Calentando el asiento
La ambición rompe el saco. Son tan pocas las ocasiones que se brindan para hacer el bien a todos que el Gobierno se ha dado mucha maña en meter en su decreto ómnibus muchas concesiones que tenía pendientes, desde la revalorización de las pensiones y los bonos de transporte hasta el ‘pelotazo’ inmobiliario del PNV con la sede del Instituto Cervantes de París. Feijóo había anunciado que el PP votaría a favor, pero cuando vio que bajo el paraguas del ómnibus había alpiste para coaligados, se ha echado atrás. Después de la cacicada de colocar al socialista Murtra al frente de Telefónica, no había mucho ambiente en el PP para prestarle sus votos a Sánchez y deshacer el hechizo de la investidura: «Es una equivocación lo que acabas de hacer, Pedro».Cada vez resulta más difícil disimular que Sánchez está calentando el asiento en la Moncloa. Ayer por la mañana, los periodistas en Davos le preguntaron por el ‘budget’, los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Con su natural descaro, el presidente del Gobierno dijo que está operando “con unas cuentas diseñadas por mi Administración”. No mintió, pero tampoco dijo la verdad: los PGE actuales los aprobó la mayoría de la XIV legislatura (2019-2023), cuando el PSOE era la primera fuerza relativa en el Congreso. La XV legislatura, elegida en primavera de 2023 y donde la primera fuerza política es el PP, aún no tiene ‘budget’ porque el Gobierno está incumpliendo el precepto constitucional que le obliga a formular las cuentas públicas en otoño. Los constitucionalistas saben que el Ejecutivo ha encontrado un vacío y se está aprovechando de ello.No sé cuánto tiempo cree Pedro ‘el audaz’ que va a poder mantener esta ficción. Afortunadamente el PP ya se ha dado cuenta de que entrar en el juego de Junts cuando le muestra la patita de la moción de censura es una trampa. El único objetivo de Puigdemont y de Junts es hacer el mayor daño posible a España y debilitarla todo lo que pueda. Por eso prefiere mantener al PSOE calentando el asiento antes que favorecer la convocatoria de nuevas elecciones. Si no tuviera el panorama judicial que tiene en casa, Sánchez ya habría jugado otra carta, como disolver las cámaras, pero el aliciente de defenderse abusando de los recursos del poder es más fuerte que cualquier otra consideración. jmuller@abc.es