Rosario La Tremendita : «Quiero levantar el cante de la silla»
‘Matancera’ es uno de los espectáculos de esta Bienal de Flamenco de Sevilla que más expectación ha levantado precisamente porque con sus dos artistas principales la sorpresa está asegurada. El montaje, único, inédito, genuino, se estrena este domingo en el Monasterio de la Cartuja en dos funciones que tienen las entradas agotadas desde hace meses. Dos figuras con denominación de origen, Rosario La Tremendita de Triana, María de los Ángeles Salazar Saavedra, La Kaíta , de Badajoz, hurgan en sus vísceras para construir un puente entre estos dos territorios, pero también para las generaciones a las que pertenecen y en este camino infinito, siempre de ida y vuelta, del flamenco. Vanguardia y tradición. La guitarra eléctrica y la voz de Rosario, la garganta bravía de la de la Plaza Alta, acompañadas de la percusión de Daniel Suárez . En ‘Matancera’ hay tres artistas sobre el escenario pero casi una quincena de implicados en una producción que se ha presentado este martes en el estudio de La Tremendita, que ha estado acompañada por la delegada de Turismo y Cultura en el Ayuntamiento de Sevilla, Angie Moreno, el director de La Bienal, Luis Ybarra, y el director del Instituto Andaluz del Flamenco, Cristóbal Ortega, y la directora escénica de la obra, Verónica Morales. Si en 2022, fue ‘Principio y origen’ en esta edición de la Bienal, la artista sevillana mira adentro, a la tripas. Y como el nombre que da título a esta pieza, Rosario y Carmelita (sobrenombre probable por su tía Carmen), remueven la sangre para exprimir su talento. El nombre del espectáculo viene de una jornada de trabajo de campo en el municipio limítrofe de ambas provincias, El Real de la Jara. Pero la historia tiene otro germen… Quizá la propia Bienal de hace dos años, cuando La Tremendita se encerró con cinco guitarras, la mitad de su pelo rapado, para imprimirle decibelios al Maestranza. Y en concreto, en Pamplona, en el Flamenco on Fire , donde coincidió con la extremeña y el nuevo director de la cita sevillana le tentó con una colaboración. «Al día siguiente me llamó diciéndome que no había dormido, que sí, que había que hacerlo», ha contado Ybarra en este encuentro. Y allá que se fueron a Badajoz y tras casi unas obligadas reticencias de una artista apegada a la tierra y a la tradición, La Kaíta se entusiasmó rápidamente. «Al principio me dijo que si no era mejor una guitarra con el tito Alejandro, pero rápidamente aceptó», ha explicado La Tremendita. «A la mínima entró muy fácil, se involucra con lo que le echen, es una salvaje del cante», ha continuado Verónica Morales.En ‘Matancera’, el metal de La Kaíta es lo único indómito, porque Rosario, que se define como «muy cuadriculada», tiene muy claro el objetivo de ésta y de todos sus propuestas. «Quiero levantar el cante de la silla, que haya un estilo, un vestuario. Vamos a cuidarlo mucho, como una caja de bombones, tiene que ser algo exquisito. Debe ser tratado como la danza, como una creación artística muy cuidada, bien vestida».