Un retrato más largo que estilizado de Modigliani firmado por Johnny Depp

Amedeo Modigliani es hoy un pintor y escultor reconocido y muy cotizado, aunque tuvo que morirse para vender su arte por algo más que unas migajas, como tantos otros. Y Johnny Depp no ha necesitado tanto para que el mundo reconozca su valor artístico, pero tienen algunos otros puntos en común más relacionados con su disparate vital que con su talento artístico. Y ahora es Johnny Depp el que pinta o esculpe (es el director) a Modigliani en esta película, ‘Modi, tres días en el ala de la locura’, y no le queda mal el cuadro a pesar de que adolece de un cierto y forzado alargamiento como si fuera una de esas obras del propio Modigliani.Entre los excesos del pintor y los excesos del director la película adquiere un cierto sentido: lo recoge durante tres días convulsos, frenéticos, dipsómanos de 1916 en un París atronado por la guerra, junto a sus dos lunáticos amigos, Maurice Utrillo y Chaïm Soutine, y su amante y modelo Beatrice Hastings. A Modigliani lo interpreta el italiano Riccardo Scamarcio y le da un buen punto de locura y hondura, además de una traza en ocasiones charlotesca por la voluntad del director de prepararle escenas en blanco y negro y al ‘tempo’ del cine mudo.Hay mucho material extravagante y el retrato de él y de Utrillo y Soutine es cómico y negro, también muy volcado en lo sentimental, pero que puede dar una idea algo caricaturesca de los ambientes artísticos, vanguardistas y pobretones del París bohemio; el momento sorpresa, y tal vez el mejor, de la historia es la aparición de Al Pacino como coleccionista ricachón y el diálogo que mantiene con el pobre pero orgulloso Modigliani, y no hubiera estado mal que Johnny Depp alargara, ahora sí, la secuencia o incluso le diera continuidad a esas ideas sobre el arte, su valor y su precio con otras escenas más.Esta película no entra en competición por la Concha de Oro, lo que blinda en cierto modo su imposible presencia en el Palmarés, y sí entraba la portuguesa ‘On falling’, de Laura Carreira, que debuta con una historia de rango social que narra las vicisitudes de una mujer portuguesa que trabaja en unos almacenes de Escocia y que comparte piso y lamentos con otros inmigrantes de los de labor. Es una película seca, triste, crítica y que tiene una protagonista, Joana Santos, que entiende y proyecta el estado de ánimo del personaje. Ofrece un momento de excepcional dureza interior cuando acude a una entrevista para cambiar de trabajo y le preguntan por sus aficiones y su dedicación durante el tiempo libre. Como hay mucho pesar y algún material para la reflexión, ‘On falling’ es un posible candidato para esas sorpresas de palmarés con las que tanto disfruta este festival.Noticia Relacionada Festival de San Sebastián estandar Si ‘Los destellos’, de Pilar Palomero, un brillante fogonazo en la competición Oti Rodríguez Marchante No ha tardado mucho en aparecer en la competición por la Concha de Oro un mirlo blanco, una de esas películas que te desnudan por dentro con una delicadeza asombrosaY para los que no anduvieran en el pasado festival de Cannes, se proyectaba la película que ganó la Palma de Oro, ‘Anora’, de Sean Baker, una divertidísima comedia revestida de thriller sobre una prostituta y su historia de amor y sexo con el hijo pijo de un oligarca ruso. Vendría a ser la contraportada de ‘Pretty woman’ y está llena de corazón, adrenalina y provocación… De las que duran mucho pero se hacen cortas, y con una actriz, Mikey Madison, con más carga explosiva que el viejo polvorín de Cádiz.

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