La huella de haber pasado un cáncer antes de los 20: “El mayor miedo es recaer”
El primer tumor que tuvo Aysha Verge fue con cuatro años: un extraño linfoma del que apenas tiene memoria. Luego, con 16, le diagnosticaron otro cáncer de tiroides, pero de ese sí se acuerda, por el impacto que tuvo en plena adolescencia y por la pastilla diaria que tomará de por vida para paliar la ausencia de la glándula que tuvieron que extirparle en el proceso terapéutico. La enfermedad no le ha dejado grandes secuelas, dice, pero sigue vigilada, con visitas anuales a varios especialistas, para controlar que todo está en orden. “Yo siempre he intentado ser positiva, pero después de lo que me ha pasado, soy muy hipocondríaca. Mi mayor miedo es recaer y tener otro tumor”, admite.