No pueden estar equivocados
Treinta y cinco millones de turistas no pueden estar equivocados. Lo sé, suena a eslogan publicitario, pero son los datos los que nos ponen cara a cara con una realidad que no debemos obviar. Treinta y cinco millones de personas visitaron Andalucía el pasado año y nos posicionaron como el primer destino turístico nacional. Si algo tiene el agua cuando la bendicen es lógico pensar que algo debe tener nuestra comunidad para que, cada año, el turismo se afiance como un valor en alza para la economía y la industria de Andalucía, todo ello en medio de un clima de turismofobia que nos empuja a nadar a contracorriente intentando librarnos de las aguas mansas. De las aguas bravas, de momento, ya nos libramos nosotros solos. Como podemos.Por eso me parece tan acertado el lema elegido este año para la celebración del Día Mundial del Turismo, el próximo 27 de septiembre. Turismo y paz, turismo en paz, un binomio que pretende poner de manifiesto que el turismo es un instrumento necesario para favorecer el intercambio cultural y crear vínculo entre países. La Organización Mundial del Turismo lo entiende así, y así deberíamos entenderlo también nosotros. El turismo no es una amenaza, sino una oportunidad, si sabemos cómo gestionarlo.Una oportunidad para poner en valor nuestro legado, nuestra historia y nuestra cultura. Que sí, que tenemos más de ochocientos kilómetros de costa y un clima envidiable, pero más de tres mil años de historia nos contemplan, con todo lo que ello supone de riqueza patrimonial, monumental y cultural. Que la Alhambra sea conjunto más visitado de España, o que Córdoba, Úbeda y Baeza estén reconocidas por la Unesco como patrimonio de la humanidad o que Málaga albergue más de cuarenta museos, o que el Carnaval de Cádiz y la Semana Santa de Sevilla formen parte del imaginario colectivo de nuestros visitantes, es algo que no debemos dejar de lado. Todos somos turistas, de una u otra manera; incluso turistas en nuestras propias ciudades, como ha quedado de manifiesto con la celebración en Cádiz de «Orgullosos de nuestra historia», un programa que pretende acercar a los ciudadanos a su propia historia y que, en esta ocasión, ha hecho un largo viaje hasta los orígenes, hasta el Gadir fenicio.No podemos saber a dónde vamos si no sabemos de dónde venimos. Conocer nuestros museos, monumentos, conjuntos artísticos y patrimoniales debería ser una obligación, más que un derecho, para todos los andaluces. Quizá así entenderíamos más a los visitantes, quizá así respetaríamos más nuestras tradiciones y quizá así sabríamos que el turismo es, a pesar de todo, un gran invento.La nueva consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, está estudiando modificar el plan proyectado por su antecesor para el cobro por entrar en museos y espacios de titularidad autonómica. «La situación económica de los andaluces —ha afirmado— no debe ser un impedimento para poder acceder a un espacio cultural». Y tiene toda la razón. Así que aproveche estos días de celebración para sentirse un visitante en su propia ciudad, seguro que comprende por qué treinta cinco millones de turistas no pueden estar equivocados.