Vox parte de cero en Madrid en su legislatura más irrelevante
La destitución de Rocío Monasterio como presidenta de Vox en Madrid y su posterior renuncia al acta de diputada , entre críticas a su partido por falta de «democracia interna», sorprendió a los miembros de su grupo parlamentario con el pie cambiado. Algunos de ellos se enteraron de su dimisión como portavoz al mismo tiempo que se lo comunicaba a la prensa en el Parlamento regional. El grupo de Vox sufrió una convulsión interna, que la dirección del partido trató de corregir rápidamente con el anuncio de una nueva portavoz, apenas dos horas después de que Monasterio acudiera al registro a oficializar su renuncia. Su sustituta será Isabel Pérez Moñino, de plena confianza de Santiago Abascal, que no formaba parte del núcleo más estrecho de trabajo de su antecesora. Y totalmente desconocida para el gran público. Vox parte así de cero tras perder otro peso pesado.El nuevo presidente de Vox en Madrid, José Antonio Fúster, tiene por delante ahora la tarea de mantener unido al grupo parlamentario y al partido en la región, en su legislatura más irrelevante por las mayorías absolutas del PP en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Vox perdió ese papel protagonista que le permitía condicionar las políticas del PP, su auténtico deseo desde su fundación, y ahora, con solo 11 de 135 diputados en el Parlamento regional, no había conseguido encontrar su lugar, frente a un PP de Ayuso que le ha comido buena parte de su terreno y de sus votos. Noticia Relacionada estandar No Rocío Monasterio entrega su acta de diputada criticando la falta de democracia interna Mariano CallejaFúster fue claro ayer cuando la prensa le preguntó qué había buscado la dirección nacional de Vox al decidir la destitución de Monasterio: «Un nuevo impulso en Madrid». El presidente de Vox en esta región explicó que él no estuvo presente en la reunión de la dirección nacional en la que se decidió la destitución fulminante de Rocío Monasterio, por lo que no quiso dar más detalles de los motivos que había detrás. Pero que existía falta de entendimiento entre Abascal y su secretario general, Ignacio Garriga, por un parte, y Rocío Monasterio, por otra, era un hecho probado. Los precedentes habían ido marcando el camino y el desencuentro se cristalizó en la última asamblea general del partido, en enero, cuando Abascal dejó fuera a Monasterio de su ejecutiva. El abandono de su mano derecha en la Asamblea, José Luis Ruiz Bartolomé, no facilitó las cosas. Ayer, en su despedida, Monasterio estuvo acompañada solo por una parte de los miembros de su grupo parlamentario: José Ignacio Arias Moreno, Jorge Arturo Cutillas, Javier Pérez Gallardo e Íñigo Henríquez de Luna estuvieron junto a ella en el momento en el que entró en el registro de la Cámara para presentar su renuncia al acta de diputada. Rostros emocionados y sorprendidos, al mismo tiempo. El portavoz adjunto y persona de su confianza, Henríquez de Luna, no podía creerse el día anterior que fueran a destituir a Monasterio. El perfil de Pérez MoñinoEn los pasillos se decía que el relevo natural en ese momento sería el de Henríquez de Luna por Monasterio en la Asamblea. El papel de portavoz no es menor. Entre otras muchas responsabilidades, tiene que enfrentarse a Ayuso en las sesiones de control cada jueves, y hasta ahora lo normal es que la presidenta de la Comunidad saliera triunfante. Pero en la nueva etapa de Vox Madrid Henríquez de Luna, tan cercano a Monasterio, no era el favorito para ese puesto. Tampoco podía serlo Fúster, que ya es portavoz nacional de Vox y portavoz adjunto en la Asamblea, además de portavoz en la ‘Comisión Begoña’ que acaba de constituirse en el Parlamento madrileño. El secreto, comentó de manera informar Fúster, está en «no dormir». La dirección nacional buscó a alguien de su confianza, en este caso mujer, con un perfil duro, muy próxima a la línea de Abascal y Garriga y totalmente ortodoxa con los postulados de siempre de su partido. La elegida fue así la portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Fuenlabrada, Isabel Pérez Moñino. Así se presenta en las redes sociales: «Siempre he creído que ante las adversidades hay esperanza. Por eso soy de Vox».Pérez Moñino, de 36 años, es madre de tres hijos, y ha trabajado durante muchos años como abogada por cuenta ajena, en la Asesoría Jurídica de Race, y por cuenta propia. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid y ha desarrollado toda su vida profesional en puestos de responsabilidad dentro del ámbito jurídico, según destacó Vox en un comunicado.Su currículum político la sitúa como miembro de ‘pura cepa« de Vox. »Ha participado activamente en Vox desde su afiliación en 2018, siendo coordinadora de la Zona Electoral de Madrid Sur y como concejal en Fuenlabrada«. Es diputada desde 2023. El PP, adversarioAdemás de fajarse como concejal en uno de los feudos más sólidos y duros del socialismo madrileño, Pérez Moñino tiene otra característica muy del gusto de la dirección nacional de Vox: en su discurso el adversario es la izquierda, pero también el PP, por unas políticas, o por la falta de ellas, que precisamente impulsaron el nacimiento de Vox. El PP de Ayuso ha eclipsado por completo las iniciativas que pudiera tener Vox en la Asamblea y la misión que tendrá ahora el tándem formado por Fúster y Moñino, junto a otros miembros del grupo como Ana Cuartero, será recuperar el terreno perdido frente a los populares, con iniciativas que pongan de manifiesto las contradicciones de aquel partido. Todo con la mirada puesta ya en el próximo ciclo electoral, en el que Vox aspira a volver a ser lo que fue antes: determinante en Madrid.Las claves Menos conocidos Tanto José Antonio Fúster como Isabel Pérez Moñino son dos políticos poco conocidos por la opinión pública madrileña, sin el peso mediático de otros dirigentes como Rocío Monasterio, lo que les dificultará transmitir sus mensajes en el debate madrileño. Menos liberal La salida de Rocío Monasterio de Vox, tanto en su papel de presidenta provincial como en el de portavoz parlamentaria, supone otra pérdida para el ala liberal de Vox y un refuerzo de los más conservadores dentro del partido. Reinicio del proyecto Los cambios clave en el organigrama del partido en Madrid, casi un año y medio después de las elecciones autonómicas, implica reiniciar el proyecto político con una nueva dirección y una estrategia diferente, que aún está por definir. División del partido Una de las principales tareas de José Antonio Fúster será intentar mantener unido el partido y el grupo parlamentario. Ayer, durante toda la jornada, pudo comprobarse en el pleno la división que existe en el grupo.Monasterio se despidió ayer en su última sesión de control con esta pregunta a la presidenta regional: «¿Cómo va a trabajar el gobierno de la Comunidad de Madrid para evitar la dificultad que tienen los jóvenes madrileños para acceder a una vivienda?»Ya en su intervención se comprobó que Monasterio no era la de siempre, una mujer mucho más combativa frente a Ayuso y las políticas del PP. La presidenta regional evitó hacer sangre por su reciente destitución como presidenta de Vox en Madrid, pero sí que le recriminó que describiera esta región como lo hace la «ultraizquierda»: «Míreselo», le aconsejó. madrid_dia_0703Monasterio había situado otros dos asuntos como máximas prioridades de su grupo parlamentario en la Asamblea: las rebajas de impuestos y el recorte de gasto público, por un lado, y sobre todo la inmigración ilegal y la lucha continua contra los menas. En el primer caso, competir con Ayuso en bajada de impuestos puede resultar estéril, y en el segundo, no ha podido lograr ni un solo entendimiento relacionado con la situación de los inmigrantes ilegales en Madrid. El voto a favor de la reforma del PP de las leyes Trans y LGTBI, cuando Vox siempre pidió su derogación, tampoco se entendió en algunos sectores.