La operación borrado de Ábalos en el PSOE: de hombre para todo a simplemente «un ministro»

La caída en desgracia de José Luis Ábalos Meco dentro del PSOE, una vez que la Fiscalía Anticorrupción ya ha puesto la proa esta semana a su imputación tras el prolijo informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, evidencia hasta qué punto es efímera, en la política, la fama, el poder y la ‘auctoritas’ sobre los propios correligionarios, en este caso los socialistas. Si hasta hace apenas un año, y pese a llevar dos fuera del Gobierno, el hoy miembro del Grupo Mixto del Congreso de los Diputados era tenido en cuenta en el Grupo Socialista, que se cuidó en reservarle la presidencia de una comisión, y mantenía un nivel de interlocución fluido con Pedro Sánchez , con el que incluso se vio en la Moncloa sin ser ya miembro del Consejo de Ministros, ahora su teléfono ha dejado de sonar, y desde el gallinero del hemiciclo contempla –un hijo de torero y taurino de pro como él– la corrida desde la barrera. ‘Mutatis mutandis’, su carrera política ha experimentado el mismo declive que la de su padre, Carbonerito de nombre artístico, en las plazas, aunque por motivos bien diferentes. La estrella de su progenitor la apagó la Guerra Civil, como deja constancia ‘El Cossío’: «En 1934, toreó doce tardes; en 1935 no llegó a diez y en el siguiente no se dejó oír su nombre». La de Ábalos la ha apagado su propia conducta , aunque su nombre se oye ahora más que nunca, pero no para bien.Noticia Relacionada estandar Si Siete etarras podrían salir de prisión en veinte días tras publicarse la ley en el BOE, según la AVT Juan Casillas Bayo Entre ellos están Zapata, asesino entre otros de Gregorio Ordóñez, y Mobutu, con otros tres crímenes a sus espaldasAntaño, y apurando el símil, era él quien cortaba orejas y se llevaba el beneplácito del ruedo, o al menos del tendido izquierdo de la bancada socialista. La que le aplaudió a rabiar cuando el 31 de mayo de 2018 se subió a la tribuna de oradores para defender la moción de censura contra Mariano Rajoy, basado en un argumento esencial que ahora se antoja paradójico: la lucha contra la corrupción . «Crearon, con su particular uso del poder, un verdadero círculo de corrupción, encubriéndola con tretas y artimañas, obstaculizando la acción de la Justicia para intentar engañar a la gente», afirmó, al tiempo que afeó al PP haber acusado a los jueces de «prevaricación».Enunciados de entonces que palidecen hoy a la luz del informe de la UCO que deja al descubierto sus vergüenzas, entre ellas los pagos que la trama corrupta le hacía en forma de viviendas para una mujer con la que mantenía una ‘relación especial’, como la catalogan hoy medios de comunicación que no atinan siquiera a encontrar la terminología idónea para definir su turbulenta vida sentimental. Cinco hijos de tres madres distintas, algunos menores incluso que algunos de sus nietos, como él mismo solía destacar divertido en privado. El hombre que, ya incluso como exministro y ex número tres del PSOE, se zambullía con su locuacidad y don de gentes de siempre en los corrillos con políticos y periodistas del Congreso –en ocasiones hasta presumiendo de alguna conquista amorosa– hoy limita su presencia a los días de pleno, dejándose ver poco e incluso faltando a alguno, como el del pasado miércoles en el que su nombre salió a relucir en una tensa sesión de control al Gobierno con la corrupción como protagonista. «No me lo podía imaginar»Los que antaño compadreaban con él se refieren a su figura en tono lastimero. «No me podía imaginar que fuese tan cutre su entramado», afirmaba esta semana un importante socialista. Y lo mismo sobre su antiguo lugarteniente Koldo , el mismo al que Sánchez elogiaba en redes sociales cuando era secretario general y que mereció hasta una mención en su primer libro, ‘Manual de Resistencia’. «Yo le veía como alguien noblote, buena gente, le conocíamos todos, obviamente llamaba la atención por su físico, pero no pensé que pudiera tener responsabilidades de ningún tipo», afirma otro dirigente de peso sobre el hombre que llegó a Ferraz de la mano de Santos Cerdán como chófer, y que desde allí ascendió hasta pinchar y cortar en el Ministerio de Transportes, uno de los de mayor presupuesto de todo el Gobierno de España.En ambientes más próximos a la Moncloa se habla de un simple «ministro», como si hubiese sido uno más de los nombrados por Sánchez los últimos seis años. Y no, como de hecho fue, el hombre para todo, primero en la oposición y luego ya en el Gobierno. Incluso para los asuntos más delicados y oscuros, como la llegada al aeropuerto de Barajas de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez , en enero de 2020. De lo que allí sucedió hay dos cosas claras: que Ábalos estuvo allí y que el Gobierno ha ido cambiando de versión a remolque de los acontecimientos, pasando el propio Sánchez de elogiarle por haber «evitado un conflicto diplomático», como hizo en febrero de aquel año en el Senado, a señalar ahora que la visita se canceló cuando se supo que la número dos de Nicolás Maduro estaba sancionada por la Unión Europea (UE).El destierro En el Grupo Mixto Desde su escaño del Grupo Mixto, Ábalos asiste al declive de su figura, en el mismo lugar donde antaño pronunció encendidos discursos y ocupó la bancada azul del Gobierno. Despreciado Varios de sus antiguos compañeros de filas, con importantes cargos de responsabilidad, se manifiestan asombrados por «lo cutre» de las revelaciones que sobre el exministro quedan de manifiesto en el informe de la UCO. Su discurso de 2018 Ábalos fue el encargado de defender la moción de censura contra Mariano Rajoy y acusó entonces al PP de crear «un círculo de corrupción, encubriéndola con tretas y artimañas». Al borde de la imputación Tras señalarle directamente la Fiscalía Anticorrupción, cada vez parece más cerca el momento en el que Congreso conceda su suplicatorio.Con la edad legal de jubilación ya cumplida, al borde de que el Congreso conceda su suplicatorio y también de que se resuelva su expediente de expulsión del PSOE, José Luis Ábalos empieza a ser borrado de la historia del partido en el que ocupa cargos desde 1983. Y del camino de Sánchez, del que ha sido en la última década uno de sus más estrechos colaboradores.

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