¿Hasta qué parte del mundo llevaron los españoles el nombre de tu pueblo? Una historia de conquista cultural

Juan de Oñate no era un cualquiera. Este explorador, marido también de la nieta de Hernán Cortés , recibió del virrey de Nueva España el permiso para hacerse con las tierras de Nuevo México a finales del siglo XVI. Cuentan las crónicas que, en 1598, este cincuentón novohispano reclutó 129 soldados y unos cuatrocientos nativos para cumplir su tarea con «paz, amistad y cristiandad». Y no le fue mal. Durante los siguientes meses fundó San Juan de los Caballeros –les sonará el nombre por una iglesia segoviana del siglo XI– y Santa Fe –dulce recuerdo de la urbe nacida en Granada a finales del siglo XV–. Evocó así a su padre, quien alumbró, entre otras tantas, la mexicana Guadalajara. Casi nada.No crea en las casualidades, querido lector. Desde México hasta el sur de Estados Unidos , pasando también por Filipinas y otros tantos territorios hispanoamericanos, los exploradores peninsulares y novohispanos dejaron una huella indeleble en forma de nombres de ciudades y pueblos españoles durante la colonización. Porque, como bien explica a ABC Manuel Lucena Giraldo –Doctor en Historia de América, Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y autor de varias obras como ‘Naciones de rebeldes: las revoluciones de independencia’–, la Monarquía hispánica exportó desde hospitales a escuelas, pero también una red urbana. «El oro de las Indias son las ciudades latinoamericanas actuales», insiste.El siguiente mapa interactivo muestra los topónimos españoles en todo el mundo. Introduce el nombre de una localidad española en el buscador y comprueba su extensión en todo el mundo. El mapa incluye municipios y otras localidades de menor tamaño como pueblos, aldeas, villas, pedanías, diseminados y otros grupos de población, según quedan recogidos en la base de datos geográficos mundiales de la Agencia de Inteligencia Geoespacial de Estados Unidos (NGA) .Evocar la ReconquistaPero estos nombres son solo la punta del iceberg del planteamiento urbano que la Monarquía hispánica llevó a las Américas, la región donde más topónimos españoles existen con diferencia. Lucena pone luz sobre la razón: tras la toma de Granada en 1492 y la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, «los conquistadores empezaron a reproducir al otro lado del Atlántico la tradición urbanística de la Reconquista peninsular». Y lo hicieron en todos los sentidos. «Para empezar, exportaron la forma de organizar el nuevo territorio colonizado. Los nuevos asentamientos nacieron alrededor de la figura de la ciudad», sentencia el experto.’La primera playa’. Augusto Ferrer-Dalmau revive la llegada de Colon a Guanahani el 12 de octubre de 1492 ABCLa idea última era abandonar el presentismo de los asentamientos efímeros y proyectarse hacia el mañana. «Los nuevos enclaves se construyeron sobre la base de un concepto de espacio. Y este, a su vez, abarcaba tres elementos», afirma Lucena. El primero era una entidad política, una ‘polis’. el segundo, una comunidad institucionalizada o ‘civitas’. «En tercer lugar, se buscaba crear una vida urbana y una serie de fábricas de materiales, una ‘urbs’», finaliza. Los conquistadores españoles no anhelaban expoliar y marcharse; para nada. «El comienzo de la vida urbana es la proyección de ese sueño de ser un buen vecino. El primer paso para ser libre, tener un fuero reconocido y arriesgar la vida en la frontera», finaliza.Una vez forjadas a base de esfuerzo y dinero, las nuevas ciudades necesitaban ser bautizadas, y qué mejor para aquellos primeros conquistadores castellanos y aragoneses que prolongar el territorio español al otro lado del Atlántico con términos ya conocidos. «Muchos eran gentes de ciudades, de clases medias emergentes, que usaron los nombres y las genealogías de las urbes de las que procedían», añade el experto. También era usual que añadieran un adjetivo que se repitió hasta la saciedad en los escritos: ‘nuevo’. Ejemplos los hay por decenas. Nuevo México , Nueva España , Nueva Barcelona … «Era muy habitual porque, para ellos, implicaba un perfeccionamiento con respecto a lo antiguo», desvela Lucena.Localdiades con el nombre de Barcelona en todo el mundo luis canoPor descontado, en una sociedad vertebrada por el catolicismo, los descubridores y conquistadores se valieron también de nombres de santos y vírgenes para nombrar las nuevas urbes. No faltaron, tampoco, los topónimos que buscaban conmemorar a personajes ilustres de aquella España que habían dejado a miles de kilómetros. Y va un ejemplo. A finales de 1493, al arribar a La Española durante su segundo viaje a las Américas, Colón decidió fundar una ciudad para alojar a las 1.200 personas que le acompañaban. «Recibió el nombre de Isabela para honrar a la reina católica y se localizó al norte de la isla», explica Lucena a ABC. Su comienzo se celebró, previo misa, el 6 de enero de 1494.Andaluces y extremeñosPero, ¿de dónde provenían en concreto los topónimos? Según Lucena, las ciudades americanas cuyos nombres recuerdan a sus hermanas en el sur de la península fueron fundadas durante la fase inicial de la conquista, entre los siglos XV y XVI. Y es que, tal y como recogió el hispanista Hugh Thomas en una conferencia celebrada en 2010, a lo largo de esos años cruzaron el Atlántico, sobre todo, andaluces y extremeños. El número de los primeros fue el más llamativo, pues ascendió a 2.072 entre 1492 y 1519; la mitad de ellos, sevillanos. A la postre, la tendencia cambió. «En el siglo XVIII la España periférica tuvo más protagonismo en la consolidación imperial. Se dieron muchos topónimos de urbes vascas, catalanas, de baleares…», completa el experto español.Con todo, Lucena sostiene que la Monarquía hispánica no solo creó ciudades de cero, sino que también se adaptó a algunos enclaves ya existentes en el Nuevo Mundo. «Desde el punto de vista de la planta física algunas urbes indígenas se hicieron españolas, y también sucedió a la inversa. Por descontado, hubo muchas villas y pueblos que se integraron con total facilidad». Una buena parte de ellas modificaron sus nombres; otras tantas, por el contrario, mantuvieron el término original. Y es que esa fue otra de las características del Imperio: el mestizaje y el cóctel de culturas. «Un ejemplo fue la capital del imperio méxica, Tenochtitlan . Hernán Cortés la reconstruyó y la refundió sobre una población milenaria que ya estaba situada en la zona», sentencia.Forma y levantado de la Ciudad de México en el siglo XVI, por Juan Gómez de Trasmonte ABCNada que ver con la triste práctica de unos británicos que han esquivado la leyenda negra. «La expansión territorial española estaba marcada por la incertidumbre, por lo insospechado y por un poder real que podía poco más allá de ordenar y arbitrar. A pesar de ello, la Monarquía hispánica intentó levantar en América una ciudad perfecta y vitruviana. Los británicos del XIX, por el contrario, distinguían entre colonias de poblamiento, muy escasas, y colonias de explotación, que eran la mayoría», insiste. En las segundas no buscaban edificar un entorno de vida para que la sociedad se trasladara hasta ellas, sino obtener el mayor número de recursos posibles.La conclusión es que España pretendía colonizar en el sentido grecorromano del término. «El imperio español se proyecta en lo urbano, se reconoce en ello y edifica una utopía, un lugar de perfección humana», añade Lucena. Gracias a esa idea, en la actualidad la mayor parte de las capitales hispanoamericanas tienen su origen último en ciudades que formaron parte del Imperio o fueron fundadas desde cero por los exploradores. Y qué mejor nombre para estos lugares comunes de progreso que aquellos que evocaban a la bien amada península.Topónimos españolesHay topónimos españoles que han dado lugar a poblaciones mucho mayores que sus localidades originales. Guadalajara en México tiene un millón y medio de habitantes, mientras que la original en España no llega a los cien mil. Córdoba (Argentina), León (México) y Medellín (Colombia) son también ciudades con más de un millón de habitantes, mucha más población que sus homónimas españolas. El tamaño de la Valencia venezolana es equiparable al de la española, la tercera ciudad del país.La lista de localidades en el mundo con mayor población que sus originales españolas es larga: Cartagena (Colombia), Mérida (México y Venezuela), Trujillo (Perú, Honduras y Venezuela), Medellín (Colombia), Durango (México), Salamanca (México), Laredo (Estados Unidos), Toledo (Estados Unidos, Filipinas y Brasil), Lucena (Filipinas). Hernán Cortés era natural de Medellín y Franciso Pizarro de Trujillo. Extremadura, tierra de conquistadores, sembró de topónimos el Nuevo Mundo: Mérida, Medellín, Trujillo, Guadalupe… Guadalupe , en honor a la Virgen de Guadalupe, da también nombre a una isla en el Mar Caribe. Granada no solo dio nombre a ciudades sino también a una isla entera que, a su vez, dio lugar a un país, Granada, también en el Caribe.EvangelizaciónLa religión católica ha dado lugar a numerosos topónimos en el Nuevo Mundo dentro del afán evangelizador de los colonizadores. La conexión con los topónimos de la metrópoli, que los tienen, están sin embargo más relacionados con la devoción que con el lugar de origen. Entre las grandes ciudades destacan Santiago (Chile), San Francisco (EE.UU.), Santa Cruz (Bolivia), Santo Domingo (República Dominicana), San Juan (Puerto Rico), San José (Costa Rica) o San Salvador (El Salvador).Localidades con el nombre de Guadalupe en América LUIS CANOEsos topónimos religiosos son, de hecho, los más abundantes. En todo el mundo hay más de un millar de San Antonio y de San José , y más de medio millar de San Isidro, Santa Rosa, San Francisco, San Juan, San Miguel, Santa Cruz, Santa María y San Rafael. Entre los nombres de las capitales de provincia españolas, sin contar con los dedicados a santos como San Sebastián o Santiago, los topónimos más frecuentes en todo el mundo son Zaragoza, Córdoba, Toledo, Granada, Barcelona, León, Sevilla, Santander, Zamora, Salamanca, Madrid y Guadalajara. México es el país con mayor número de topónimos repetidos con localidades españolasEl idioma español está en el origen de topónimos de medio mundo, sin necesidad de que su origen tenga reflejo en un topónimo ibérico. Los Ángeles (EE.UU.), Casablanca (Marruecos), Monterrey (México) o La Paz (Bolivia) son algunos de ejemplos de lugares más poblados. México es el país con mayor número de topónimos repetidos con localidades españolas, seguido de Colombia, Filipinas, Venezuela, Honduras, Estados Unidos, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Panamá y Nicaragua.MetodologíaAdemás de los ocho mil municipios españoles, están incluidos también los topónimos de otros núcleos de población de menor tamaño, como parroquias, aldeas o pedanías. En total, la lista permite buscar más de 23.000 topónimos españoles para encontrar sus correspondientes homónimos en todo el mundo. Los topónimos en el mundo, de igual manera, no incluyen solo municipios, sino también poblaciones de menor tamaño; de ahí que, en algunos casos, debido a la escasa significancia de algunos núcleos menores, no aparezca el texto impreso en la base del mapa, aunque sí aparece el localizador emplazado en las coordenadas fijadas según la base de datos de la Agencia de Inteligencia Geoespacial de EE.UU. (NGA), con cerca de ocho millones de topónimos de todo el mundo.Durante el proceso de filtrado se ha tenido cuidado reflejar las diferentes grafías, ya que en ocasiones el topónimo de ultramar está escrito con una ortografía distinta, como ocurre por ejemplo con Cordova o Cordoba en lugar de Córdoba. Se ha optado por su grafía en español en lugar de los nombres oficiales en otras lenguas, como Orense o Lérida, por ser la opción presente en otros países. Las localidades con nombres compuestos cuentan con menos posibilidades de tener reflejo en el resto del mundo. Así, Santiago de Compostela solo hay uno, mientras que ciudades o localidades con el nombre de Santiago hay decenas, algunas tan importantes como la capital de Chile. Igual ocurre con Santa Cruz de Tenerife , única en el mundo, frente a las decenas de Santa Cruz, o Las Palmas de Gran Canaria en lugar de Las Palmas . La mayoría de localidades no tienen reflejo fuera de España. De hecho, de los 23.000 topónimos españoles analizados, tan sólo 5.000 tienen al menos una localidad con el mismo nombre en otro país, mientras que los 18.000 restantes solo están en España. Es posible, sin embargo, que algunas localidades no estén contenidas en el mapa, puesto que se ha realizado una labor de filtrado.ExcepcionesEl mapa muestra todas las coincidencias con topónimos españoles, independientemente de que su origen esté relacionado directamente con un origen hispánico, bien por historia o por idioma. No todo lo que suena a español viene de España. Las coincidencias lingüísticas llevan a compartir el topónimo con numerosas localidades de otros países con idiomas latinos. Así, son numerosos los nombres compartidos con Portugal , especialmente por la cercanía del portugués y el gallego. Portugal ha llevado esos nombres al resto del mundo sin participación española. Como Lagos, la capital de Nigeria, con nombre de origen portugués; al igual que todas las ciudades de Brasil que comparten topónimo con localidades españolas, como Salvador , que da nombre a la capital de Bahía.La cercanía lingüística también da origen a coincidencias toponímicas con Italia, muchas de ellas referidas a santos. Aunque no hay que olvidar que también la Corona española reinó allí, y dejó como recuerdo topónimos como la ciudad de Iglesias, así en español, en el sur de Cerdeña.La fonética lleva a compartir coincidencias también con idiomas muy distintos, que nada tienen que ver con un origen histórico español, como ocurre con Anda en China o Rusia, Wamba en Congo o las numerosas Abay en Kazajistán. Algunas coincidencias fonéticas pueden causar confusión por el paso histórico de los españoles, como Breda, en Países Bajos, topónimos de origen neerlandés muy anterior al período hispánico, pero cuyo nombre coincide con el de una localidad gerundense. Si encuentras alguna falta, escribe a la dirección de correo datos@abc.es.

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