Mario Daza: «El patrimonio de Sevilla es para tomárselo en serio»
Sevilla puede presumir de tener el conjunto histórico más grande de Europa, pero por ahora ha sido capaz de concretar unas normas de protección que lo blindaran ante mamotretos urbanísticos con un impacto visual más que negativo. Ahí están todas esas residencias de estudiantes de la avenida de la Palmera, el edificio de González Cordón de la calle Santander o el aparcamiento de la Torre de la Plata como ejemplos de estas reiteradas faltas de respeto al patrimonio que se han edificado en los últimos años en la ciudad.Ningún gobierno municipal ha sido capaz de meterle mano al asunto, hasta ahora. La actual Gerencia de Urbanismo se ha puesto manos a la obra para definir las condiciones de protección de estos barrios históricos de Sevilla, bien a través de la redacción de los planes especiales en los casos en los que no existía o actualizando los que ya se aprobaron según la nueva normativa en este ámbito. Pero se ha perdido mucho tiempo, tanto como para que un organismo internacional como la Unesco llamara la atención a la ciudad en reiteradas ocasiones o hasta para que se tramitara una denuncia por parte de Adepa, que puso la lupa en las decisiones controvertidas que se habían tomado al respecto.En total, el Ayuntamiento de Sevilla va a proteger 41 zonas especiales, la mayoría de ellas en el interior del Casco Antiguo, aunque hay otras en Triana, Nervión, la Palmera o la Cartuja. En todas ellas se ampliará el mapa de calles se ampliará el mapa de calles de influencia de este nivel de protección, con tres objetivos: elaborar los planes que sean nuevos, corregir los suspendidos por el recurso de Adepa y, lo más importante, homogeneizar su contenido. Pero además, se adaptarán a la Ley Andaluza de Patrimonio Histórico, para obtener las competencias en estos sectores, simplificando así los trámites y la concesión de licencias para ejecutar una obra.La decisión llega tarde, pero lo importante es que llega. Atrás quedaron las promesas que se incumplieron, las mesas de trabajo que no llegaron a nada y los edificios que ya se edificaron. El patrimonio de Sevilla es algo para tomárselo más que en serio.