Fabio Gómez-Estern Aguilar , rector de la Universidad Loyola: «Creceremos en Córdoba y Sevilla, pero no abriremos más campus»

Acaba de cumplir un año al frente de la Universidad Loyola Andalucía . El ingeniero de Telecomunicaciones Fabio Gómez-Estern Aguilar (Sevilla, 1972) se incorporó al proyecto de la institución académica jesuita desde su germen después de una fructífera etapa como profesor en la Universidad hispalense. Es nieto, hijo y hermano de arquitectos —su padre, por cierto, es el autor de la reforma del hotel Casas de la Judería de Córdoba — y un especialista en Robótica : lleva años investigando sobre el impacto social y la humanización en los procesos de automatización.Noticia Relacionada Educación estandar No La Universidad Loyola acoge a más de 300 estudiantes internacionales en sus campus ABC Córdoba Durante el primer trimestre y algunos, todo el curso, 141 alumnos de programas de intercambio estudiarán en CórdobaGómez-Estern es ingeniero de Telecomunicaciones, Economista y doctor en Sistemas de Control. Desde 2012 y hasta su nombramiento como rector de la Loyola hace un año estaba a cargo de la dirección de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad jesuita . Cuenta con una dilatada carrera internacional tanto en la universidad como en la industria: ha trabajado en Abengoa y en France Télécom en París, además de liderar proyectos para grandes empresas de la industria naval, aeronáutica telecomunicaciones y constructoras ( Airbus, Navantia, Ghenova, Azvi …). Gómez-Estern se incorporó en 1998 al mundo académico, en la ‘grande école’ francesa Supéléc y después en el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Sevilla , del que fue director.—Cuando tomó posesión del cargo de rector usted dijo: «Tenemos diez años para transformar la Universidad».—Yo me refería en la intervención que usted cita a cómo se aplica la ciencia de los datos a la gestión universitaria. Yo hacía una reflexión sobre cómo el que tiene en sus manos sacar adelante una universidad no sólo utiliza sabiduría y conocimiento antiguos, sino las últimas tecnologías y los algoritmos. Uno de los aspectos sobre el tratamiento de los datos está relacionado con el temor a que el descenso de natalidad afectara a la viabilidad de las universidades. El pico de natalidad a partir del cual empieza a descender en España se produce en 2008, y curiosamente aunque en Primaria, Secundaria y Bachillerato se están ya produciendo un descenso de alumnos, en la Universidad aún estamos creciendo porque ese pico se traslada a nosotros en 2026 o 2027. Vienen, por tanto, años de descenso, y tendremos que virar y reducir su oferta de grados y ampliar su impacto en otras etapas de la formación, como por ejemplo los máster.—Y para captar a esos alumnos con esos nuevos perfiles la calidad seguirá siendo el principal gancho, ¿no?—Absolutamente. No hay atajos. Cualquier servicio que se ofrece a la sociedad necesita una comunicación adecuada, y si los nuevos títulos no se presentan de una manera clara por los canales de los disponemos, por las redes sociales también, pues simplemente la sociedad no se entera. La calidad hay que ganársela con los estudiantes que hay aquí, con el conocimiento que sus familias y sus amigos reciben de la experiencia que ellos tienen aquí, y eso va permeando en la sociedad: con eso se construye la reputación de una universidad. No hay otra.Competencia—Meses antes de que su antecesor, Gabriel Pérez Alcalá, dejara el puesto de rector para que usted lo asumiera él decía en una entrevista en estas mismas páginas que era verdad que había universidades privadas que daban títulos como churros…—Recuerdo esa entrevista. Creo que la frase exacta de Gabriel era que había universidades privadas que expendían títulos como si fueran chiringuitos, ¿no?—Sí, sí, justo esa era la literalidad de sus declaraciones.—Sobre este tema, el de la apertura de centros de educación superior, hay un debate muy intenso. Y es normal que se produzcan tensiones. La afirmación de Pérez Alcalá pone de manifiesto la calidad y el rigor académico. Nosotros estamos convencidos de que la educación es un bien social y que además hay que ofrecerlo con máxima responsabilidad, con ética y con compromiso con la excelencia. España es un país grande y diverso, y pueden existir universidades que no lleguen a determinados estándares de calidad, y eso afecta no solo a esas universidades sino a todo el sistema universitario. Todos somos beneficiarios del trabajo que realizan las universidades, pero también víctimas. Lo que pasa es que hacen falta mecanismos de seguimiento y de control de calidad. En nuestra comunidad autónoma hay una agencia de calidad a la que nosotros sometemos nuestros procedimientos, nuestra documentación y hasta nuestros exámenes, y también lo hacemos internacionalmente.El rector tiene experiencia laboral previa en France Télécom, Abengoa y Airbus VÍCTOR RODRÍGUEZ—Usted procede de la universidad pública. ¿Cuál cree que es valor añadido de una privada como la Loyola?—Hay que empezar por las similitudes, que son importantes. La universidad pública hace una gran labor investigadora, internacionalizada y con recursos. A veces se ha cuestionado si nosotros, la Loyola, podemos llegar a esos niveles de producción. Y en este sentido creo que los ránkings que se están publicando ponen de manifiesto que nosotros estamos a la par de las públicas. Además, la Universidad Loyola ha destacado un año más sobre el resto de las universidades andaluzas en los apartados de rendimiento académico, empleabilidad e internacionalización y escala posiciones en el ámbito de la investigación según el informe de 2024 publicado por la Fundación CYD, el ránking que cuenta con la información más completa y el mayor número de universidades de España. —El progreso ha sido rápido, entonces.—El Ranking CYD 2024 de universidades, según su rendimiento a nivel nacional, clasifica los centros de acuerdo a treinta seis indicadores: enseñanza y aprendizaje, investigación, transferencia de conocimiento, orientación internacional y contribución al desarrollo regional. En tan solo diez años, la Loyola se ha situado la tercera entre las andaluzas. En este sentido, los datos indican que somos la primera universidad de Andalucía en volumen de estudiantes participantes en programas de movilidad internacional. La universidad jesuita lidera, asimismo, el ránking andaluz en porcentaje de docentes de procedencia extranjera, lo que muestra la capacidad de atracción de profesorado de fuera de tu sistema universitario y el reconocimiento de la Loyola a nivel internacional. Creo, además, que lo que es diferente respecto a la pública es el enfoque de nuestra docencia, primero porque el contexto nos obliga: las familias que hacen su apuesta por la Loyola tienen una exigencia superior. Por eso nos volcamos en el estudiante y en su acompañamiento, en los recursos que le damos. El acompañamiento del estudiante es nuestro factor diferencial, como la presencialidad.—Ustedes han hecho una apuesta muy fuerte por las enseñanzas relacionadas con las ciencias de salud. ¿El crecimiento de la Universidad seguirá por ahí en los próximos años?—Tenemos que crecer en este campo que cita necesariamente, porque tenemos que desarrollar los cursos superiores de los siete títulos de la Facultad de Ciencias de la Salud que empezaron hace dos años. Estamos estabilizando la oferta de títulos, pero vamos a presentar el de Ingeniería Aeroespacial, estamos preparando otro que se llama Fisolofía, Política y Economía y un máster en Inteligencia Artificial. Pero la intensidad de nuevos títulos va a ser menor en los próximos años.—La expansión territorial: ¿van a abrir nuevos campus?—El campus que tiene más actividad de los tres es el de Sevilla, en Dos Hermanas, donde tenemos por encima de los cuatro mil estudiantes, mientras que en Córdoba hay mil trescientos y en Granada ciento y pico, porque allí lo que hay es sólo una Facultad de Teología. Queremos crecer en Córdoba y en Sevilla. No tenemos intención de abrir en ninguna otra ciudad de Andalucía. En su día sopesamos Málaga, pero tomamos la decisión estratégica de que con tres campus era suficiente.—¿Y cómo piensan crecer en Córdoba a corto plazo?—Córdoba se encuentra en el mismo estado que Sevilla: hemos abierto los títulos de Ciencias de la Salud, y además hemos empezado hace unos años con un título bastante innovador, que es Datos y Analítica de Negocios. Además, hemos dividido el grado de Comunicación en tres. Estamos haciendo inversiones importantes en la mejora de las infraestructuras: tenemos una parcela magnífica en la que ya desarrollamos el Edificio 4, que es muy moderno, y ahora estamos renovando aulas y laboratorios, más espacios específicos para Enfermería, que los necesitaba. La inversión en nuevas infraestructuras durante este año será de unos 150.000 euros.«Estamos proponiendo hacer proyectos para la Base Logística con nuestros grupos de investigación sobre optimización de datos»—La Base Logística es el gran proyecto de Córdoba. ¿De qué manera quieren involucrarse en él?—En varios niveles. Llevamos varios años participando en reuniones sobre la Base. Nuestra aportación tiene que ir de la mano de la tecnología, y por tanto de la mano de la Escuela de Ingeniería, que sucede que es de los pocos centros que no llegamos a abrir en Córdoba porque hacía falta una inversión importante en laboratorios e infraestructuras, pero eso no quiere decir que su profesorado se limite a Sevilla: ellos tienen especialidades diversas, una de ellas métodos cuantitativos y abordan tratamiento y optimización de datos. Nosotros estamos proponiendo la posibilidad de hacer proyectos con estos grupos, y que otro de los grupos importantes que hay en Sevilla, que es precisamente el de Automatización tenga posibilidad de intervenir en proyectos de la Base.—Ustedes tienen una vocación humanística y solidaria muy marcada. ¿Cómo la mantienen?—La pieza fundamental en la misión de la Universidad Loyola es la Fundación ETEA-Instituto de Desarrollo, a través de la cual se realiza un valioso trabajo de compromiso con el servicio a la justicia y al desarrollo con personas de países con altos niveles de pobreza. Durante el pasado curso, la Fundación llevó a cabo treinta proyectos de cooperación y transferencia de conocimiento, con un presupuesto superior al millón de euros, con acciones en diez países de Centroamérica y el Caribe, Europa, América del Sur y África. Además, organizó diecinueve espacios académicos y de debate.—¿Cómo preservan el ideario y la espiritualidad jesuita en el día a día de la Universidad?—El espíritu de la Compañía de Jesús permea todas nuestras actividades: tenemos, por ejemplo, un delegado de Identidad y Misión que trabaja con el rector para ver cómo se lanzan los mensajes y las preferencias apostólicas de la Compañía. Y les damos oportunidades a los estudiantes que tengan interés por la trascendencia: pueden participar en actividades de espiritualidad ignaciana o del diálogo interreligioso. Formamos a ciudadanos comprometidos, conscientes, compasivos y competentes.

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