El Gobierno le hace el ‘trenecito’ a Talgo con la ayuda del PNV

Talgo son las siglas de Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol, ilustres apellidos que aún pueden encontrarse en el accionariado de la compañía ferroviaria a la que el Gobierno ha puesto en vía muerta hace unas semanas, vetando una operación de compraventa que aplaudían los socios y que ahora tiene al mismo Gobierno haciendo de desesperado intermediario financiero para colocarla a la carrera y agradar al PNV. Despachado el grupo húngaro Magyar Vagon con cajas destempladas, nadie se ha interesado honradamente por Talgo , pues las ofertas que parecían llegar adolecían de proyecto industrial y, además, nadie quería poner un euro sobre la mesa. El PNV teme por los 700 de los 2.500 empleados totales que la empresa tiene localizados en la planta alavesa de Rivabellosa, y acariciaba la posibilidad de que CAF se erigiera en el caballero blanco que salvara a Talgo y, ya puestos, garantizara el RH nacionalista. El problema es que las cosas son como son y no como algunos quisieran que fuera, y CAF ha llegado a la conclusión de que está bien como está y que esa compra no le aportaría valor añadido alguno. Para colmo añaden que ese paso les desviaba de su proceso de internacionalización . Quizás tengan que ir Andoni Ortuzar (PNV) y Arnaldo Otegui (EH Bildu) a explicarles lo muy globales que son, aunque muy mal no deben hacer las prospecciones de mercado cuando las cuentas de CAF anotan resultados récord y mantienen cifras nunca vistas de pedidos.Compuestos y sin novio, Gobierno central y vasco creen haber avistado otro comprador: Sidenor , una siderúrgica forjada a finales del siglo pasado por la integración de Aceros de Reinosa y Acenor. Así, la SEPI, el Gobierno vasco y Sidenor se harían con un 40% de Talgo, por supuestísimo sin lanzar una opa, especialidad de la ingeniería de M&A de Moncloa en operativas de juegos florales con sus socios de Gobierno y otras entidades varias de apoyo moral.Sidenor –que preside el ingeniero bilbaíno José Antonio Jainaga, cercano y afín al PNV, claro está– sería el socio industrial y los demás ya verían cuál es su alícuota parte. Los inversores han sonreído ante el interés de la siderúrgica vasca, haciendo que Talgo encadenara tres días de subidas en su cotización, ante lo que suponemos el regulador está atento para garantizar un juego transparente y sin trampas para los accionistas (léase en modo irónico). También Carlos Cuerpo , ministro de Economía, Comercio y Empresa, se ha convertido por arte de las coaliciones interesadas de legislatura en un improvisado ‘broker’, una suerte de ‘celestino’ para encontrarle novia a Talgo, poniendo la dote a cuenta de todos los españoles y seguro no pocos fondos europeos. Cuerpo ha aplaudido el interés de «empresas efectivamente solventes, de marcado carácter industrial y nacionales», como Sidenor, a pesar de lo mucho que el Gobierno del que forma parte postuló por Skoda en su día. Es lo bueno que tiene cambiar de opinión sin rubor, que tanto te da Juana como su hermana.El 40% del capital de Talgo con el que se harían Sidenor , Gobierno central y Ejecutivo vasco –aireando un fondo soberano nacionalista– equivale a la participación que ahora tiene Pegaso Transportation International. Se trata de la sociedad que es propiedad en un 63% del fondo británico Trilantic, en un 20,3% de la familia Oriol y en un 7,5% de Torreal (la compañía de inversión de la familia Abelló). De esta forma, en solitario, Trilantic controla algo menos del 30% de Talgo, unos 40 miembros de la familia Oriol poseen algo más de un 7%, y los Abelló tienen un 3%. Sin embargo, hasta el momento sólo se conoce que el fondo británico quiere irse sí o sí del fabricante ferroviario al que se incorporó en 2006. ¿Qué harán los Oriol y los Abelló? Un misterio que por ahora exige contemplación y pocas palabras. Es normal que el ministro Cuerpo vaya un tanto espeso con este asunto, pues él es más de cohetes económicos que de adquisiciones ferroviarias en segundas nupcias.En La Moncloa, mientras, la auténtica locomotora de la acción de Gobierno sigue siendo la construcción de relatos . José Miguel Contreras ha convencido a propios y extraños de que el nuevo humanismo digital entra en las seseras por las series de TV, y ahí tienen a toda la corte de asesores y pelotas áulicos preparando un listado de contenidos muy progresistas-sanchistas para su inclusión inmediata en las principales plataformas audiovisuales. No esperen la menor resistencia. Tampoco hará falta poner el caramelo de los fondos de reconstrucción ni la zanahoria de la publicidad institucional. Con la sonrisa pánfila de unos pocos tipos mantenidos exclusivamente por el cariño y la compasión de su pagador es más que suficiente. Prepárense para el festival de estrenos de progreso que se viene encima . Como aperitivo, la serie sobre el sanchismo en Prisa , valga la redundancia.

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