De servidores a amos del PSOE
Conocí a Pepe blanco cuando él era eterno estudiante de derecho, destacado dirigente de las juventudes socialistas, y participaba en las ejecutivas del PSdG, sin voto, redactando las actas. Óscar López y Antonio Hernando, recién nombrados ministro y Secretario de Estado, responsables de la digitalización y del reparto de millones de euros para ese fin, fueron empleados a las órdenes de Blanco en la secretaría de organización que dirigía este, tras el congreso extraordinario que aupó a Zapatero y Blanco al poder del PSOE, tras la dimisión de Almunia.Tienen estás tres personas una característica común, fueron empleados al servicio del partido y, desde esos puestos de confianza, terminaron dirigiendo el partido primero y luego el Estado. Esta casta que sale del propio aparato de poder se conoce como burócratas. Se reproducen endogámicamente, es decir, ellos deciden sus sucesores de tal modo que las estructuras que administran no son permeables a la sociedad. En vez de por mérito, se selecciona a personas por afinidad y obediencia, de tal modo que al final no se defienden los intereses generales, sino que la burocracia defiende sus propios intereses con independencia de las necesidades y demandas de la sociedad o partido a quien deberían servir.Pasaron de sirvientes a amos y los sirvientes que ellos nombran y moldean, si los dejamos, serán los dueños del futuro de nosotros. Hernando repartirá ahora millones de euros entre empresas que representa Blanco, desde su empresa, Acento. Por cierto, Hernando fue socio fundador de esa agencia conseguidora, que mediante factura con IVA representa los intereses de empresas que dependen de la administración de una u otra manera. Sánchez también era empleado de Blanco y colega de López y Hernando, de ahí saltó a concejal y a la asamblea de Cajamadrid, diputado, y a la Moncloa donde recuperó como directores de gabinete a sus colegas con los que trabajó. Para Blanco todo esto es legal, pero a mí no me parece bien ni para la sociedad ni para mi viejo partido, ni para el sistema democrático. Si dejamos enraizar a los burócratas y consolidamos la burocracia como casta, ponemos en peor situación al sistema político de nuestra democracia. Al tiempo, lo veremos.