los cerrojos echados, marmórea. La diferencia entre ambos equipos era esta: mientras el Tizona lo fiaba todo a Jones, el Betis era mucho más plural. Ora Renfroe, ora Benite, y también Radoncic… demasiados fuegos que apagar para la defensa burgalesa, asaetada. No daba abasto el Tizona ni el modo de secar los afluentes verdiblancos. Los puntos caían sin remisión. El Betis rozaba ya la decena de ventaja (36-27) y fue Benite, desde el 4.60, el que los selló (40-30) a dos y medio del intermedio. Del bloqueo directo sacaba petróleo el Betis. Un nuevo arma en su catálogo y que hasta la fecha no había podido explotar como le hubiera gustado. En parte, por la lesión de DeBisschop , que reaparecía esta noche. Los beneficiarios del dos contra dos, Kasibabu y el norteamericano, finalizadores de las maniobras de Renfroe. El ochentero ‘Eye of the Tiger’, un clásico de la banda sonora de San Pablo, retumbaba por la megafonía en el tiempo muerto que precedió a la última jugada del segundo cuarto. A una defensa agresiva, de líneas altas y espacios mínimos por parte del Tizona, respondió el Betis Baloncesto moviendo y moviendo la bola hasta que Benite, volando y en escorzo, martilleó el 44-34 . Canasta de gentleman , con el chaqué ajustado. El brasileño y Radoncic ya estaban en dobles dígitos (diez puntos por barba) y la superioridad verdiblanca se plasmaba en el marcador y la estadística: tenía al Tizona, un equipo al que se le caen los puntos de las manos, en un 35% en el tiro de campo. Es decir, lo había maniatado y expulsado de su zona de confort. El mismo guionDe vuelta de vestuarios, Hughes machacaba el aro, Cvetkovic anotaba a cuatro metros y los árbitros castigaban con técnica al técnico visitante (51-39). El Tizona, agresivo, seguía su plan prestablecido: defendía a media pista, con dos contra uno al hombre balón para entorpecer todo lo posible al Betis. Máxima presión de los burgaleses, que trataban de asfixiar a los verdiblancos. El plan dio escasos frutos. Se encasquilló unos minutos el Betis, pero como no se descuidó en defensa no hubo lugar para el sufrimiento. Ni para apurarse siquiera. Se adormeció el partido sin que mediara nana. Tampoco había rock&roll . Si acaso, algún punteo de guitarra. Suárez completaba un dos más uno (55-42) que anunciaba la rotura con Cvetkovic impartiendo cátedra. El bloqueo y continuación frontal, con pases picados del serbio, estaba demoliendo al Tizona, a contraestilo, fuera de cacho (58-42). A falta de casi cinco minutos del tercer acto, los visitantes ya estaban en bonus. Y eso era música celestial para los oídos de jugadores como Benite. El ritmo del choque era indudablemente del Betis y el Tizona, tozudo, se parecía ya por porcentajes de tiro a una escopeta de feria (62-45). Sin necesidad de arrebatarse, el Betis seguía ampliando la ventaja (68-52). DeBisschop colocaba los 20, pero Caio Pacheco respondía con un triple con la bocina tronando desde su propia cancha (72-55).Real Betis Baloncesto – Grupo Ureta Tizona Burgos Ficha técnica Real Betis Baloncesto (22+22+28+23): Renfroe (7), Benite (21), Radoncic (10), Suárez (8), Kasibabu (10) -quinteto inicial-; Hughes (10), Cvetkovic (7), Pablo Marín (-), Domènech (-), Rubén López (10), DeBisschop (4), Jelinek (8). Grupo Ureta Tizona Burgos (20+14+21+21): Pacheco (10), Jones (13), Seoane (8), Jacobo Díaz (7), Thiam (2) -quinteto inicial-; Jordi Rodríguez (-), Jaume Lobo (13), Mo Soluade (-), Vila (6), Simeunovic (10), Totte Alonso (-), Ayoze Alonso (7). Árbitros: Lezcano, Gómez Luque, Murillo Khon. Fue expulsado el técnico visitante, Salva Camps, sancionado con dos faltas técnicas. Partido de la segunda jornada de la Primera FEB disputado en el Palacio de los Deportes San Pablo.Fue lo último que vio Salva Camps del partido. Lo castigaron con la segunda falta técnica y fue expulsado. El partido, a todo esto, estaba en el saco. Rubén López realizaba un mate de concurso a dos manos y el Betis se ponía en zona dos-tres para asegurar el rebote. Benite andaba desatado, con fuego en las manos . 21 puntos para él antes de enfilar el banco y llevarse la merecida ovación. Roto el Tizona, que hizo todo lo posible y más por no perder de vista a su rival, las canastas del Betis caían por inercia sin resquebrajarse atrás, donde Gonzalo García pedía más y más trabajo. Rubén López anotaba en fade away y Renfroe, en modo crupier, regalaba puntos a Kasibabu y Jelinek en pleno frenesí verdiblanco (90-63). Sólo quedaba una incógnita por despejar. ¿Llegaría a los 100 puntos? No lo consiguió, pero quedó en insignificante anécdota ante el tratado de autoridad y solidez que el Betis Baloncesto dejó en casa como carta de presentación.