Así es la profesora que da clases en un bosque escuela: «Mi objetivo es que los peques piensen por ellos mismos»

A la hora de presentarse, Mery Ocaña no duda en hacerlo de manera particular. «En mi currículo pone que soy maestra de Educación Primaria , especialista en inglés y educadora ambiental. Pero esa parte corresponde a la ‘titulitis’«, dice en esta entrevista con ABC. Ella prefiere definirse como »una persona sensible, amante de la vida y del planeta, apasionada por todo lo que me rodea, con ganas de aprender constantemente y con una energía que me mueve a transmitir todo aquello que siento«.Mery transmite pasión, ganas y un entusiasmo envidiable. Divulga a través de sus redes sociales ( @unaprofeverde ) y ha escrito dos libros: ‘El sueño de Dolfi’ y ‘Cambiando el paso’ (Diversa). Noticias relacionadas estandar No «Quien repite curso lo hace porque es víctima de un sistema incapaz de detectar sus dificultades» Ana I. Martínez estandar No «Los alumnos no quieren un profe perfecto, solo a alguien que crea en ellos» Laura Peraita-¿Dónde trabajas? Creo que se trata de un colegio muy particular… Actualmente estoy trabajando en la escuela «El Ardal», en Madrid. Digo que trabajo entre árboles porque literalmente el colegio se encuentra rodeado de un pinar y encinas, con ardillas correteando por sus ramas y ovejas al otro lado de la ventana de mi aula. Esta es mi realidad actual reciente, ya que comencé esta aventura el pasado septiembre. Además de trabajar aquí como tutora y especialista de inglés, continúo con mi labor en redes sociales y como divulgadora en otros colegios, universidades, empresas, bibliotecas públicas… -¿Qué es eso de ser educadora ambiental? La definición oficial se puede encontrar fácilmente en internet, así que prefiero hablar desde mi punto de vista y sentir. Para mí ser educadora ambiental es abrir mis sentidos al máximo, fluir con la naturaleza , haciendo de ella un elemento transversal en mis clases y en mi vida, conectar con el resto de seres vivos que habitan en el planeta y, muy importante, ver todos los valores que esto implica. -Y eso, ¿lo llevas al aula?Sí, de hecho es un elemento que da mucho juego y que transforma una sesión aparentemente aburrida en algo mucho más real. ¿Cómo? Si yo te digo que Pepe tiene 8 naranjas y Juan 5 peras y te pregunto por cuántas frutas tienen en total Pepe y Juan, ¿qué pensarías? A lo mejor esto te traslada a esos problemas del libro de matemáticas de cuando eras peque. Si en cambio te hablo del Amazonas, un lugar asombroso, en el que hay animales exóticos, paisajes alucinantes, es tan grande que ocupa varios países y te comento que lo está pasando regular porque están talando muchos árboles, vamos a averiguar cuántos árboles se han talado en los últimos años y cuántos árboles podríamos intentar plantar para regenerarlos, ¿qué pensarías? Aquí puede haber, como siempre, diversidad de opiniones. Pero en lo general, con peques de 7 años o tienes mucha suerte de tener un Pepe y un Juan en clase o les da igual las frutas. ¡Van a flipar con lo del Amazonas! Esto sólo es un ejemplo que se puede hacer en un aula cerrada con todos sentados en sillas y mesas. Porque si pasamos a la acción, podemos hacer desde búsquedas del tesoro de los colores del otoño por el jardín del cole en inglés, hasta averiguar los años que tienen los árboles de nuestro barrio a través de sus anillos o crearles una identidad con sus huellas dactilares (poniendo un folio en su corteza y pasando una cera de color por encima). -¿Has trabajado también en la escuela ordinaria? Cuéntame las principales diferencias con respecto a tu centro actual. Principalmente el entorno. La escuela ordinaria donde trabajé se encuentra en el centro de Madrid, el espacio es el que es: carretera y coches. También la parte de la ratio, algo que ojalá cambie en educación, ya que ahora tengo 13 peques en el aula frente a los 25 que tenía anteriormente. Esto hace que conectes con tu alumnado más fácilmente. Y finalmente, en El Ardal se encuentra la asociación creada por familias ‘Como uno más’, lo que hace de esta escuela un lugar inclusivo. Esto permite que en el aula no estés sola como maestra, si no que también haya una profesional que acompañe a los peques con necesidades educativas especiales y se cree esa inclusión entre todos, porque al fin y al cabo, todos formamos esas familias en cada clase, sin diferencias. -¿Hay mucha oferta de bosques escuela en España? ¿Son más populares en otros países? Bajo mi punto de vista no, y además las que hay son muy específicas, tanto para un rango de edad, normalmente de 3 – 6 años o metodologías específicas (Waldorf, Montessori…). Por eso me siento muy afortunada de haberme cruzado en el camino de El Ardal, ya que su rango va desde los 0 años hasta Secundaria y su metodología se centra en el bienestar del peque, poniéndole como foco de atención. En otros países como Alemania sí que se encuentran este tipo de escuelas más a menudo. ¿Puede ser por el entorno? ¿Por la mentalidad? Son preguntas que me hago. Eso sí, considero que en España podría haber muchas más y sería posible.-Por cierto, en tu escuela siempre se sale al ‘patio’, ¿no? Llueva o haga el tiempo que sea. ¿Por qué? ¡Exactamente! Con ropa adecuada, esto es posible. El patio, o momento jardín como lo llamamos nosotros, es un tiempo muy importante en la jornada escolar. Es el momento de expansión de los peques, de poder explorar, crear, hablar con sus amigos… Si los días que hace mal tiempo quitamos este momento, la alternativa sería permanecer todo el día en el mismo aula donde les pides momentos de concentración y, al finalizar la jornada, ya te digo yo que por algún lado explotamos de saturación (risas).Así que vamos a poner el foco en esa necesidad de salir al aire libre, que además con lluvia es muy divertido porque hay barro y los peques hacen creaciones maravillosas.-¿Cómo es la relación las familias? Siempre se dice que éstas y el centro escolar han de ir de la mano.La verdad es que la relación con las familias es maravillosa. No sólo con las de mis peques, con las del resto de niños del colegio también. Digamos que somos una gran comunidad, nos conocemos todos ya sea porque doy clase a sus hijos o porque nos saludamos a la entrada del colegio. La escuela favorece mucho que tengamos encuentros, desde reuniones trimestrales a fiestas como la del farol o la del árbol, donde compartimos espacios comunes, celebramos esas festividades con banquetes en clase… o mercadillos solidarios. Como maestra, pienso que esa confianza, tanto con el equipo escolar como con las familias para crear y educar, es un pilar fundamental. Soy fiel defensora de que, en la educación, familia y escuela deben de ir de la mano para que funcione y puedo decir bien alto que este es uno de los puntos fuertes de la escuela. -Eres tutora de Primaria. ¿A dónde pasan luego los menores al empezar la ESO? Quiero decir, si pasan a un instituto tradicional, ¿notan la diferencia?Tenemos la gran suerte de que El Ardal ha abierto la primera línea de Secundaria este año, así que muchos de los peques han permanecido en el centro. La verdad es que no conozco a aquellos que en su momento tuvieron que ir a un instituto tradicional, pero sí que puedo hablar desde la experiencia como alumna en un instituto y puedo decir que seguramente sí que lo noten. La ESO en El Ardal sigue teniendo ese toque especial que tanto caracteriza a esta escuela, esa educación personalizada, inclusiva y de acompañamiento centrada en el alumno.-Como maestra, ¿cuáles son tus principales objetivos? El primero es que mis peques tengan voz propia. A lo largo de los años y debido a mi exposición en redes sociales, me han dicho muchas veces que estoy adoctrinando por aquello de implantar la educación ambiental en mis clases. Siempre he respondido que me gusta mostrar la realidad tal y como es, con sus cosas buenas y sus cosas malas, con aquello que defiendo y con lo que no estoy de acuerdo pero existe. No quiero clones de Mery, el mundo sería muy aburrido así. Mi objetivo es que los peques piensen por ellos mismos en base a la realidad, no a lo que les cuente yo ni lo que ven en la televisión. El segundo es que los peques que pasen por mis manos tengan ganas de volver al cole. Tengo claro que una de las razones por las que soy maestra es por cómo me sentí yo como alumna. Uno de esos sentimientos era el de no comprender ni verle el sentido a estudiar. Así que, aunque cueste más y tenga que exprimirme un poquito más el cerebro, quiero que los peques salgan del cole con ganas de volver al día siguiente. Y por último, pero no menos importante, es el conseguir cambiar el paso desde mi parcelita. La educación es un pilar fundamental, la base de todo, sin educación nada sería. Así que cada día me levanto con las ganas y motivación para hacer de este mundo un lugar más empático, respetuoso, inclusivo y sostenible. MÁS INFORMACIÓN noticia No El papel de las actividades extraescolares en el futuro educativo de los hijos noticia No Tutorías, la reunión clave que fortalece el vínculo entre familias y colegios noticia No Cómo conseguir que los niños aprendan a leer más rápido noticia No «La escuela mata la genialidad del alumno y del profesor»-Mery, en el ánimo de todos, o de la mayoría, siempre está el cuidar el medio ambiente. Los niños, esto, es algo que ven muy claro. Pero los adultos no tanto, aunque quieran. Por tanto, ¿qué pequeñas cosas pueden hacer las familias para contribuir con su granito de arena? ¿Qué cosas se les pueden enseñar a los peques? Hoy en día hay tanta información sobre cómo ser más sostenible que casi llega a ser desinformación. Tanto en mi libro «Cambiando el paso» como en mi Instagram, comparto muchas ideas de cosas concretas que se pueden hacer, pero si me tuviera que quedar con una sola sería: escúchate, conócete y mira dentro de tus posibilidades, ya que aquello que hagas desde el corazón y tu realidad, es lo que verdaderamente va a marcar una diferencia, ya que lo harás desde ti y no para complacer a nadie y eso llevará a que tenga una durabilidad en el tiempo.

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