Los calamares pintados

Ya llega un momento en el que el Madrid que me gusta está acotado y me refugio en un Fort Apache de los torreznos y el vinazo. Un Madrid en el que no se soportan muchos ‘esnobismos’. Quizá sea una nostalgia de un Madrid que, en su fuero interno, quiere cambiarse, tunearse: venderse como una ciudad global que olvida su origen humilde y menestral. Habla uno con urbanistas, y les comprende a ratos. Pero el Madrid por el que uno se enamoró era el de los bocadillos de calamares pintados en la cristalera de los bares, de forma más o menos dadaísta pero eficaz. Si el camarero era soso, o malencarado, o había servilletas y cabezas de gambas en el suelo, ya teníamos completo el espectáculo de Madrid. Del Madrid más puro. Ahora eso está desapareciendo. Veo a la juventud y no busca sitios como el antiguo Palentino, sino una terraza o un sitio de penumbras donde compartir esa porquería, con perdón, que es una cachimba. Mi Madrid está desapareciendo, y uno lo siente, lo llora y lo cuenta. En el fondo, echo de menos de la decadencia, puede que porque en ella era yo mismo, sin tener que saber qué narices es un ‘umami’ en el retrogusto. Noticia Relacionada LAPISABIEN opinion Si Lienzo de frío Jesús Nieto Jurado Qué placer la hierba blanqueada por la escarcha; el vapor cuando uno corre hacia el embalseEstá bien que Madrid se abra; pero en una casa de comidas quiero el valdepeñas con gaseosa, el pan, los trabajadores. El sano pueblo de Madrid que encuentra en estos sitios sus lares de refugio. Madrid puede ser dura. No sé si existirá ya El Boni en Leganitos. Entrar en un restaurante no es mi plan. Lo mío es el periódico sobado de mil lecturas. El café: la porra aprovechada con jamón por dentro como aperitivo. El ciego que entra con los cupones y no da premio ni por casualidad. La viuda alegre a la hora del vermut. El escudo del Madrid y el del Atleti, junto al del coñac, para no infundir sospechas. Todo ese universo existe. Es el que está detrás del bocadillo pintado en los inicios matritenses de la publicidad gastronómica. He dicho.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *