Un García-Page para el PSOE andaluz
La reciente reunión del comité federal del PSOE en Madrid mostró una detallada fotografía de la situación en que se encuentra el partido que gobierna España.-¿La situación de ERC, quiere decir?No me sean quisquillosos, la situación del partido que ocupa la Moncloa, para ser exactos. Básicamente, el socialismo sanchista consiste en una gran mayoría sumisa que aplaude la nueva financiación de Cataluña incluso sin conocer el contenido del acuerdo y algunos dirigentes díscolos que objetan a título meramente personal, sin poner en riesgo el dominio territorial del secretario general. La naturaleza de estas disensiones es dudosa, ya que es razonable la duda de si su objetivo es cuestionar realmente las medidas de Sánchez o simplemente salvar la cara ante el electorado propio. En la reunión del pasado fin de semana en Madrid las ovejas negras fueron Javier Lambán y Emiliano García-Page; por el presidente de Aragón pongo la mano en el fuego, porque un hombre que lucha contra una enfermedad terminal no especula. Pero con el dirigente castellano-manchego siempre me tiento la ropa. A García-Page le gusta mucho el toreo de salón, pero tiene sus zapatillas limpias de albero. Es más de amagar que de golpear, aunque el cupo catalán aparenta ser una ‘red line’ y el recurso presentado por su comunidad autónoma un punto de no retorno. Pero no descarten que tire con pólvora del rey, porque no hay que olvidar que en este asunto arbitra el Tribunal Constitucional, a cuyo lado Enríquez Negreira era catedrático de Ética y Deontología Profesional.En cualquier caso, a García-Page hay que reconcerle la valentía de salir del rebaño y decir públicamente que el rey Sánchez está desnudo. Aunque no es descartable que a última hora tampoco esta vez rompa la cuerda, al menos le cabe la decencia de desmarcarse del corifeo obediente y afirmar públicamente que lo que Sánchez ha negociado es malo para los castellanos-manchegos y el resto de españoles. Cuando la historia le juzgue las actas recogerán su disconformidad con una medida destinada a fracturar definitivamente la solidaridad interterritorial que sostiene a la nación. En la disyuntiva de colocarse en el lado de los ciudadanos o en el de su partido optó por los primeros, y esa decisión salva al menos su dignidad. Está por ver que García-Page sea un héroe, pero al menos ha demostrado vestirse por los pies.En Andalucía, por contra, el PSOE se apresuró a apoyar el cupo catalán con mayor entusiasmo que el PSC si cabe. «Una oportunidad para Andalucía», decía ayer la portavoz, que alertaba contra los «cenizos y tristes del PP», como si la política fuese una cuestión de simpatía. En lugar de seguir la senda digna de Page o Lambán, Espadas pensó en el cargo antes que en los votantes y ahora le queda la papeleta de explicar a los andaluces por qué defiende los privilegios a Cataluña. Si es candidato, no le arriendo las ganancias.