La defensa siembra dudas sobre Jenni Hermoso en busca de absolución

La abogada de Luis Rubiales , Olga Tubau, pidió ayer la absolución de su cliente por los delitos de agresión sexual y coacciones sobre Jennifer Hermoso sembrando dudas por la fiabilidad del testimonio de ella e intentando sostener que el beso lo fue por euforia, sin ánimo sexual y que así, aun en el caso de que fuese no consentido, cosa que refuta, no sería delictivo. A lo largo de casi dos horas de intervención, cuestionó la conducta de Hermoso tras el beso, como su bajada del podio -«¿Te dan un beso que no has pedido, que te da asco y te despides con palmadas en los costados y una sonrisa?»-, las declaraciones que hizo a Cope, -«que una víctima de agresión sexual haga broma de lo que ha sido la conducta constitutiva de la agresión sexual realmente es muy poco coherente»-, los aplausos en el discurso que les dio Rubiales en el aeropuerto -«no se aplaude a un agresor sexual»- o la extrañeza que vieron en ella otras jugadoras en los primeros momentos. «Mire, quien ha sufrido una agresión sexual está indignada, o furiosa o abatida. Y no necesita la validación ni la confirmación de terceros para llegar al convencimiento de que así ha sido», llegó a afirmar, para concluir que «a la vista del resto de las pruebas, no resultaría fiable» el testimonio de la jugadora.Noticia Relacionada El programa de Ana Rosa estandar No Críticas a Rubiales por su actitud en un restaurante tras declarar por el beso Mari Carmen Parra El matinal de Ana Rosa Quintana ha ofrecido a los telespectadores unas imágenes en exclusiva del expresidente de la FederaciónLa letrada recuperaba en este punto el alegato de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, que el miércoles planteaba «hasta cuándo habría que exigir a las víctimas un comportamiento heroico» para ser reconocidas como tales. «Si hay un espacio al que no puede llevarse el ‘yo sí te creo’ es a los tribunales, donde los castigos, las penas, deben desprenderse no de delitos creídos sino demostrados», replicó Tubau.Sí creía que la jugadora hubiese estado mal anímicamente, como refirieron varios testigos, pero no por el beso en sí, sino por las consecuencias. «Claro que Jennifer Hermoso estaba destrozada por esto. Es que en vez de hablarse de que habían sido campeonas del mundo se habla del beso y, desgraciadamente para ella, es la protagonista de eso y es terrible. Pero es que esa consecuencia, que es obviamente directa del beso y no es querida ni buscada por Rubiales, no implica en absoluto que estemos ante una agresión sexual», dijo.Porque, en su opinión, no hay delito en ningún caso. Llegó a comparar en este punto la situación con la del vecino que ve desde su ventana a un hombre besar a un niño en los labios y llama a la Policía, que no detiene por delito sexual porque del contexto entiende que son padre e hijo, que es su costumbre en casa y que están ese día de celebración. Intentaba hacer ver así que aunque el delito no exige que el agresor busque satisfacer sus pulsiones, en el caso de un beso, que según la doctrina del Supremo es un gesto «ambiguo» que puede tener o no connotación sexual, hay que considerar si había ánimo libidinoso. No lo había, en eso coinciden acusaciones y defensas, así que cree que debe quedar absuelto.«¿Fue una conducta inadecuada? Sí. ¿Delictiva? No. El juicio moral no siempre conlleva un equivalente en la parte especial del Código Penal», alegó, para retomar después la idea en la recta final de su intervención: «No se pueden confundir el pecado y el delito, lo social y moralmente reprochable con lo penalmente condenable», señaló la letrada. Su resumen de los hechos, básicamente, es que Rubiales «metió la pata». En cuanto a las coacciones, misma lectura. Criticó que la fiscal hubiese hablado de «omertá» evocando a la mafia y que partiese de la perspectiva de que Rubiales «no estaba en ningún sitio pero estaba en todos lados». Para la letrada, los hechos que recogen los escritos de acusación no son los que la ley define en el delito de coacciones. Vaticinó por ello que si se condena por eso, la sentencia acabará anulada en el Tribunal Supremo por infracción de ley. No se extendió mucho en este asunto porque lo harán en la jornada de hoy las defensas de Jorge Vilda, Rubén Rivera y Albert Luque, acusados por ese mismo delito, pero sí dejó ya apuntado que «coaccionar no es ser pesado».«Fue sometimiento»«Si considerase que la tesis de la acusación es razonable, creo que las objeciones a las mismas también lo son. Y cualquiera que sea su convicción subjetiva está obligado constitucionalmente a dudar y creo que en este caso estamos como mínimo ante una incertidumbre objetiva», dijo al juez para rematar. Una duda razonable salvaría a Rubiales de la condena.Y eso trataron ayer de evitar el abogado de Jennifer Hermoso, Ángel Chavarría ; y la letrada María José López, que representa a la AFE, única acusación popular en la causa porque ni Futpro ni la propia RFEF se personaron. A esto dedicó López una parte de su alegato final antes de que el juez Juan Manuel Fernández-Prieto la interrumpiese por transitar «otros derroteros». «Nuestra personación trae causa del desamparo de Hermoso por parte de la Federación, una institución dirigida entonces por uno de los acusados que no ha querido ni sabido protegerla ante una estructura vertical, manipuladora y servilista del presidente y su equipo más cercano, hecho que condenamos», señaló.Chavarría, por su parte, defendió la credibilidad del relato de Hermoso y la claridad de unos hechos que se vieron en todo el mundo. «Evidentemente no hubo ningún tipo de consentimiento de esa agresión sexual. No estamos ante un consentimiento, estamos ante un sometimiento», alegó. Y lo dice porque considera que fue «un atentado contra a libertad sexual» de Hermoso, «totalmente pasiva», sin capacidad de reacción. Alegó que Rubiales ni le pidió ni le podría haber pedido ese beso atendiendo al protocolo contra el acoso sexual de la RFEF, pero es que incluso aunque lo hubiera solicitado, «iba a consumarlo en cualquier caso, no había posibilidad de escapar» para la jugadora. Y la «euforia», recordó, «ni es atenuante ni eximente» del delito. Está previsto que el juicio acabe hoy.

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