Andalucía entra por Tower Brigde
Lo primero que pensé fue coger el pasaporte, el chubasquero de cuando la decimoquinta e irme para Barajas con el retrato de Blas de Lezo bajo el brazo. Pero -‘mondo cane’- las obligaciones mandan más que las pasiones y el presupuesto hizo el resto. Así que me tuve que conformar con verlo desde la distancia: en medio del Támesis, el Galeón Andalucía , una réplica exacta del original del siglo XVII, con sus quinientas toneladas y su bandera de España en lo alto del mástil, pasando por debajo -en realidad, por el medio- de Tower Bridge, en el corazón del Reino Unido, a escasos metros de la Torre de Londres, la gran fortaleza histórica de la Monarquía inglesa vinculada a los Plantagenet, los Tudor y los Estuardo . Vamos, a aquellos con los que hemos estado enfrentados siempre. Lo vi, digo, desde el teléfono de mi amigo Carlos Gonzalo Pitarch, al que supliqué que se acercara para contármelo y que, como el Señor Lobo, de ‘Pulp Fiction’, estaba a dos horas, pero llegó en media.En bici, desde Battersea, con la central eléctrica de sir Giles Gilbert Scott de fondo, pasando por el edificio del MI6 donde uno nunca sabe si se va a encontrar a James Bond , el Millbank con la Tate Britain, el Parlamento y la abadía de Westminster , hasta llegar a una City bajo el influjo de las pequeñas iglesias de sir Christopher Wren y la catedral de San Pablo. Y, por fin, al muelle de Saint Katherine, un puerto de yates esnobs escondido detrás de Tower Bridge, en el que, cuando ‘llegamos’, ya estaba amarrado el Andalucía para poner algo de clase a la postal. Como yate, no está mal. Y si se trataba de competir con los ingleses para ver quién la tiene más larga -la eslora-, minipunto para el Imperio español. Carlos, que se dedica a la ingeniería civil, estaba absorto contándome que aquello era una obra maestra de la técnica . Y cuando yo ya estaba cambiando de vatios a julios con los dedos vi aparecer la bandera española por encima de la sombra del galeón. Y, claro, la ingeniería se puede ir a los Cotswolds. Impresiona ver en directo uno de aquellos galeones que dominaron los mares durante tres siglos. Así que, si París vale una misa, Andalucía bien vale una hora de cola. Porque aquello parecía la Ministry of Sound en plena ‘Happy Hour’, una fila inmensa de gente deseando conocer las entrañas de una nao que llevó a españoles al otro lado del mundo para comerciar, luchar o buscar una nueva vida. Quizá una nueva muerte.Noticia Relacionada Cultura estandar No Los secretos del galeón del siglo XVII hundido en Cádiz van saliendo a flote Beatriz Estévez Los investigadores desvelan que han podido recuperar la mitad del barco Delta I, el cual mediría unos 50 metros de eslora y en cuya bodega han localizado diez piezas de artillería incompletas, 75 balas, trozos de madera de guayacán y juegos«Carlos, ponme a hablar con la gente», le pedí. Conté seis nacionalidades hasta que apareció Enrique, marinero nacido en Triana que me saludó en un inglés… de Triana . Le saludé en un perfecto inglés de Valladolid, nos sonreímos a través de la pantalla y me preguntó que «qué pasa hoy, que esto está a ‘full’». Por supuesto, no pude decirle nada aparte de que eso es Londres y que, si hay sol, no llueve y la vida los bendice con algo llamado Andalucía, lo normal es que la ciudad se ponga a ‘full’.Muchos curiosos, los teléfonos fotografiándolo todo y las cabezas de los presentes pensando en cómo pudo atreverse alguien a atravesar los océanos subido en un pedazo de madera tomado por las termitas, las ratas y el escorbuto. Y, mientras, la tripulación feliz , observando la estampa con orgullo y contando historias de lo maravilloso que puede ser navegar. Hablaban del sonido del agua, del silbar del viento y del ruido de las velas. Desde allí se van a Francia y después a Santander. Y mientras lo decían vi cómo su felicidad traspasaba la pantalla y llegaba a Madrid como parte de una Armada que, con algo de retraso, tomaba, por fin, Inglaterra. Aunque sea a través del teléfono cómplice de un amigo que, como yo, jamás pensó ver la bandera de España ondeando en lo más alto de Londres.