Construir en terrenos rústicos e inundables: un ‘negocio’ al alza en Alicante
Dos corderos pastan en una parcela pedregosa sobre la que se ha levantado una chabola con tablones de madera, somieres y grandes bidones de plástico. Los techos, de uralita, están fijados con bloques de hormigón, para que no se vuelen. En otra parcela cercana, una cuadrilla de albañiles mueve una grúa, traslada tablones y fabrica una plancha de hormigón sobre la que, en breve, se levantará una vivienda. Ni estas, ni las decenas de construcciones similares que se reparten por la partida rural de Verdegás, en Alicante, tienen licencia urbanística. Forman parte de la proliferación de asentamientos ilegales que se extiende de manera exponencial por terrenos rurales no urbanizables y que, en ocasiones, se sitúan sobre zonas inundables. Un negocio en auge que ha contagiado todas las pedanías de Alicante y que, según el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, se ha disparado por toda España.