Irene Reyes-Noguerol insufla oralidad al relato breve en su libro ‘Alcaravea’
La alcaravea es una planta silvestre de flores pequeñas. Sus semillas tienen distintos usos. Aporta sabor a los alimentos, calma los cólicos, su aroma induce a la relajación y al sueño. Los doce cuentos que la escritora sevillana Irene Reyes-Noguerol acaba de publicar con el sello Páginas de Espuma hacen lo que esta planta que da título al libro: calman, aplacan, acunan, inducen al alivio y la reparación. Los personajes de los relatos que conforman ‘Alcaravea’ tienen en común la herida, la vulnerabilidad, desde el retrato que hace de Van Gogh en su ‘Carta a Theo’ o la madre de Antonio Machado en ‘Estos días azules’ hasta la memoria familiar más profunda del último relato que da nombre al libro. La oralidad del libro es apabullante, directa, sencilla y efectiva. «No la reivindicamos lo suficiente», dice esta escritora y filóloga sevillana que, apenas con 26 años, publica ya su tercer libro de cuentos tras ser descrita por la revista Granta entre lo 25 mejores narradores jóvenes en español.«Amargo y dulce»Si en su primer libro de relatos ‘Caleidoscopios’ (2016), Irene Reyes Noguerol hizo una elección estética y formal consciente por el cuento como género literario y en ‘De Homero y otros dioses’ (2018) sentó las bases para un universo más complejo, en este propicia una mezcla entre memoria personal e indagación estética. «La alcaravea es una planta que se usa como especia y también como remedio. Tiene un sabor amargo y dulce. Ese es el tono que quise que predominara en los relatos. Aparecen personajes infantiles, en un contexto oscuro, donde no comprenden lo que les ocurre. Se ve la añoranza de la tierra natal y la vulnerabilidad».Las bailarinas de Degas, Lope de Vega o el moro Abenámar se cruzan en escenarios donde el lenguaje predomina sobre la acción y la recreación poética gana espacio frente al desenlace. «El trabajo estilístico me ha interesado, prácticamente desde que empecé a escribir de forma muy intuitiva en la adolescencia. Con el paso de los años continuó atrayéndome. La forma tiene la misma importancia que el contenido de lo que estaos narrando». Un detalle de la cubierta de ‘Alcaravea’ (Páginas de espuma) ABC«Anda que ereh»El relato que da nombre al libro, ‘Alcaravea’ y que Irene Reyes Noguerol dedica a su bisabuela Paca, la niña niñera, es un despliegue de oralidad, rima y belleza. Esa nana andaluza que recibe al lector se despliega como sonajero. «Todo el libro el libro está construido alrededor de esa nana, que mi bisabuela a mi abuela y mi abuela a mi madre y mi madre a mí. En ella está resumida toda la experiencia de transmisión y memoria. No pertenece a la palabra escrita sino de la voluntad de las mujeres de la familia y eso es algo que siempre me ha interesado y llego conmigo».«Anda que ereh/anda que ereh/tierra y no sirveh/ni pa claveleh». Oralidad y relato van de la mano en la escritura de Irene Reyes-Noguerol. «Es un género que me atrae especialmente, porque lo siento más cercano a la poesía. Es una forma breve, que tiene la intensidad de la rima. Por mi forma de escribir me resulta natural centrarme en esos pequeños detalles. Me gusta la narrativa pura, pero a la hora de escribir me siento mucho más cercana a este lirismo».