Acaba el Año Sorolla con una cumbre de obras maestras (y un descubrimiento)
Han pasado cien años de su muerte , pero ha llegado a nuestros días en plena forma y su pintura, con toda su frescura. Las obras de Joaquín Sorolla (1863-1923) cotizan al alza: cada día son más conocidas y apreciadas y alcanzan cifras récord en subasta. Además, son constantes las peticiones de exposiciones desde todos los rincones del mundo. Cuarenta de ellas, visitadas por dos millones de personas durante los últimos tres años. Este es el positivo balance de los actos conmemorativos del centenario de la muerte del pintor valenciano. ‘Desnudo de mujer’ (1902). Colección particular EfeArrancó el Año Sorolla en febrero de 2022 con una exposición en el Palacio Real de Milán y se cierra con una gran antológica en la Galería de las Colecciones Reales . Comisariada por Blanca Pons-Sorolla, bisnieta y especialista en el pintor (es autora de su catálogo razonado); Consuelo Luca de Tena y Enrique Valera (exdirectora y director del Museo Sorolla), reúne hasta el 16 de febrero del próximo año 77 pinturas del artista. Una treintena de ellas (lo más granado de su producción) han salido del museo, cerrado desde el 1 de octubre por obras de rehabilitación y ampliación, que se extenderá durante dos años y que lleva a cabo el estudio de arquitectura Nieto y Sobejano . Noticias Relacionadas reportaje Si Así será el Museo Sorolla del siglo XXI Natividad Pulido estandar No Cultura adquiere dos obras de Sorolla para su museo en Madrid ABC«Es una celebración, no una reivindicación, del Sorolla más memorable , con obras en las que priman la calidad y la excelencia», advierte Varela. «No es una exposición de tesis –añade Luca de Tena–, sino que queremos mostrar lo bien que pinta . Toda su trayectoria, todos sus temas». ‘Después del baño. La bata rosa’ (1916). Museo Sorolla, Madrid EfeConcebida como «un homenaje a su pintura, a su calidad, a su belleza y a su intacta capacidad de seducción», es la segunda muestra que acogen las salas de exposiciones temporales de la Galería, tras la inaugural con la colección de carruajes de Patrimonio Nacional. ‘Sorolla. Cien años de modernidad’ –organizada por Patrimonio Nacional y Light Art Exhibitions, en colaboración con el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla–, es la más importante celebrada en Madrid tras la antológica que le dedicó el Prado en 2009 , hace ya 14 años. Hay obras destacadas en todas las salas, de todas sus etapas y todos sus grandes temas, préstamos de museos españoles e internacionales y señeras colecciones privadas (Esther Koplowitz, Carmen Thyssen, Alberto Cortina, Lladó-Arburúa o la familia Sorolla). ‘Madre’, Museo Sorolla, Madrid EpEl propio Sorolla, como buen anfitrión de su fiesta, nos da la bienvenida: en pintura y en escultura (un autorretrato de 1909 dedicado a su esposa, Clotilde, y un mármol de Benlliure ). ‘Rumbo al éxito’, primero de los cinco ámbitos en que se ha dividido la exposición, incluye obras emblemáticas y monumentales como ‘¡Aún dicen que el pescado es caro!’, del Prado, y ‘La vuelta de la pesca’, préstamo del Orsay de París (lo adquirió el Estado francés para el Museo de Luxemburgo de la capital gala). «Sorolla siempre quiso ser un pintor internacional, tenía una ambición artística y se abrió camino», advierte Luca de Tena. ‘Boulevard de París’ (1890), de Sorolla Colección particularEn la sala cuelga como primicia un descubrimiento, ‘Boulevard de París’ (1890), lienzo nunca visto en público desde que lo expusiera ese año. De colección particular, se creía desaparecido . Apareció casualmente en una galería (querían hacer una valoración) y Blanca Pons-Sorolla –ayer no pudo acudir a la presentación, porque estaba indispuesta– logró convencerlos para incluirlo en la muestra. Se ha restaurado. Es su única pintura conocida con este tema (sí hay dibujos): la vida en las calles de París, que tanto han tratado los impresionistas. Sorolla pinta una escena en una concurrida terraza de un café y se autorretrata a la izquierda. Por la luz sabemos que está atardeciendo. Además de esta obra inédita, hay en la exposición tres pinturas nunca expuestas antes en Madrid: ‘Sierra Nevada desde el cementerio, Granada’ (1909), ‘Antes del baño. Valencia (1909) y ‘Lucrecia Arana’ (1920). ‘Paseo a la orilla del mar’ (1909). Museo Sorolla, Madrid EfeEl mar , tema central en la producción de Sorolla –no en vano es conocido como ‘el pintor del mar’–, ocupa el espacio más amplio, con 26 obras. Son sus pinturas más icónicas , las que le dieron mayor popularidad y en las que dio rienda suelta a su genio: ‘El bote blanco, Jávea’, ‘Chicos en la playa’, ‘El baño del caballo’, ‘Sol de la tarde’, ‘Paseo a orilla del mar’… y ‘Después del baño, La bata rosa’, que Sorolla consideraba « de lo mejor que he hecho en mi vida ». En el centro, ‘El baño del caballo’ (1909). Museo Sorolla, Madrid EfeDel mar… a una espléndida galería de retratos . Por un lado, figuras de la sociedad. En una pared, Ramón y Cajal, Juan Ramón Jiménez, Echegaray y el fotógrafo Antonio García, su suegro. Enfrente, retratos femeninos de mujeres, como la cantante mexicana Esperanza Iris , que se exhibe por vez primera en España. En una sala contigua, retratos familiares; de sus tres hijos juntos y separados (María, Elena y Joaquín), pero sobre todo de Clotilde, su esposa y musa eterna . Luce en espléndidas pinturas: con traje de noche, en un bellísimo desnudo de espaldas, herencia de ‘La Venus del espejo’ velazqueña o en ‘Madre’, una sinfonía de blancos. ‘Chicos en la playa’ (1909). Museo del Prado EfeEl recorrido continúa con ejemplos del mayor proyecto de su carrera, el que le hizo en 1910 Archer M. Huntington para la Hispanic Society of America de Nueva York: 14 paneles de ‘Visión de España’. Sorolla viajó de 1912 a 1919 por la Península pintando tipos con sus indumentarias regionales: cuatro cuelgan en la sala, junto con ‘Baile en el café Novedades de Sevilla’, de la Colección Banco Santander. Concluye la exposición con sus paisajes y jardines : públicos (la Alhambra de Granada, el Alcázar de Sevilla…) e íntimos, como el jardín y el patio de su casa, hoy museo, en el que posa una Clotilde que ya peina canas. Para Sorolla, la pintura «es un estado del alma» . La suya nos la alegra.