«No hay día que no me acuerde del cupón»: seis meses de lucha para cobrar 400.000 euros de un premio de la ONCE
«Sigo sin creérmelo, aún hay noches que me levanto con pesadillas soñando con que esto no es verdad». Han pasado seis meses. Sandra Tuccelli se sigue levantando todos los días a las seis de la mañana para ir al bar donde trabaja de camarera y vuelve sobre las nueve de la noche a casa. El empleo mantiene su mente ocupada, pero «no hay día que no se acuerde del cupón». Ella ganó 400.000 euros en el sorteo de la ONCE de Navidad pero la organización se niega a pagárselos.El pasado mes de marzo, tal y como avanzó en exclusiva ABC , la afortunada ganadora del premio millonario emprendió la vía judicial al denunciar a la ONCE por no querer entregarle el dinero correspondiente a un cupón que le regaló su madre. El motivo para no abonar la recompensa económica, según esgrimió la entidad, fue que el marido de Sandra -la persona que fue a cobrarlo- aparecía inscrito en el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego ( RGIAJ ), el sistema de autoexclusión para ludópatas del Ministerio de Consumo, que limita el derecho a participar libremente en cualquier actividad de azar presencial y online.Ahora, medio año después de aquel infierno burocrático con el que todavía sueña, ella y su familia no pierden la esperanza, «menos aún con un chiquillo de seis años»: « Sólo de pensar en la vida que le podría dar… », lamenta la premiada a este periódico en una nueva conversación. Según sostiene, los trabajadores de la ONCE que atendieron a su pareja «no le explicaron nada», simplemente «le pusieron un montón de papeles encima unos de otros y le hicieron firmar sin leer la letra pequeña». Firmó, el boleto ya era suyo y quedó bloqueado para siempre según el reglamento interno de la Organización Nacional de Ciegos Españoles.MÁS INFORMACIÓN noticia No La historia del cupón de la ONCE que no se puede cobrar, contada por su protagonista: «La cabeza me va a dos mil por hora»Por todo ello, expresa su decepción con un proceso «que va para largo» , más si cabe «con las huelgas en Justicia». Desde entonces, la ONCE no se ha puesto en contacto con ellos para tratar de desencallar un cobro de un premio que defiende que le pertenece a ella y no a su marido al ser un regalo de su madre, como venía haciendo años atrás junto al resto de sus hermanos.Sandra relata que la relación con la entidad es «mala»: «El trato que nos han dado dista mucho de sus fines sociales». Del mismo modo no se atreve a decir si es optimista o pesimista, aunque reconoce la «fuerza» que le da los mensajes de apoyo que recibe a diario de sus conocidos. «No obstante -matiza- la actuación de superioridad y pasotismo que tiene la ONCE me hace pensar que lo tiene muy claro y, como me dijeron el primer día que fui a reclamar, no tengo nada que hacer porque habían ganado todos los casos».«La sensación de volver a comprar sabiendo que no me han pagado es muy rara»«Su forma de actuar en todo momento ha sido de prepotencia y pasotismo, me llegaron a decir que no gastara el dinero en abogados , como se niegan a pagar un premio de 400.000 euros , me piden que no haga nada y pretenden que siga creyendo y jugando a sus sorteos», lamenta la agraciada, todavía visiblemente emocionada. «Fíjate, que al bar donde trabajo todos los días viene un cuponero y la sensación de volver a comprar sabiendo que no me han pagado es muy rara».En cuanto al testimonio que podría acreditar su relato, el de la quiosquera que reconoció en un primer momento haber vendido el cupón premiado a su madre y que después declinó dar su versión, Sandra la exculpa de toda esta historia: «No tiene la culpa, nos dijo que ojalá nos pudiera ayudar más, pero es una simple trabajadora. Nos llegó a manifestar que no comprendía ni compartía la decisión, pero no se va a jugar su puesto de trabajo».¿Por qué la ONCE bloqueó el premio?¿Se puede suspender el pago de un premio? Según establece el reglamento regulador de los productos de la modalidad de lotería denominada ‘Cupón de la ONCE’ sí. En concreto, el artículo 37.5 estipula la cancelación del abono de los premios correspondientes a perceptores inscritos en el Registro General de Interdicciones de Acceso a Juego (RGIAJ), bloqueo que ocurre de manera automática por el sistema encargado de tramitar el pago.En cuanto al destino del premio de no ser abonado a su ganador, el mismo reglamento de la ONCE menciona que «se destinará a los fines sociales propios de la organización ».